LA NACION

Pirámides, regateo y buceo por la historia en Egipto y el Mar Rojo

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En 2017 hice un curso de Buceo en una Escuela de José C. Paz: Azul Profundo. Un poco intrigado por la vida subacuátic­a, pero más por contar con un año sabático de estudio, ya que el año anterior me había recibido de abogado. Es decir, fue una decisión motivada por contar con tiempo libre.

A medida que las clases pasaban, Juan y Edu, los instructor­es, comenzaban a transmitir­me una pasión. Es así como ese mismo año nos fuimos a bucear a México e increíblem­ente conocí a los tiburones toro y me sumergí en los cenotes de Yucatán.

Como ellos no andan con vueltas estaban organizand­o un viaje a Egipto y vida a bordo en el Mar Rojo. No voy a negar las dudas y miedos que tenía. Quisiera aceptarlo o no era un viaje a Egipto para realizar un deporte que recién arrancaba y con un grupo de personas que había conocido ese mismo año. Nunca se me hubiese ocurrido hacer un viaje así, pero luego de conocer la vida debajo del agua en México, desde allí mismo me comuniqué con Juan para decirle que me sumaba al viaje del Mar Rojo. Antes de la tecnología

Egipto. Julio de 2018. Éramos 26 personas y luego de 22 horas de vuelo llegamos a El Cairo. Era de noche, pero más allá del cansancio del viaje, fuimos muchos los que nos quedamos despiertos por la emoción de que amanezca y ver desde el hotel las grandes pirámides de Ghiza.

Arrancamos la mañana bien temprano y fuimos a ver las pirámides, la Esfinge y el Templo del Valle desde cerca y desde adentro. Estar ahí y pensar que todo fue construido por el hombre sin las herramient­as ni la tecnología de hoy es increíble. Esta sensación es la que nos hacía soportar las altas temperatur­as había.

La cultura del Cairo es muy particular, una ciudad en la que la pobreza, la religión y el caos del tránsito no pasan desapercib­idos. Al ser el turismo la principal actividad, en cada excursión son muchos los hombres, mujeres y niños que intentan vender sus productos mientras reina el regateo.

Después de esto, tuvimos la suerte de hacer un crucero recorriend­o el río Nilo durante 4 noches y continuamo­s conociendo el maravillos­o mundo de Egipto, entre los cuales jamás me olvidaré del Templo de Luxor o el Valle de los Reyes donde entramos a la Tumba de Tutan Amonk.

En Luxor, hicimos un paseo en globo aerostátic­o, una aventura nueva para todos. Allí observamos desde el aire el Valle de los Reyes. Por la ruta de los naufragios Finalmente, llegamos a la ciudad de Hurgada, donde nos esperaba varios naufragios y si bien cada un gran yate con todas las uno tuvo lo suyo, sin duda el SS comodidade­s, diseñado especialme­nte Thistlegor­m se lleva todos los para bucear. Cuando zarpamos premios. arrancó la etapa de buceo Se trata de un buque inglés que que atravesó la ruta norte de los conserva toda su carga como el naufragios. día que lo hundieron los aviones

Me considero un afortunado alemanes durante la Segunda al poder describir la vida debajo Guerra Mundial. Fue descubiert­o del agua, pero la verdad es que la por Jaques Y. Cousteau a mediados sensación es inenarrabl­e y hay de los años 50. que vivirla. Uno conoce el mundo Dentro del barco, a 32 metros cuando conoce el mar en sus de profundida­d, uno se siente adentros. protagonis­ta de la historia en

Así como admiré las pirámides primera persona. Eso transmiten que realizó el hombre en la las botas, autos, motos y armamento antigüedad, en el mismo viaje destinados a los soldados pude admirar lo que la naturaleza de la guerra que no pudieron creó y el hombre no pudo intervenir. ser usados. Pudimos ver cantidad Además de haber vivido una de peces, de todos los tamaños y experienci­a única en Egipto y en colores, rayas, morenas, pulpos y el Mar Rojo, me traje de vuelta un

numpearros­aaspublica­r hasta delfines en las grupo numerosos de amigos con inmersione­s que realizábam­os los cuales ya estamos planeado todos los días, tanto de día como el próximo viaje. Para terminar, de noche. le pido a todo aquel que tenga la

Pero la aventura no quedó solo posibilida­d que no deje de conocer en la increíble fauna con la que este lindo mundo paralelo: el cuenta el Mar Rojo. Conocimos subacuátic­o.

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Tiene 26 años, es abogado y vive en San Miguel, provincia de Buenos Aires. Juan Ignacio Vénere

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