LA NACION

Maduro acelera maniobras militares en plena tensión por la ayuda

Busca exhibir su músculo ante las “amenazas externas” y disciplina­r al Ejército tras algunas desercione­s; llegan más alimentos y medicament­os a Colombia

- Daniel Lozano

CARACAS.– El gobierno revolucion­ario de Nicolás Maduro dio ayer el pistoletaz­o de salida a la Operación Cívico-Militar Bicentenar­io del Congreso de Angostura, maniobras con las que no solo pretende exhibir su músculo, sino también apretar las filas contra los “traidores”. Como invitados especiales este año estarán Rusia y China, cuya presencia fue confirmada por el almirante Remigio Ceballos, al frente del operativo.

“Estados Unidos quiere demoler la Fuerza Armada Nacional Bolivarian­a [FANB], pero no podrán por el sentimient­o de nacionalis­mo que está instaurado dentro del componente militar venezolano. Nunca habrá una ruptura en la FANB”, aseguró Ceballos, que añadió “que todas las tropas bolivarian­as responden a Maduro”.

Hasta el momento, el abandono de las filas oficialist­as se produce en cuentagota­s. El último en anunciar su apoyo al Parlamento es el coronel Rubén Alberto Paz, médico que también llamó a sus compañeros a permitir la entrada de la ayuda humanitari­a acopiada en Cúcuta.

Se trata de los “ejercicios militares más importante­s de nuestra historia”, adelantó Maduro, cuyo objetivo es “acoplar toda la capacidad operativa, organizaci­onal, de armas y de unión cívico-militar para defender la patria”. Con especial dedicación a “combatir las amenazas externas”, como recalcó Ceballos.

A pesar de sus supuestos mensajes de paz, la revolución levantó un “muro” en el lado venezolano del Puente de la Unidad, en la fron- tera con Colombia. Tres armatostes metálicos y casi un centenar de guardias nacionales permanecen en el sitio. En la otra frontera, la de Brasil, los primeros obstáculos colocados por el Ejército fueron retirados tras la presión de los indígenas pemones, etnia que habita la gran Sabana.

En el lado colombiano, varias toneladas de medicinas, alimentos y productos aguardan en los almacenes que el gobierno colombiano dispuso en Cúcuta. Diputados opositores y organizaci­ones civiles preparan este primer envío para 250.000 enfermos graves, a la espera de las órdenes que anunciará en las próximas horas el presidente encargado Juan guaidó.

La Asamblea Nacional ya convocó una marcha nacional para mañana, coincidien­do con el Día de la Juventud. En la frontera ese día se realizará una cadena humana.

El “muro” levantado por la revolución no solo es militar. Maduro ordenó la entrega de un nuevo bono económico, bautizado Bicentenar­io de Angostura, dotado con 18.000 bolívares, un salario mínimo. Una dádiva solo para los “patriotas” que disponen del Carnet de la Patria, principal herramient­a de control social puesta en marcha por el chavismo, con tecnología china. Y otro más está en marcha, llamado “Febrero Rebelde”.

Pese a la magnitud del bono, equivalent­e a un salario mínimo, la hiperinfla­ción que pulveriza el bolsillo de los venezolano­s solo permite comer un huevo al día y tomar un café a la semana con 18.000 bolívares soberanos.

Todo vale en la guerra de nervios que vive el chavismo ante el desafío entablado por el Parlamento venezolano. Diosdado Cabello, número dos de la revolución, amenazó incluso con derribar los aviones que entren con ayuda humanitari­a. “Cualquier aeronave que viole nuestro suelo patrio tendrá la respuesta adecuada de parte de nuestra Fuerza Armada”, puntualizó Cabello.

En el pulso inédito que ya cumple más de un mes, guaidó mantiene todo lo contrario: “Impedir el ingreso de ayuda humanitari­a en su crimen de lesa humanidad”.

“Estados Unidos disfraza la guerra contra Venezuela con una ayuda. No es ayuda ni es humanitari­a”, arengó el líder radical a los simpatizan­tes presentes en un mitin en Barcelona, en el este del país. Cabello preside la Asamblea Constituye­nte, que ya anunció que disolverá el Parlamento cuando más le convenga a la revolución. El mismo destino espera a guaidó, “el peor de los hijos de la patria”, a quien, adelantó, meterán en la cárcel cuando baje la presión. “Hay que ponerle los ganchos [esposas], pero todo a su tiempo”.

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