Escasa participación de mujeres en los festivales musicales argentinos
En 2017,la plata forma ruido sa Fest, impulsada por la artista chilena Francisca Valenzuela, hacía un diagnóstico sobre la escasa presencia de artistas mujeres en los festivales más importantes de América Latina. Dentro de esa brecha de género, la Argentina tuvo la peor representación de mujeres artistas en los escenarios con un escaso 13,2% (incluidas solistas mujeres y bandas mixtas) en festivales como Personal Fest Verano, Lollapalooza Argentina y Cosquín Rock. La plataforma actualizó sus datos y en una progresión estadística concluyó que el festival Cosquín Rock mantuvo una participación de apenas el dos por ciento en los últimos años. Pero no es el único caso.
La falta de presencia de mujeres en los festivales impulsó un proyecto de ley de cupo femenino, que presentaron 15 legisladores (14 eran senadoras) en octubre de 2018. Detrás de ellas, miles de artistas, reclaman un espacio del 30 por ciento en festivales, ciclos y programaciones anuales de música en vivo. El debate volvió a intensificarse durante esta semana tras la afirmación de José Palazzo, el productor y programador del Cosquín Rock. Tras la pregunta del periodista Martín Castillo del diario Los Andes sobre lo que pensaba de la ley del cupo femenino en los festivales, Palazzo dijo: “Lo que planteo es que si yo tuviera que poner el 30%, tal vez no lo podría llenar con artistas talentosas y tendría que llenarlo por cumplir ese cupo. Esas artistas no estarían a la altura del festival y tendría que dejar afuera otro tipo de talentos”.
El grupo Eruca Sativa le salió a contestar durante su show en Cosquín Rock. “Nosotras estamos hoy paradas acá gracias a la lucha de miles de mujeres que la remaron durante un montón de años antes. Por eso hoy pedimos por más mujeres en todos los espacios donde fuimos invisibles mucho tiempo. Por más mujeres arriba de los escenarios”, dijo la bajista Brenda Martin. Luego durante una nota con la nacion concluyó: “Creo que José [Palazzo] no tiene datos y habla desde la ignorancia; está desconociendo cómo es la escena actualmente”. Durante la conferencia de prensa en Cosquín Rock, el grupo armó un listado de 87 bandas de mujeres que podrían haber formado parte del festival.
El problema de la frase de José Palazzo, además del desconocimiento implícito sobre la realidad de la escena musical actual, es que refleja un pensamiento común y extendido en el ámbito de la música. “Hay pocas mujeres en la escena o tienen poca convocatoria”. Sin embargo, este discurso tiene un trasfondo discriminatorio y revela la desvalorización cotidiana a la que las mujeres músicas son sometidas actualmente. Según una encuesta realizada por Inamu, entre cuatro mil quinientas mujeres que trabajan en el sector de la música (artistas, técnicas, programadoras, comunicadoras), el 68 por ciento sostuvo que fueron discriminadas o sufrieron una situación de violencia por su condición de género.
La batalla de las mujeres ya no es solo una batalla por la igualdad de oportunidades, sino una batalla cultural contra un modelo y un discurso predominante que busca mantener un sistema de preponderancia masculina. La ley de cupo femenino es necesaria no solo para visibilizar esa potente escena creativa de mujeres artistas y sumar a una escena diversa, sino para romper con el statu quo de un pensamiento retrógrado a la hora de programar o tomar decisiones que recortan las ricas posibilidades del arte.