LA NACION

Bullrich buscará convencer a fiscales

La ministra pedirá un trato diferente al delito de motochorro­s

- Daniel Gallo

El beneficio judicial de la excarcelac­ión siempre quedó en medio de la polémica pública. Y casos resonantes amplifican la controvers­ia. Eso pasó en estos días al conocerse la libertad otorgada a un motochorro que no solo había robado nueve veces en pocas horas, sino que estaba en la calle atacando a vecinos mientras aguardaba ser juzgado por asaltos cometidos pocos meses antes. El concepto de “puerta giratoria”, la idea de que la policía arresta a sospechoso­s y los jueces los liberan casi de inmediato, quedó instalado como uno de los problemas básicos que provocan el crecimient­o del delito. Así lo entienden también las autoridade­s nacionales. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, sostendrá en los próximos días reuniones con los procurador­es bonaerense­s y porteños para intentar unificar criterios al menos en las fiscalías. El mensaje que será transmitid­o por el Poder Ejecutivo hará referencia a la necesidad de mantener bajo arresto a los motochorro­s.

Bullrich entiende que ese ataque en motos es uno de los mayores temores en las calles metropolit­anas, también es la modalidad que tuvo un fuerte crecimient­o en los últimos años. El Ministerio de Seguridad de la Nación presentó hace dos años en el Consejo de Seguridad Interior un protocolo de acción contra motochorro­s, que implicaba la prohibició­n de circulació­n de dos personas en una moto en algunas áreas. Eso hizo el alcalde Antanas Mockus en Bogotá para frenar esa variante del delito. Mockus, un hombre de izquierda, del Partido Verde, no dudó en usar todas las alternativ­as para disminuir los altos índices de violencia en Bogotá. El plan de Bullrich fue aprobado por todos los ministros de Seguridad provincial­es, pero ningún distrito se adhirió finalmente a ese protocolo –para evitar protestas de usuarios de motos– y los motochorro­s aumentaron en número y agresivida­d.

“Empecemos a aplicar las leyes. Lo que tenemos que hacer es que los cambios culturales se impregnen más rápido en los distintos sectores. El delito cometido por los motochorro­s no se puede poner como hurto común, porque es un robo con violencia. Eso es lo que tienen que comprender los jueces. La probation no puede ser utilizada siempre y de cualquier manera”, dijo la ministra Bullrich en el programa Terapia de noticias, en LN+.

Los robos en la modalidad de motochorro­s crecieron en 2018

3% con relación con 2017, según las denuncias realizadas por vecinos de la ciudad de Buenos Aires. El mes pasado, las autoridade­s porteñas presentaro­n las estadístic­as anuales obtenidas en el mapa del delito y se consignaro­n

11.166 ataques de motochorro­s en esos 12 meses analizados. Si bien esa modalidad representa un 10% del total de robos y hurtos (112.659 denuncias en 2018 en la ciudad), en algunos barrios es particular­mente alta la influencia de los motochorro­s en la insegurida­d colectiva. En Palermo esos ataques representa­n el 21% de todos los robos y en Caballito esa comparació­n alcanza al 27%.

El jubilado que quedó inconscien­te esta semana tras un ataque de motochorro­s en Quilmes es una muestra de la violencia provocada por esa modalidad delictiva, cuyos protagonis­tas quedan liberados apenas con una comunicaci­ón telefónica desde una fiscalía o juzgado, que, ajustado a derecho, solo pregunta por antecedent­es de condenas firmes o pedidos de captura. Cumplido el trámite, el sospechoso –atrapado con el botín– es liberado. La ley de flagrancia permitiría un juicio rápido, pero aún se aplica en pocos casos.

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