PODER FEMENINO, LATINOS Y RAP, GÉNERO EN ASCENSO
Los premios de la industria dejaron algunas reflexiones sobre la actualidad de la música mainstream, a pesar de que los grandes ganadores aún representan al núcleo estilístico más conservador
Los premios Grammy son un señor de 61 años gordo, blanco y multimillonario, al que le cuesta mucho conectarse con sus nietos. Y anoche, en su edición 2019 volvió a confirmarlo. A su última fiesta, fastuosa por cierto, vino la menor cantidad de invitados de toda su historia (20 millones de televidentes alrededor del mundo) y por ello pensó que este año tenía que cambiar algunas cosas, como sea, para seguir siendo el centro de la escena de una familia -la industria de la música- que en los últimos años tuvo más cambios de los esperados. Lo primero, signo de los tiempos, fue nombrar a una conductora mujer, la primera en su historia, Alicia Keys. Luego, atendiendo al gran suceso de “Despacito” del año pasado, pensó en una apertura dedicada a la música latina: Camila Cabello, Ricky Martin y J Balvin juntos para interpretar “Havana”. Para coronar el shock inicial, un puñado de mujeres influyentes de aquí y de allá: Lady Gaga, Jennifer Lopez, Jada Pinkett Smith y la mismísima exprimera dama Michelle Obama. “Ya sea que nos guste el country, el rap o el rock, la música nos ayuda a compartir nuestra dignidad y tristezas, nuestras esperanzas y alegrías. Nos permite escucharnos unos a otros, invitarnos unos a otros. La música nos muestra que todo importa, cada historia dentro de cada voz, cada nota dentro de cada canción”, djio Michelle y se llevó los aplausos de todos.
El impacto para las redes sociales funcionó, pero definitivamente, y luego de casi cuatro horas de premiación, habrá que decir que estuvo aún lejos, muy lejos, de conseguir aggiornar a una entidad que, año tras año, se ve amenazada por los vientos de cambio.
Anoche, la celebración más importante de la industria de la música norteamericana tuvo una fiesta más y los cambios parecieron más una necesidad que una postura sincera. ¿Importa? El show debe continuar.
En la 61ª entrega de premios Grammy no hubo un solo gran ganador (no hubo una Adele o un Bruno Mars, multipremiados en las últimas dos ediciones), sino que los premios se repartieron salomónicamente y los shows en vivo estuvieron, como siempre, a la altura del espectáculo. De Lady Gaga a Alicia Keys y de Diana Ross a Janelle Monae, las mujeres dominaron el escenario, muy a pesar de que los más nominados de la noche fueran hombres –y raperos– como Kendrick Lamar (ocho), Drake (siete) o Travis Scott (seis). Tan devaluados estuvieron estos premios que el gran triunfador, Childish Gambino, el “ganador” de la premiación (canción y grabación del año, por su genial “This Is America”), ni siquiera estuvo presente en la ceremonia llevada a cabo en Los Ángeles.
Se esperaba que fuera la primera edición de los premios que consagrara a un artista de hip hop –género increíblemente hasta aquí dejado de lado de esta premiación, ya que nunca había podido llevarse el galardón más importante–, pero el álbum del año finalmente se lo llevó Kasey Musgraves, una artista country que en su última producción coqueteó con el pop.
Drake ganó el premio a mejor canción rap, pero la supuesta contienda con Kendrick Lamar quedó para más adelante. “Si ustedes tienen gente que canta sus canciones, palabra por palabra, no necesitan esto, ustedes ya han ganado”, dijo Drake al agradecer su premio.
La noche de los Grammy fue para las mujeres, como dijo la locutora cuando Cardi B se llevó el gramófono a mejor álbum de rap, algo que también confirmaron St. Vincent y Dua Lipa cuando subieron a escena vestidas de cuero y cara a cara mostraron que son de lo más osado del rock y el pop de los últimos años. Acto seguido, Dua Lipa se ganó merecidamente el premio a mejor nueva artista. “Gracias a mis fans, la parte más importante de mis vidas”, agradeció Lipa. Puro poder femenino, más allá de tiempos y formas.
¿Y dónde está el viejo y querido rock? Sin representantes en los shows en vivo y alejado de la transmisión prime time, con sus premios más importantes entregados antes de la ceremonia televisada y con ganadores que dan cuenta del estado de situación: Greta Van Fleet (una versión millennial de Led Zeppelin) se llevó el mejor álbum de rock y Chris Cornell ganó un Grammy póstumo como mejor presentación de rock. Entre los premios entregados antes de la ceremonia, también se destacó la argentina Claudia Brant, que se alzó con el rubro mejor álbum pop latino con su disco Sincera.
Para confirmar el peso de la cultura latina en la industria musical de los Estados Unidos, además del espectacular comienzo, Jennifer Lopez fue la estrella que llevó adelante el homenaje al sello Motown, leyenda de la cultura negra norteamericana, con Smokey Robinson como padrino. “Motown es música para todos”, había dicho Smokey para defender la decisión de contar con J-Lo para el tributo, dejando ofendidos a Jay Z, Beyoncé y demás.
“La necesidad de cambio social ha sido una marca de nuestro país”, dijo Neil Portnow, el hombre al frente de los Grammy desde hace 16 años, que abandonará el cargo a partir de mañana, criticado por dejar de lado a las mujeres en la entrega de 2018.
“Solo queremos fiesta, solo queremos dinero” canta Gambino en “This Is America”, el premiado ausente de los Grammy, y resultó ser la mejor síntesis de una nueva premiación que hacia afuera muestra su interés por cambiar, pero que por dentro, en rigor, no puede ni parece querer hacerlo.