Rihanna y LVMH se alían y hacen historia
La cantante sería la primera diseñadora de color en el grupo de lujo más grande del mundo
NUEVA York.–¿rihanna es la Coco Chanel del siglo XXI?
LVMH Moët Hennessy Louis Vuitton, la empresa matriz de Dior, Givenchy y Fendi, al parecer lo cree así. Está a punto de cerrar un acuerdo para respaldarla en una marca de moda, convirtiéndola en la primera diseñadora de color en el conglomerado de lujo más grande del mundo.
Aunque aún no se conocen los detalles del acuerdo, es un punto de quiebre en el mundo de la moda y las celebridades. La combinación de Fenty y LVMH será la expresión más evidente hasta ahora de cómo la fama, las redes sociales y los influencers han redefinido el equilibrio de poder entre la cultura y el consumo, cambiando la manera en que las marcas se relacionan con su audiencia.
No es poco significativo que, a pesar del número de diseñadores bien conocidos y respetados que no cuentan con un puesto en el mundo de la moda –entre ellos, Alber Elbaz, Stefano Pilati y Peter Copping–, el grupo dominante del sector de lujo decidiera invertir en una estrella del pop.
Robin Rihanna Fenty, una de las
artistas musicales definitorias del milenio con talentos multidisciplinarios, no tiene capacitación formal en la moda. Con lo que sí cuenta es con una visión clara de su propia imagen, catorce sencillos número uno en la lista Billboard 100 y más de 50 éxitos que han llegado a los primeros 40 lugares de popularidad, 67 millones de seguidores en Instagram y la capacidad de irrumpir en el statu quo.
Ahora que el mundo élite de la moda está en el caos, fragmentado por el ascenso de las tendencias urbanas, la comunicación directa y una conciencia creciente respecto de su falta de diversidad, no es sorprendente saber que LVMH ve en Rihanna una posible clave para seguir adelante.
La compañía se hizo consciente del poder de su base de fanáticos cuando la hizo parte de Kendo, su subsidiaria de belleza, en 2017. El éxito galopante de Fenty Beauty, que tiene como premisa atender a una gama diversa de tonos de piel –y que ya tiene 6,3 millones de seguidores en Instagram– sorprendió al grupo. La línea cambió lo que exigían los consumidores de su maquillaje y fue nombrada como uno de los mejores 25 inventos de 2017, según la revista Time.
Las charlas comenzaron de ma-
nera interna en LVMH con Bernard Arnault, el director ejecutivo, acerca de lo que vendría a continuación. Aunque el grupo había tenido varias conversaciones a lo largo de los años acerca de crear una marca desde cero, no lo había hecho desde Christian Lacroix en 1987 debido al costo que implica. (Lacroix se vendió en 2005.) Preferían comprar nombres ya establecidos. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de los nuevos diseñadores, Rihanna tenía un perfil público que estaba bien establecido y era tan global como el de cualquier marca tradicional.
Otras celebridades han incursionado en el mundo de la moda, usando la alfombra roja como un trampolín hacia la legitimidad. No obstante, lo que las ha distinguido, ya sea Victoria Beckham o Mary-kate y Ashley Olsen en The Row, es que lo han hecho, en parte, renunciando a su pasado en la “baja” cultura mientras declaran con humildad su lealtad al diseño.
Después de todo, los conocedores de la industria dicen que para ser un diseñador “real”, las personas deben dedicarse al arte. Además, esos diseñadores comenzaron –y siguen siendo– pequeños e independientes.
En contraste, Rihanna, que protagonizó
Ocean’s 8 el verano pasado, parece entender cómo sus muchas plataformas y medios de expresión pueden complementarse, y no muestra interés en abandonar ninguno de ellos. LVMH al parecer tampoco se lo ha pedido. Aún hay preguntas relevantes en torno al tipo de marca que crearán, cuál será su sede y cómo se estructurará la relación con LVMH. Tampoco se sabe cuál será el nombre de la marca.
No obstante, lo que es cierto es que la audiencia de la primera pasarela, espectáculo o concierto, o lo que vaya a organizar Rihanna irá más allá del mundo aislado de la moda. Además, ahora tiene el potencial de establecer no solo tendencias de estilo, sino también una que cambie las posibilidades en las que creen los representantes, los agentes, los ejecutivos y los niños que piensan en su futuro.
En mayo pasado, como anfitriona de la Gala del Met, que celebró el espectáculo “Cuerpos celestiales: la moda y la imaginación católica”, llegó con un minivestido divino con “bustier” lleno de bordados de Martin Margiela, un gran abrigo y una mitra; más tarde la coronaron en las redes sociales como la papisa de la moda. Desde la perspectiva actual, esa parece una señal de las cosas que se avecinan.