LA NACION

Quique Rangel. “El miedo de los mexicanos en los Estados Unidos es real”

Antes de celebrar los 30 años de Café Tacuba en el Colón, su bajista habló de la gira norteameri­cana y de sus proyectos

- Textos Sebastián Ramos | Foto Eugenio Mazzinghi

Desde hace veinticinc­o años los Café Tacuba se fueron acostumbra­ndo (y nos acostumbra­ron) a dar pasos grandes en Buenos Aires. Aquellos primeros e incendiari­os shows en Prix D’ami y Dr. Jeckyll, el íntimo concierto presentaci­ón de su álbum de culto Revés/Yo Soy (“en la Argentina es donde más gustó ese disco”), el cartel compartido con Gustavo Cerati en el estadio Obras, los teatro Gran Rex con Adrián Dárgelos como invitado, la grabación de un álbum con público en el sótano de un coqueto restaurant­e porteño de San Telmo y hasta un puñado de festivales multitudin­arios en los últimos años. Esta noche, los mexicanos sumarán un hito más en su estrecha relación con el país: se presentará­n en el Teatro Colón, acompañado­s por una orquesta sinfónica y en el marco del ciclo Únicos, que la banda abrirá esta noche (en una función doble con su compatriot­a Lila Downs), que se extenderá hasta el domingo y por el cual también pasarán Gustavo Santaolall­a, Pedro Aznar, Juanes y Luciano Pereyra, entre otros.

“En México nos preguntan cómo es que nos permitiero­n tocar en el Colón”, asegura risueño Quique Rangel, bajista todoterren­o de la agrupación y el integrante de Café Tacuba que aceptó el desafío de componer un tema inspirado en la película del momento, Roma, de Alfonso Cuarón, para un proyecto discográfi­co que se editó el viernes pasado y del que también participar­on Patti Smith, Beck y Billie Eilish, entre otros.

–Antes de este concierto, ¿habían tenido algún acercamien­to de su música con una sinfónica?

–La única experienci­a con arreglos sinfónicos que tuvimos fue en 2017, en un festival que se hizo en Los Ángeles. Allí tocamos con la Filarmónic­a de Los Ángeles, conducida por Gustavo Dudamel. Para esa ocasión los arreglos los hicieron entre David Campbell, el músico y padre de Beck, y Mario Santos, nuestro arreglador.

–¿Y qué temas de su repertorio eligieron?

–Fue Dudamel el que sugirió el acercamien­to, porque mucho del trabajo de él tiene que ver con estas adaptacion­es de música tradiciona­l mexicana, sobre todo danzones de un autor que se llama Arturo Márquez. Él tenía más o menos una idea de cuáles de las canciones de Café Tacuba podían encajar. No lo conocíamos y para nosotros fue una muy grata sorpresa cómo se dio ese contacto. Teníamos referencia­s de su trabajo, pero nunca lo habíamos visto.

–¿Qué encontraro­n de nuevo en sus canciones al sumar este tipo de orquestaci­ón?

–Yo estoy acostumbra­do a que nuestra música tenga una dirección y un espacio. Sé que mi instrument­o se conecta a un amplificad­or y a un parlante, y que eso tiene una salida por los parlantes del público. Pero aquí al ser toda una orquesta se vuelve envolvente. Por otra parte, creo que también se vuelve más líquida la música. Las canciones se transforma­n en otras.

–En lo personal, ¿has tenido algún tipo de acercamien­to a la música clásica?

–La verdad es que no, mis padres tenían algunas seleccione­s de música clásica y creo que “El cascanuece­s” era lo que más escuchaba porque a mis hermanas les gustaba hacer que bailaban, pero me declaro un incompeten­te en la materia. Ya mayor me acerqué a la cosa más electroacú­stica, algo más contemporá­neo, pero la música clásica no es algo que pueda entender muy bien. Es curioso, porque convirtién­dome en músico, tampoco me dio permiso ni me dio ninguna llave para comprender­la. De hecho, tal vez sí conociendo más la historia he podido aprehender algunos elementos de la música clásica.

–Hasta no hace mucho tiempo, el rock parecía no tener lugar en este tipo de teatros líricos.

–Sí, cuando se presentó Babasónico­s nosotros justo estábamos aquí en Buenos Aires y supimos que hubo un intercambi­o de opiniones. Es una pena que los creadores y el quehacer y el público estén en medio de un debate así. Lo bueno de todo eso es que se van definiendo estos temas, que a veces son anacrónico­s. Porque si son para mantener las cosas buenas, perfecto, pero si son para limitar el desarrollo de la música y de la creación, habría que cuestionar­lo.

–¿Cómo fue la experienci­a de componer un tema inspirado en la película Roma?

–Estuvimos de gira en Estados Unidos el año pasado y nos contactaro­n para ver si estábamos interesado­s como Café Tacuba de formar parte de un disco inspirado en la película. No la habíamos visto, pero finalmente coordinaro­n para que pudiéramos verla en algún lugar cercano, en algunos screanings privados porque todavía no había salido la película. La fuimos viendo, unos en Chicago, otros en Los Ángeles, y viendo los tiempos que no teníamos, decidimos declinar la participac­ión. Un par de semanas

después, yo todavía me había quedado con una idea que creía que podía funcionar y luego de charlar con la producción me animaron a hacerlo por mi cuenta.

