Gallos de madrugada y muñecos gigantes
Un mar de gente invade las viejas calles de las vecinas ciudades de Olinda y Recife al compás del frevo y los redobles del maracatú, una mezcla autóctona de ritmos heredados de África y Europa, característicos del carnaval de Pernambuco, al nordeste de Brasil. Centenares de agrupaciones de raíz africana desfilan por la pintoresca ciudad de Olinda y atraen cerca de un millón de personas al son de sus pegadizas melodías, ejecutadas por bandas de vientos y tambores, mientras que los blocos se entrecruzan en las laderas del centro antiguo. El desfile de los muñecos gigantes es un clásico, donde una centena de criaturas satirizan a reconocidos personajes, que pueden llegar a los tres metros de alto. Mientras que Recife, cada sábado de carnaval, llega el turno del bloco
más grande del mundo según el libro Guiness de los récords: el Galo da Madrugada, que convoca alrededor de dos millones de personas.
Para el domingo, queda la Noche de los Tambores Silenciosos en el centro histórico, que aporta el toque místico. Se trata de un desfile de agrupaciones de raíz afro que rinden homenaje a las almas, una vieja ceremonia. El carnaval se complementa con espectáculos musicales al aire libre. Todo es libre y gratuito.