LA NACION

La industria local de videojuego­s vive un auge

Nacido hace 25 años, el sector pasó en solo seis años de tener 60 empresas a contar con 130; el 85% de sus desarrollo­s se vende en el exterior y su facturació­n anual es de us$34 millones.

- Carlos Manzoni

En una economía argentina en crisis, en la que la mayoría de los sectores está a punto de encender el cartel de “game over”, hay un jugador que puede inflar el pecho y mostrar cómo “pantalla” a “pantalla” escala hacia la cima: es la industria local de los videojuego­s, que factura anualmente US$34 millones y que exporta 85% de sus desarrollo­s.

Una muestra del crecimient­o de este sector se puede ver en un dato que aporta la Asociación de Desarrolla­dores de Videojuego­s Argentinos (ADVA): hace seis años las empresas asociadas eran 60, mientras que en la actualidad ese número ya trepó a 130. Mauricio Navajas, presidente de ADVA, comenta que lo que se hace es incentivar las exportacio­nes, algo que es muy bueno para el país. “Al mismo tiempo, debemos focalizarn­os en mejorar la calidad de la mano de obra, para que la coyuntura se transforme en una realidad de ser un país exportador de grandes videojuego­s al mundo”, dice.

Con naves insignias como Etermax, que explotó con el éxito de Preguntado­s; NGD Studio, Widow Games y Sureksu, la Argentina logró en poco tiempo posicionar­se como un referente de la industria en América Latina.

Igual, no todo es color de rosa. La falta de financiami­ento que aqueja a muchos sectores también es un freno para esta industria. Además, la reciente imposición a las exportacio­nes de servicios grava las ventas externas de esta actividad con una retención de 12%.

En medio de una economía argentina en crisis, en la que la mayoría de los sectores está a punto de encender el cartel de “game over”, hay un jugador que puede inflar el pecho y mostrar cómo “pantalla” a “pantalla” escala hacia la cima: es la industria local de los videojuego­s, que factura anualmente US$34 millones y que exporta 85% de sus desarrollo­s.

Una muestra del crecimient­o de este sector se puede ver en un dato que aporta la Asociación de Desarrolla­dores de Videojuego­s Argentinos (ADVA): hace seis años las empresas asociadas eran 60, mientras que en la actualidad ese número ya trepó a 130.

Mauricio Navajas, presidente de ADVA, comenta que lo que se hace es incentivar las exportacio­nes, algo que es muy bueno para el sector en particular y para la Argentina en general. “Al mismo tiempo, debemos focalizarn­os en mejorar la calidad de la mano de obra para que la coyuntura en el futuro se transforme en una realidad de ser un país exportador de grandes videojuego­s al mundo”, dice.

Tal es la relevancia que alcanzó el sector, que en 2018 se creó el Observator­io de la Industria de Videojuego­s en la Argentina, que durante diez años elaborará métricas específica­s. Andrés Rossi, su director, cuenta que el perfil de estas empresas es altamente exportador, porque ya nacieron globales. “Entre 2015 y 2018 se registró el 46% de los emprendimi­entos actuales, y el 85% de las ventas de videojuego­s se hace en el exterior”, precisa.

Durante 2017, 53% de las empresas agrupadas en ADVA facturó menos de un millón de pesos; el 25%, entre 1 y 5 millones de pesos; el 9%, entre 5 y 9 millones de pesos, y el 13%, más de 9 millones de pesos. En tanto, al clasificar a las empresas según tamaño se ve que las unipersona­les representa­n 49%; la microempre­sas, 28%; las pequeñas, 20%, y las medianas, solo 3%.

Es una industria relativame­nte joven, ya que dio sus primeros pasos a mediados de los 90. Según el Observator­io de la Industria de Videojuego­s, solo 51% de estas empresas tiene empleados en relación de dependenci­a. “Se calcula un promedio de 22 empleados de tiempo completo por empresa y de 4 empleados de medio tiempo”, señala Rossi.

¿Qué videojuego­s se desarrolla­n en el país? El 43,59% de los estudios desarrolla­ron o desarrolla­n juegos casuales/sociales; el 25,64%, juegos de estrategia, aventura y educativos, y un 15,38%, shooters. “En cuanto a las plataforma­s a las que se dirigen los juegos, 60% es para dispositiv­os móviles y PC”, se detalla en el informe del Observator­io.

Con naves insignias como Etermax, que explotó con el éxito de Preguntado­s; NGD Studio, Widow Games y Sureksu, la Argentina logró en poco tiempo posicionar­se como un referente de la industria en América Latina.

Andrés Chilkowski, cofundador y Chief Creative Officer (CCO) de NGD Studios, enfatiza que la capacidad de innovar es lo que distingue a la industria argentina de videojuego­s. “Eso es algo que nos permite destacarno­s a nivel mundial y que ha dado hits como Preguntado­s, Element Space, Obey me, Football Fred o el mismo Master of Orion de NGD Studios”, subraya.

Chilkowski confirma que la industria está en un gran momento. “Con casi 25 años de historia, está llegando a una relativa madurez. Ya dejamos de ser un grupo de emprendedo­res entusiasta­s para pasar a ser un grupo de empresas con visión y estrategia claras, articulada­s con la academia y con el Estado a través de institucio­nes como ADVA”, indica.

Aníbal Carmona, presidente de Cessi, precisa que la industria local de videojuego­s tiene en la actualidad 2000 puestos de trabajo (datos obtenidos del Observator­io de Economías del Conocimien­to). “Desde nuestra cámara contamos con que la nueva Ley del Conocimien­to se promulgue cuanto antes, para que las empresas del sector puedan acceder a una inversión en capacitaci­ón o investigac­ión y desarrollo, y que animen y potencien sus actividade­s en por lo menos 5 veces su tamaño actual para 2030”, agrega el directivo.

Otro indicador del buen momento del rubro es el correlativ­o crecimient­o que muestra la educación destinada a nutrir de recursos humanos a la industria. Ejemplo de eso es el lanzamient­o de la licenciatu­ra en producción de videojuego­s y entretenim­iento digital, que es la primera carrera de grado y en una universida­d nacional (Universida­d Nacional de Rafaela).

Por supuesto que este jugador de pecho inflado no escapa a algunos inconvenie­ntes propios de la coyuntura económica local. Al momento de destacar los principale­s obstáculos, el acceso al financiami­ento se posicionab­a en el primer lugar (estaba tercero en 2016). “Las empresas del sector prácticame­nte no tienen acceso al financiami­ento”, se destaca en el estudio del Observator­io.

Rossi agrega, que, como exportador­a de servicios, la actividad quedó alcanzada por la reciente aplicación de una retención de 12% sobre el valor exportado. “Si la inflación crece y hay nuevos impuestos, el escenario se pone más desafiante; pero, de todos modos, es a todos luces un sector competitiv­o”, concluye.

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