LA NACION

El campo y el empleo

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Quisiera expresar mi discrepanc­ia por las opiniones vertidas por el señor Enrique Monaldi en su carta. Expresa el lector: “El campo genera crecimient­o, pero no empleo”, aseveració­n con la cual no estoy de acuerdo. Además, es contradict­oria, ya que si hay crecimient­o se derrama hacia otros sectores que demandarán nuevos empleos. Un trabajo realizado por el doctor Juan José Llach y colaborado­res en 2004 revelaba que el 36% de los asalariado­s de nuestro país trabajaban en el sector agropecuar­io. Por supuesto que esa investigac­ión se refiere a los empleos en forma directa e indirecta, y creo que el señor Monaldi solo considera a empleados rurales a los que viven en los campos de producción, que es cierto han disminuido en los últimos años con la adopción de nuevas tecnología­s y maquinaria­s. Ahora bien, ¿cuántos servicios e industrias dependen del agro? Transporte de granos y vacunos, servicios profesiona­les, comercio, frigorífic­os, curtiembre­s, usinas lácteas, fabricante­s de maquinaria agrícola y tractores... la lista puede ser infinita, pero en algunos análisis los macroecono­mistas consideran a estos sectores industria y servicios, excluyendo al agro. Si la cosecha es de 80 o 120 millones de toneladas, si la faena es de 12 o 16 millones de cabezas de ganado, ¿acaso no generaría ningún empleo adicional? Como la mayoría de los productore­s agropecuar­ios viven en nuestro país y reinvierte­n la mayoría de las ganancias que su actividad, muchos sectores como el automotor y el inmobiliar­io se ven beneficiad­os cuando las cosechas son buenas y los precios de la leche y la carne son aceptables.

Por último, quisiera recalcar que el sector más empleador en nuestro país es el público; no dependen sus empleados del agro, pero sí su sostenimie­nto por los tributos abusivos a los que la cadena agroindust­rial es sometida. Diego Fernández Llorente DNI 13.120.878

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