Una eterna historia de amor, con música, tacones y lentejuelas
teatro. Raúl Lavié y Nito Artaza protagonizan el musical La jaula de las locas, en Mar del Plata
MAR DEL PLATA.– Nada parecía anunciar la muerte. En una tarde calurosa de los primeros días de enero, en el jardín de una enorme casona del barrio Los Troncos, comen sanguchitos Raúl Lavié y Nito Artaza mientras Cecilia Milone se abstiene y Laura Basualdo, compañera de Lavié hace casi 40 años, supervisa detalles de anfitriona. Nada parecía anunciar que, pocos días después, Leo Satragno –hijo mayor de Pinky y Lavié– iba a morir a los 54 años de cáncer. No obstante, aquello que sí podía suponerse es la actitud asumida por este padre artista que, en honor a su hijo, no quiso suspender ninguna función de La jaula de las locas, obra que hace con Artaza en Mar del Plata, dirigido por Milone.
“Está bien, muy contenido y muy mimado, el público le demuestra mucho cariño. Empezó a pintar otra vez y empezó a hacer yoga para sanar el alma”, dice Laura, de alguna manera vocera de Raúl que no quiere hablar del dolor. La jaula de las locas continúa en la costa y, después de temporada, en Buenos Aires, si bien todavía no se ha cerrado acuerdo con ninguna sala. A pesar de las malas noticias, el compromiso permite seguir hacia adelante mientras el escenario cura.
“Hace mucho que queríamos hacer esta obra con Cecilia, porque está vigente. Además de hablar de la diversidad, sobre todo es una historia de amor y apunta a un prejuicio que todavía permanece. Es muy divertida, hay un conflicto pero también hay show”, dice Artaza sobre la comedia musical de Harvey Fierstein y Jerry Herman, basada en la obra de Poiret.