–Empecé a tomar algunos elementos que recordaba de la película, imágenes y sonidos y frases, ya que la premisa de la invitación para todos fue poder hacer uso tanto de las canciones de los años 70 que se utilizan en la película, todas de un momento muy preciso y evocador, como usar el banco de sonido que recopilaro­n para recrear el ambiente de las calles de México. Algunos de ellos todavía se siguen escuchando en la ciudad, como el del afilador con su flauta, que es muy emblemátic­o, o el mar de Veracruz. Yo tomé algunos elementos como el del afilador y la estación de radio que marca la hora y que rellena con publicidad, muy evocadora de nuestra infancia. De hecho, ese es el título de la canción, “La hora exacta”. Además, un poco en el espíritu de Cuarón de hacer mucho más que dirigir la película, intenté hacerlo todo yo y ver qué resultaba. Si bien canto coros para Café Tacuba, yo soy un cantante, pero me pareció que era un reto interesant­e acompañar ese espíritu de Roma de usar personas que no son precisamen­te actores. Yo no soy precisamen­te un cantante, pues bueno, voy a cantar.

–¿Cuál fue tu primera impresión cuando viste la película?

–A mí me gustó. Yo no pertenezco a la generación de Cuarón, soy diez años menor, pero conocí ese México que está planteado allí. Yo nací en una ciudad como Minatitlan Veracruz y a los seis años mi familia se mudó a las afueras del DF, cerca de Ciudad Satélite, y cuando íbamos al centro las calles eran eso, la presencia del gobierno hegemónico del PRI y todo eso también. No viví en una familia ni en una casa como está planteada en Roma, pero sí conocía ese esquema de familias. En mi casa no había ayuda doméstica o era muy eventual, pero sí en la familia de mis primos existe una persona que es tan fundamenta­l para la existencia de esa familia de Roma como el personaje de Cleo. Por otra parte, hubo conexiones tan sencillas como las del personaje Zovek [N. del R.: conocido como “el Houdini mexicano”, por sus actos escapistas, sus proezas físicas y sus capacidade­s mentales], que es un personaje que realmente existió. Incluso mi hermano era más fan de él y cada vez que salía en la televisión había que ir a ver qué maravilla iba a hacer. Es curioso, porque viéndolo en la pantalla parece una de esas cosas que podría haber salido de una película de ficción. Ahí me di cuenta de que es verdad eso que la gente dice sobre la cultura mexicana, que tiene estos elementos surrealist­as y todo. Es un lugar común y un tema trillado, pero reconocerl­o en una película es agradable.

–¿Cómo fue recibida la película en México?

–Más allá de la polémica que tuvo Roma sobre la manera de distribuci­ón, que se pasaba primero en Netflix y todo eso, en México se discutió mucho acerca de si era correcta o no la película. Además, una parte del cuestionam­iento es que si esta serie de premios y reconocimi­entos que tiene no vienen de estar vendiendo una imagen de un México con una estética exótica. Todo eso es probable que así sea, pero hablando de eso que a los europeos y a los gringos les parece exótico, se pueden abrir algunas puertas. Y es también reconocer las diferencia­s que existen entre los mexicanos y los latinoamer­icanos, de clasismo, de racismo, muy velado, pero que existe también entre nosotros. No es solamente el racismo que recibimos de afuera, tenemos también algo que curar por dentro. ¿Qué tanto ayuda al diálogo o a curar eso? Bueno, al menos abre el tema para discutirse.

–El año pasado giraron por los Estados Unidos, ¿sintieron diferente la situación tras las medidas tomadas por el gobierno de Donald Trump?

–Lo que se siente es miedo, al menos entre el público que nos va a ver, que son mexicanos y latinos de diferentes países. Hubo seguidores que nos contaban que por ahí a su papá le hubiera gustado venir, pero hacía tres meses lo habían deportado, y así. Es real. Eso que vemos en las noticias existe. O gente que dice que no puede ir a visitar a su familia a México porque después no puede regresar. Por eso la gente sigue deseando que vayan los grupos y que toquemos, y les llevemos un poco de eso que dejaron atrás.

–A veinticinc­o años de su primer MTV Unplugged, ¿por qué volverán a repetir el formato?

–Nos pareció que era un buen complement­o para las celebracio­nes de los 30 años de carrera. Representa­ba un reto interesant­e porque el Unplugged lo hicimos cuando teníamos apenas dos discos y ahora hay como siete discos más que tuvimos que investigar. Lo vamos a grabar en marzo, en la ciudad de México, y estos días que estaremos por aquí vamos a aprovechar para ultimar algunos detalles con Gustavo Santaolall­a, que una vez más va a estar coordinand­o parte de la producción.

 ??  ??
 ??  ?? Quique Rangel, Rubén Albarrán, Emanuel del Real y Joselo Rangel, Café Tacuba prepara la celebració­n por sus treinta años de carrera
Quique Rangel, Rubén Albarrán, Emanuel del Real y Joselo Rangel, Café Tacuba prepara la celebració­n por sus treinta años de carrera
 ?? Soledad aznárez ??
Soledad aznárez

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina