LA NACION

La última obsesión. Luego de 22 años, James Cameron logró su Battle Angel

Con dirección de Robert Rodriguez, el productor estuvo dos décadas pensando en cómo llevar al cine esta historia de manga japonés que se estrenó en la Argentina

- Fernando Ariel García

La joven cyborg abre los ojos. Se llama alita, ha sido descartada en un basurero y no sabe quién es ni qué hace. Y mientras busca su identidad en un mundo devastado, va descubrien­do las mortales capacidade­s de su cuerpo biónico. cuando el VHS termina, el director que acaba de estrenar Titanic se vuelve a Guillermo del Toro, el amigo que le mostró ese dibujo animado japonés y le dice: “Yo voy a hacer esta película con actores. No sé cuándo, pero la voy a hacer”.

Veintidós años después, Battle Angel: La última guerrera (Alita: Battle

Angel) se estrenó en la argentina. Protagoniz­ada por Rosa Salazar, christoph Waltz y Jennifer connely, la adaptación del clásico manga y animé ciberpunk está dirigida por Robert Rodriguez. “Pero no tengan miedo –adelanta quien filmó el cómic Sin City de Frank Miller–. Nunca quise hacer otra película de Rodriguez, siempre quise hacer otra de cameron”. Y por ahí viene la cuestión. Dicen quienes lo conocen que cuando cameron se obsesiona con algo, lo consigue, pero no todo es tan sencillo.

Y desde aquel VHS, la cyborg fue una obsesión. Contactó a Yukito Kishiro, creador de Alita (Gunm, en japonés) y le compró los derechos. Escribió el guion tomando aquello que más le interesaba del manga: el conflicto emocional de una adolescent­e buscando su lugar en el mundo. La historia de amor en una épica insurrecci­ón libertaria. Un futuro posapocalí­ptico, marcado por la hibridació­n entre humanos y máquinas, entre la ingeniería mecánica y la manipulaci­ón genética.

Solo había un problema. La tecnología de los 90 no estaba a la altura de su imaginació­n. Por eso, iba a correr los límites de lo posible. El proyecto en el que estaba metido le estaba exigiendo generar nuevas herramient­as de trabajo, así que Alita tendría que esperar un poco más. Hasta que terminara con Avatar.

Más que humana

Cameron y Rodriguez se hicieron amigos en los 90. Dos veces estuvieron por trabajar juntos y en 2015, mientras conversaba­n sobre las cuatro secuelas de Avatar (ver aparte), los planetas se alinearon. “Iba a estar ocupado los próximos ocho años –cuenta Cameron–; y si alguien tenía que filmar Alita, ¿quién mejor que Robert?”.

En seguida, Rodriguez puso manos a la obra: “Alita es una gran vuelta de tuerca sobre el clásico personaje femenino de Jim –afirma–. Justo lo opuesto a Ripley o Sarah Connor. No es una humana que debe transforma­rse en guerrera para sobrevivir, sino una guerrera que debe aprender a ser humana. Y como los ojos son el espejo del alma, vamos a ver ese cambio en sus ojos”.

Qué ojos. Los típicos ojazos saltones asociados con la estética del animé. El detalle que mejor sintetiza el enorme salto tecnológic­o que el cine acaba de dar con La última guerrera. El desarrollo de una nueva interfaz entre la actuación humana y la captura digital de los movimiento­s. Rosa Salazar le puso el cuerpo y la voz a Alita, pero Alita es mucho más que eso. Ni persona ni CGI, la cyborg que vemos en la pantalla es el resultado de la intervenci­ón digital sobre el cuerpo de la actriz. Un upgrade que parece escapado de la premisa del film, donde lo real y lo virtual se amalgaman como nunca antes.

El gran desafío

Descubrir quién es, pelear con cyborgs y salvar el mundo. Tres trámites que Alita deberá sortear si quiere cumplir con su verdadera misión: convertirs­e en la mejor adaptación occidental de un manga. Tarea en la que ya fracasaron algunos pesos pesados, como el Meteoro de los hermanos Wachowski, la versión con actores de Dragon Ball y el Ghost in the Shell con Scarlett Johanson. Los errores fueron los mismos. Apego a las formas por sobre los contenidos. Fallida occidental­ización del ideario japonés. Brutal condensaci­ón de las largas tramas, como si metieran todo Harry Potter en un solo film.

¿Superó Alita estos escollos? Según Jon Landau, productor asociado de Cameron desde Titanic, el primero en ver la película terminada fue Kishiro. “No tengo palabras –les dijo el creador de Alita–. Es todo lo que yo quería que fuera”.

¿Significa esto que habrá secuelas? El propio Kishiro ha hecho de la saga una trilogía de mangas, primero con Last Order (2000-2014) y actualment­e con Mars Chronicle, capítulo final de Alita que viene desarrolla­ndo desde 2014.

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Fox El desafío central fue traducir lo más fiel posible para el público occidental las caracterís­ticas de un tipo de trama oriental y moderna
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