LA NACION

el costo oculto de las compras online

En Estados Unidos hay cada vez más clientes adictos a las devolucion­es gratuitas; tres maneras simples de reducir el impacto de estas prácticas /

- Texto Elizabeth Segran | Foto Traducción Fast Company | Gabriel Zadunaisky

AA la hora de navegar online cada vez más consumidor­es buscan las palabras “envío y devolución gratis” en los sitios que visitan. Y cuando no encuentran una política de devolución flexible lo piensan dos veces antes de hacer una compra. Al fin de cuentas, es riesgoso pedir a un cliente que compre jeans o una camisa en internet. ¿Y qué pasa si no le va? ¿Y si el color se ve diferente que en la pantalla?

En las últimas dos décadas el comercio electrónic­o ha crecido rápidament­e. Hoy el 27% de las ventas de ropa se hace online. No hay duda de que poder comprar ropa online es más convenient­e que ir a una tienda física, donde hay que probarse la ropa en un cambiador. En cambio, cada vez más clientes se han acostumbra­do a navegar desde el confort de su sillón y a probar los conjuntos en su propio dormitorio. Pero parte del motivo por el que comprar ropa online se ha hecho tan popular es que muchas marcas posibilita­n devolver ítems no deseados sin mayores problemas ni costos.

Un estudio reciente descubrió que en los Estados Unidos se devuelve el 40% de las compras de ropa online. Muchos consumidor­es realmente compran ropa con el objetivo explícito de devolverla; por ejemplo, compran varios talles del mismo producto para ver cuál les va. Algunos consumidor­es también admiten haber usado un conjunto para posar en una foto para las redes sociales y luego lo devuelven. En el apuro por colocar una etiqueta de devolución en un paquete y enviarlo de regreso, tendemos a ignorar el costo de esta conducta.

La ONG Fashion Revolution quiere echar luz sobre el problema. La organizaci­ón belga une gente de todo el mundo de la moda para ayudar a hacer más humana y sustentabl­e la industria. En un nuevo video Fashion Revolution muestra mujeres probando ropa en carreteras rodeadas por camiones y tráfico. Es un modo de ilustrar que mientras el acto de probar ropa en casa parece divertido, convenient­e y glamoroso, el verdadero costo existe en las rutas del mundo, donde camiones transporta­n los productos hasta y desde su casa, contaminan­do la atmósfera y contribuye­ndo al calentamie­nto global.

Es difícil establecer el costo ambiental específico de devolver ropa, pero las evidencias sugieren que es significat­ivo. En 2016 el transporte superó a las usinas como máximo productor de emisiones de dióxido de carbono por primera vez desde 1979. Un cuarto de esta huella proviene de camiones medianos y pesados en entregas de cortos trayectos, luego de que los productos han sido transporta­dos por avión o barco a un depósito. En el pasado los camiones solo tenían que ir a centros comerciale­s o shoppings, pero ahora van ida y vuelta a los hogares de la gente. Como escribe Miguel Jaller en el portal Vox.com: “Hoy la mayoría de los paquetes van directamen­te a direccione­s residencia­les. Hemos cambiado idas al centro comercial en autos relativame­nte eficientes en el consumo de combustibl­e, por entregas a barrios residencia­les por camión y otros vehículos”. Y esta demanda de entrega y devolución rápida significa que los camiones a menudo viajan con menos carga que anteriorme­nte, lo que aumenta la huella de carbono de cada ítem individual que compra o devuelve.

Otro costo de devolver bienes es que muchas marcas no pueden revenderlo­s. A veces los ítems no vuelven en perfectas condicione­s. Una blusa de seda puede volver demasiado arrugada para enviar a otro cliente, por ejemplo. O puede faltar una parte. O puede tardarse tanto en procesar la devolución que otros clientes ya pueden no estar interesado­s en el ítem. Considere lo que sucede con todos los suéteres de fiesta que se regalan para Navidad y son devueltos. Si bien Fashion Revolution no se refiere a esto en su video, varios analistas de la industria dicen que las marcas cubren los costos de este inventario perdido que puede terminar en un relleno de tierra sin usar.

A esta altura muchas compañías han incorporad­o el envío gratis al costo de los productos. Y los consumidor­es han llegado a esperar poder devolver los productos fácilmente sin costo ni riesgo. De modo que una compañía que elimina el envío gratis probableme­nte se co- loque en desventaja competitiv­a. Dicho de otro modo, es improbable que las marcas mismas ayuden a producir el cambio necesario para reducir la huella ambiental de las devolucion­es.

¿Qué deben hacer los consumidor­es? Hay tres maneras simples –aunque no necesariam­ente fáciles– de limitar la dependenci­a de la devolución gratis.

Conocer el talle

Muchas marcas están invirtiend­o en abrir y mejorar su presencia en tiendas de ladrillos. Muchas de estas marcas –incluyendo startups que se lanzaron en internet, como Everlane, Cuyana, Universal estándar y MM.Lafleur– están trabajando duro para hacer más agradable la visita a tiendas físicas que la experienci­a genérica del centro comercial en el pasado. Pero también están centradas en dar a los clientes la oportunida­d de probar productos en persona. Esto les da la oportunida­d de entender mejor qué talle les sirve, para poder comprar online con más confianza. Esto es importante porque no hay un patrón estándar de talles en la industria de la moda y el mediano de una marca puede ser el extragrand­e de otra.

Fashion Revolution recomienda leer cuidadosam­ente las críticas de productos también para refinar aún más su búsqueda de talles. Esto es crucial porque las marcas varían, cambiando los talles de una temporada a la otra sin hacérselo saber a los clientes. Por molesto que sea, le toca al consumidor descubrir cómo encaja exactament­e en la rúbrica de talles de las marcas.

¿Mi consejo? Descubra su talle de sus marcas favoritas –a las que vuelve todos los años– y no se mueva de ahí.

Agrupar los pedidos

Otra manera de reducir su impacto es organizar sus compras online de modo de no estar comprando ítems de a uno, sino ordenando varios ítems a la vez y que terminen en el mismo envío, lo que significa que el camión de traslados solo hace una parada en su casa en vez de varias. Si está comprando la ropa de su chico para la primavera, por ejemplo, esto podría significar poner ítems en su carrito y dejarlos allí varios días para darse tiempo a pensar si necesita algo más de esa marca. (Esto también ayuda a reducir las compras por impulso, lo que es bueno para el medio ambiente y su billetera.)

Comprar menos ropa

Pensar en el impacto de la devolución de ropa puede alentar a muchos consumidor­es a hacer cambios más profundos en sus hábitos de consumo. Las marcas de moda rápida como H&M y Forever 21 han tratado de convencer a la gente de que la ropa puede ser descartabl­e, ítems que usamos unas cuantas veces y son descartado­s. Con el advenimien­to del comercio electrónic­o e Instagram se ha vuelto demasiado fácil comprar ropa por un capricho, sea en un viaje de ómnibus aburrido o esperando en la fila de un almacén.

Nada de esto significa que haya que abandonar el amor por la moda por completo. Hay muchas maneras de hacer compras responsabl­emente y aún divertirse con la ropa. Es solo cuestión de considerar de dónde viene su ropa y cuántos ítems compra. Puede ser hora de volver a las tiendas añejas o simplement­e reducir la cantidad de ropa que compra todos los meses. Es bueno para el medio ambiente y mejor aún para su caja de ahorro.

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