Juicio a los independentistas catalanes
En Madrid, en la sede del propio Tribunal Supremo de España, ha comenzado el juicio a los 12 líderes catalanes que encabezaron el frustrado intento separatista de octubre de 2017. Luego de fuertes revueltas y profundas turbulencias sociales, el conato derivó en una ilegal y frustrada declaración unilateral de independencia que pretendió, sin éxito, separar a Cataluña de España, violando la integridad territorial de la vieja nación europea y poniendo en vilo al país.
Los nacionalistas, responsables directos de tan triste aventura, enfrentan ahora, como era de esperar, un proceso que no será nada simple y que, por su naturaleza, podría encender nuevamente los ánimos. incluso, derivó en una virtual paralización de la gestión presupuestaria ya en marcha, a raíz del rechazo a la agenda de gobierno por parte de la oposición, integrada por partidos de derecha e independentistas catalanes, por 191 votos contra 151. Como consecuencia, el presidente socialista Pedro Sánchez se ha visto forzado a anunciar la convocatoria a elecciones anticipadas para el próximo 28 de abril.
La Justicia española determinará ahora si los acusados cometieron los delitos de rebelión, sedición, desobediencia y malversación, todos ellos crímenes que, conforme la ley, son castigados con severas penas de prisión. Por lo pronto, la fiscalía rechazó los alegatos de los 12 líderes, al negar que estén procesados por ideología, tal como sostiene la defensa. “La actividad política no es una patente de corso que justifica la ejecución de acciones delictivas”, se les aclaró.
Cabe agregar que algunos de esos presuntos responsables hoy son prófugos de la Justicia, entre ellos, Carles Puigdemont, entonces presidente de la Generalitat catalana, hoy en Bélgica. Es probable que, tarde o temprano, el largo brazo de la Justicia los alcance. Por ahora, sus respectivos procesos están en suspenso.
Oportunamente, la Justicia española emitirá su veredicto, del que probablemente dependerá el futuro de las reiteradas campañas separatistas catalanas. Con firmeza y prudencia a la hora de castigar a los responsables, los jueces deberán estar atentos a las heridas aún abiertas, pero procurar que intentos estériles no vuelvan a repetirse.