Colombia, al rescate de las danzas tradicionales
De sábado a martes, la fiesta explota en esta ciudad de almas caribeñas. En el carnaval de Barranquilla, declarado en 2003 como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco, participan anualmente más de un millón de personas. Aquí se fusionan las culturas europea, africana e indígena combinando las festividades católicas traídas por los conquistadores con ceremonias aborígenes y la herencia musical de los esclavos africanos.
Entre las danzas tradicionales se destacan la cumbia, el congo, el garabato, las farotas, el paloteo y el mapalé, que ya no existen en su lugar de origen y encontraron en el carnaval su manera de preservarse. El sábado comienza con la Batalla de Flores, un desfile de carrozas, comparsas, grupos de baile y disfraces presidido por la reina. El domingo es el turno de la Gran Parada de la Tradición, y el lunes, la Gran Parada de Comparsas. Todo concluye el martes con el entierro de Joselito de Carnaval, un personaje que es la alegoría de la fiesta, quien luego de cuatro días de intensa “rumba”, muere. Su cuerpo es llorado y sepultado simbólicamente por las viudas alegres que compartieron con él sus días festivos.