Soldado, empresario y espía, los mil rostros de un hombre que de pronto quedó bajo la lupa
Se presentó como un apasionado por la investigación y ostentó poder. Dio versiones fugaces y dispares sobre su accionar y entonces quedó bajo la lupa. En las últimas semanas, Marcelo D’alessio acumuló dos nuevas denuncias: una del empresario agropecuario Pedro Etchebest y la otra del fiscal federal Carlos Stornelli.
Etchebest lo acusó por haberlo extorsionado con el pedido de 300.000 dólares, supuestamente en nombre de Stornelli, para desvincularlo de la causa de los cuadernos, donde en realidad no se encontraba involucrado. En esa maniobra, D’alessio utilizó elementos falsos, como fotografías de una supuesta declaración que no se corresponde con el expediente de la causa de los cuadernos y otros datos falsos.
Etchebest presentó a la Justicia Federal de Dolores los elementos recolectados de sus intercambios con D’alessio y el juez de ese distrito, Alejo Ramos Padilla, ordenó medidas de prueba. Como consecuencia de estos hechos, Stornelli denunció a D’alessio por defraudación, y la causa recayó en el juez Julián Ercolini y la fiscal Alejandra Mángano.
Las derivaciones del caso siguen. Los dichos de D’alessio a los medios generaron confusión sobre el origen de sus maniobras. Aunque sostuvo frente a sus interlocutores que lleva adelante investigaciones periodísticas y judiciales, que trabaja para la DEA y se jactó frente a Etchebest de tener un vínculo cercano con Stornelli, en un escrito, D’alessio aclaró: “Esta investigación no fue encargada por el fiscal (y por ende sería aventurero pensar que podría haber pedido un centavo) ni por la filial de la DEA Argentina”.
En el programa radial de Ernesto Tenembaum, D’alessio dijo que tenía pasión por investigar y que le parecía peyorativo que le dijeran que era un “servicio”. Luego, en Radio Continental dijo que lo habían contratado de parte de la Agencia Federal de inteligencia (AFI). Ante la consulta de la nacion, desde ese organismo negaron conocerlo.
El miércoles pasado se realizó el primer allanamiento en la casa de D’alessio, en el country Saint Thomas de la localidad de Canning. Allí se secuestró una caja con documentación de inteligencia, una credencial de la DEA, elementos de “altísima tecnología” para filmaciones ocultas y una gran cantidad de armas, entre ellas una escopeta de repetición marca Kel Tec KSG calibre 12. Ese material es ahora materia de peritajes.
A D’alessio se lo pudo ver en imágenes con Stornelli y el intendente de Salta, Gustavo Sáenz, en el parador CR, en Pinamar. Según Stornelli, D’alessio fue al encuentro con él en Pinamar para compartirle información sobre la ruta del dinero, que finalmente no le exhibió. El fiscal dijo haber tenido contacto con D’alessio “cuatro o cinco veces” después de que se lo presentó el periodista Daniel Santoro.
D’alessio, que durante el kirchnerismo tuvo su paso por Enarsa, donde dijo que obtuvo información sobre Julio De Vido, también ostentó vínculos con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y con Mario Montoto, presidente de la Cámara de Comercio Argentino-israelí. En declaraciones a los medios, Bullrich dijo que lo conoció, que lo vio una vez, pero que considera que D’alessio “tiene problemas”.
Soldado y empresario prolífico
Varios periodistas y conductores de televisión presentaron a D’alessio como un experto en seguridad y narcotráfico. “Mirá, yo estuve en Afganistán, tengo el maxilar derecho reconstruido, y estos árabes que te muestro en esta foto están todos muertos”, era una anécdota que solía contar mientras mostraba una cicatriz en el rostro y fotografías. Sin embargo, explicó a un la nacion testigo de esos relatos, D’alessio no figuraba en las fotografías.
En registros públicos, D’alessio figura como titular y director de varias sociedades en distintos rubros. Entre ellas se encuentra Natural Trout SRL, una empresa dedicada a la comercialización de productos de pesca. También participó de Led international SRL, dedicada a la compra y venta de artículos de iluminación, y de Chris Designs SRL, dedicada al diseño gráfico. En 2008 integró el directorio de Valumar SRL, constituida con el fin de explotar licencias de taxis.
En varias de estas sociedades participó María Valentina Oettel, su pareja, de nacionalidad alemana, a la que aludió en los audios reproducidos por el sitio El cohete a la luna.
También incursionó en el negocio inmobiliario y fue designado presidente de la sociedad Saint Thomas Este SA, a cargo del country donde vive junto a su mujer.
Otras denuncias
Existe otra causa contra D’alessio, donde aplicó un modus operandi similar al que habría utilizado con Etchebest. En 2016, el despachante de aduanas Gabriel Traficante, imputado en la causa conocida como la mafia de los contenedores, denunció que D’alessio se contactó con él, que se encontraba imputado, y le ofreció sus servicios.
Según fuentes cercanas a ese caso, cuando D’alessio se puso en contacto con Traficante le mostró unas planillas con información que lo comprometería más en el caso, y aludió a sus vínculos con el juez que instruye la causa en el fuero penal económico, Marcelo Aguinsky.
Le exhibió a Traficante supuestas capturas de pantalla de una conversación con el juez, pero se comprobó que eran fraguadas y que, incluso, la fotografía era de otro juez de ese fuero, Gustavo Meirovich. Le dijo a Traficante que lo podía “ayudar” en la causa si este le pagaba una cifra de dinero.
El expediente contra D’alessio está a cargo del juez Luis Rodríguez, quien quedó en el ojo de la tormenta después de que se revelara que Daniel Muñoz, exsecretario de Néstor Kirchner, le habría pagado US$10 millones para que los favoreciera a él y a su mujer, Carolina Pochetti, en la causa por lavado de dinero.