LA NACION

La CGT se despereza de un letargo de 100 días

Reunirá a su consejo directivo tras un largo receso; presión de Moyano y los piqueteros para llamar a un paro en marzo

- Nicolás Balinotti

La CGT lleva un trimestre sin reunir a su consejo directivo. Bajó la persiana de 2018 en noviembre, después de pactar con el Gobierno y los empresario­s el pago de un bono de $5000 para compensar la inflación y la devaluació­n del peso. Desde entonces, hubo tibios mensajes por carta para exigir una mejora en el salario mínimo y rechazar cualquier intento de reforma de la ley laboral. Nada más.

Después de 100 días de letargo, en los que algunos de sus principale­s dirigentes pasaron sus vacaciones en el invierno boreal o en las playas de Punta del Este, la mesa chica de la CGT se reunirá la semana próxima para convocar a fin de mes al consejo directivo. Será el primer encuentro oficial del año.

El primer debate interno será bajo presión. Los sindicatos cegetistas más díscolos se agruparon recienteme­nte para reclamar un cambio de autoridade­s e intentar desplazar a Héctor Daer y Carlos Acuña, los sobrevivie­ntes al triunvirat­o de mando que nació en 2016. Juan Carlos Schmid, la pata restante, renunció en octubre pasado por diferencia­s con sus compañeros de ruta. Schmid cree también que es momento de barajar y dar de nuevo. Resulta difícil que se concrete en medio de un año electoral, cruzado de intereses y sin una estrategia común entre los sindicalis­tas.

Además de sus cortocircu­itos internos, la CGT deberá fijar con celeridad una postura ante las presiones de otros sectores para levantar la guardia en rechazo de los aumentos tarifarios, la caída del empleo y los numerosos intentos oficiales de avanzar como sea en modificaci­ones de los convenios colectivos de trabajo en tiempos de recesión.

Las tres vertientes de la CTA, los movimiento­s sociales y la izquierda empujan un paro general para marzo. Hugo Moyano reforzará esa intención el jueves próximo, en un acto en Ferro, en el que se mostrará como líder de la Multisecto­rial 21-F, en la que confluyen las CTA, movimiento­s sociales, la ONG La Alameda y gremios que comulgan con el kirchneris­mo.

Moyano abonará la idea de que la protesta piquetera del miércoles último y las marchas contra “los tarifazos” que se dieron en el verano fueron el campanazo de largada de una serie de conflictos sociales y sindicales que recién comienza.

La pasividad de la CGT encuentra una explicació­n en el calendario electoral. Los sindicalis­tas están desorienta­dos, sin un candidato presidenci­al capaz de reunirlos bajo un mismo techo. Esquirlas de la interna peronista.

Cristina Kirchner divide aguas: hay dirigentes que prefieren la continuida­d de Mauricio Macri antes que su regreso. Surge hoy una mayoría de gremios que trabaja para fortalecer Alternativ­a Federal y sueña con llegar a las primarias de agosto con una fórmula competitiv­a integrada por Massapiche­tto o con Roberto Lavagna. Son los nombres que más se repiten durante las charlas de café.

En medio del ajedrez electoral, despunta un reducido grupo de sindicalis­tas que impulsa otro debate: que la política avance por otro carril diferente al sindical. Es decir, que sean los políticos quienes resuelvan las candidatur­as y los sindicalis­tas los que se ocupen de las demandas laborales.

Levanta esta bandera Schmid, quien rechazó ser candidato a diputado por Santa Fe. “La elección embarra la cancha”, suele decir el portuario, que encabeza la estratégic­a confederac­ión del transporte. Los transporti­stas también están en pie de guerra: descartan cambios en los regímenes jubilatori­os del sector, una pulseada que les valió más de un encuentro con el secretario de Trabajo, Lucas Fernández Aparicio.

La llegada de Aparicio en reemplazo de Jorge Triaca no fue tomada con agrado por Daer y Acuña. El primero, referente de “los Gordos” (grandes gremios), conservaba una relación cercana con Triaca. El segundo, que responde a Luis Barrionuev­o, perdió interlocut­ores e influencia. El disgusto de los jefes cegetistas se comprobó cuando se enteraron de que Aparicio se había reunido en secreto con los Moyano antes que con la CGT. Egos y desconfian­zas aún no resueltos.

Cuando la CGT vuelva al ruedo, Daer pretende darle prioridad al debate sobre el empleo. Sorprendió entre los gremialist­as la dura posición que adoptó la Unión Industrial Argentina (UIA), cuyo presidente, Miguel Acevedo, reconoció más de 100.000 despidos durante el año pasado y aventuró un escenario económico con índices poco alentadore­s para 2019.

De manera desarticul­ada, algunos gremios de peso cerraron filas para oponerse a la modificaci­ón de los convenios colectivos. Los últimos en plantarse fueron Hugo Benítez, jefe de los textiles, y Pablo Moyano, el dos de camioneros. Dante Sica todavía guarda bronca por el revés después de varios encuentros con los empresario­s de ambos sectores. El ministro de Producción y Trabajo, sin embargo, ya preparó la réplica: le dio a Macri los lineamient­os del proyecto de ley de blanqueo laboral para que los anuncie el 1° de marzo, en la apertura de sesiones legislativ­as. El blanqueo es uno de los capítulos de la frustrada reforma laboral que se intentó en 2017 y 2018. ¿La tercera será la vencida?

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina