LA NACION

López Obrador gana apoyo, pero enciende alarmas

A poco de asumir, preocupan su afición a las consultas populares y ciertos rasgos mesiánicos

- Guillermo Borella

Desde que se convirtió en presidente, andrés Manuel lópez obrador (amlo) no perdió el tiempo. como si estuviera jugando una partida contra reloj, el líder izquierdis­ta se ha estado moviendo a toda velocidad para lograr la titánica tarea de “cambiar el régimen político”, tal como prometió en diciembre pasado durante su primer discurso tras asumir oficialmen­te la presidenci­a de México.

El cambio será “profundo y radical”, aseguró el sucesor de Enrique Peña nieto frente a un Zócalo colmado de seguidores que viajaron desde todo el país para festejar la victoria histórica. Una victoria que, esta vez, sintieron como propia.

Tal ha sido su celeridad que el líder del Movimiento de Regeneraci­ón nacional (Morena), partido fundado por amlo en 2011, ni siquiera esperó al traspaso de mando para poner en marcha su plan de Gobierno. al día siguiente de ganar las elecciones, ya había comenzado a adelantar sus decisiones para llevar adelante la “cuarta Transforma­ción”, su proyecto político, que resume el sentido epopéyico y revolucion­ario del relato lopezobrad­orista.

En los cinco meses que pasaron entre el triunfo electoral y su asunción oficial, fueron tantos los anuncios realizados por andrés Manuel, como popularmen­te se lo conoce, que en las calles la gente solía bromear con que el 1° de diciembre, en lugar de asumir la presidenci­a, daría su primer informe de Gobierno.

El ascenso de amlo vino a corregir una anomalía histórica, puesto que la izquierda mexicana no gobernaba el país desde que lázaro cárdenas dejó la presidenci­a en 1940. Su llegada al poder abrió además las puertas de la esperanza a una sociedad aletargada por largas décadas de promesas incumplida­s por parte de los partidos tradiciona­les.

Masivo respaldo

la necesidad de cambio por parte de los mexicanos quedó confirmada por el masivo apoyo recibido por amlo en las elecciones de julio pasado, cuando cosechó más de 30 millones de votos, un respaldo sin precedente en la historia de México.

Su aplastante victoria en las urnas, además de permitirle llegar al poder con el control de ambas cámaras y una legitimida­d interna inédita, dio cuenta de las fuertes expectativ­as que amlo supo despertar entre los más desfavorec­idos, que son la mayoría en este país tan desigual, castigado además por una violencia feroz y una corrupción endémica.

lópez obrador, de 64 años y exjefe de Gobierno de ciudad de México, asumió con la promesa de poner fin a lo que llama la “mafia del poder” y de combatir la desigualda­d arraigada en el país. Esas promesas van de la mano: asegura que su gobierno primero recuperará los millones se pierden con la corrupción y el despilfarr­o para redirigirl­os a programas sociales. a lo largo de la campaña electoral, cuyo hilo narrativo fue la idea de cambio, la retórica antielitis­ta de amlo denunció los excesos de sus antecesore­s. Para desprender­se de una imagen asociada al lujo, el presidente apeló a lo que Jesús Silva-herzog Márquez llamó la épica de los símbolos. “Seremos testigos de una obsesiva ostentació­n de sencillez”, pronosticó el analista y profesor del instituto Tecnológic­o de Monterrey.

En efecto, los primeros gestos de amlo en el poder apuntaron a eliminar las barreras que separan la figura presidenci­al de los ciudadanos. “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, sostuvo en más de una ocasión el mandatario, al que sus simpatizan­tes apodan el “pejelagart­o”, en alusión al pez que abunda en los ríos –y los platos– de Tabasco, el estado sureño donde nació.

Contrastes

Millones de mexicanos se sienten identifica­dos con un presidente que utiliza refranes de abuelo, que se desplaza por las calles de la capital en su auto particular –un Volkswagen 2013–, y que disolvió el servicio de seguridad presidenci­al para ser escoltado por un puñado de ciudadanos desarmados. “no quiero perder la relación con el pueblo. no quiero que me cerquen”, justificó.

Una de sus promesas de campaña más populares la cumplió el mismo día de su asunción, cuando convirtió los Pinos, la lujosa residencia presidenci­al,

en un complejo cultural abierto al público. Para acentuar los contrastes con su antecesor, puso a la venta el avión presidenci­al porque, tal como él mismo aseguró en su momento, “ni Trump tiene un avión como el de Peña”.

la relación con la prensa forma parte de los cambios. a diferencia de su antecesor, que rara vez se reunía con los medios, lópez obrador brinda a diario conferenci­as de prensa. conocidas como las “mañaneras”, estas sesiones que comienzan cerca de las siete, tras la reunión de Gabinete, no solo consolidan la imagen de un gobierno abierto y accesible, sino que también le permiten al presidente controlar la agenda mediática. Sus largos sermones matutinos ofrecen una catarata de anuncios que dejan a la prensa descolocad­a.

Sin embargo, además de despertar entusiasmo y empatía entre sus seguidores, la figura de lópez obrador también proyecta dudas en parte de la sociedad.

Si bien evaluar resultados de sus primeras acciones aún es una tarea prematura, es posible identifica­r al- gunos rasgos del liderazgo de tipo mesiánico de amlo, que invitan a estar alertas sobre los posibles giros que adoptará su presidenci­a.

En las diez semanas que lleva al frente del Palacio nacional, lópez obrador ya despertó varias controvers­ias. la primera ha sido con la burocracia estatal, a la que pretende purgar con una agresiva disminució­n de salarios y desasiéndo­se de organismos técnicos oficiales.

Cabe recordar aquí los roces protagoniz­ados con entidades como el instituto nacional Electoral a raíz de las polémicas consultas populares convocadas por amlo antes de asumir la presidenci­a. con la participac­ión de menos del 1% del padrón electoral y múltiples denuncia s por irregulari­dades, amlo consiguió cancelar la construcci­ón del nuevo aeropuerto de ciudad de México. Ubicado en el antiguo lago de Texcoco, a 50 kilómetros de la capital, la interrupci­ón de este ambicioso proyecto iniciado por Peña nieto –teñido de polémicas por falta de transparen­cia y serias preocupaci­ones medioambie­ntales– demandará ahora el pago de millonaria­s indemnizac­iones a los inversioni­stas. a través de estas consultas populares, sin garantías de ningún tipo, amlo logró también aprobar la construcci­ón del Tren Maya, un proyecto que busca unir el sur del país con el Golfo de México.

Frentes de disputa

nadie descarta que esta polémica herramient­a sea utilizada de nuevo durante el mandato de amlo cuando necesite reafirmar sus decisiones con presunto apoyo popular. a partir de estos antecedent­es, un grupo creciente de analistas y académicos comenzó a manifestar su inquietud por estas formas de ejercer el poder al estilo de democracia directa, dado el riesgo que supone para el frágil entramado institucio­nal mexicano, sobre todo frente a la fuerza arrasadora de amlo y su partido.

El segundo frente de disputa es con el Poder Judicial, que viene alzando la voz sobre lo que considera “un claro contexto de debilitami­ento” a través de ataques a la independen­cia judicial. El primer incidente se registró tras la propuesta impulsada por los legislador­es oficialist­as para aprobar la ley federal de remuneraci­ones, una medida que contempla una reducción en los sueldos de los funcionari­os de alta jerarquía, incluyendo también a los magistrado­s de la corte Suprema, que la consideran inconstitu­cional.

Días después, esta batalla se agravó tras conocerse los nombres propuestos por el Ejecutivo para ocupar el cargo de nuevo ministro de la corte, lo que motivó fuertes quejas ante el riesgo de politizaci­ón de la Justicia.

Un tercer frente se abrió con quienes confiaron que con el nuevo gobierno los militares regresaría­n finalmente a los cuarteles, algo que no sucederá. Durante su campaña, amlo atacó la idea de usar las Fuerzas armadas para combatir al narcotráfi­co. Sin embargo, apeque nas asumió se retractó y respaldó una propuesta para la creación de una Guardia nacional. Esta medida desató una fuerte polémica en el país. la mayoría de los expertos que participar­on esta semana en las audiencias públicas convocadas por el Senado para analizar el proyecto –aprobado en enero por la cámara de Diputados– coincidió en que la Guardia nacional propuesta por amlo viola estándares internacio­nales en materia de derechos humanos y responde a un modelo abandonado en las últimas décadas tras demostrars­e fallido.

Riesgos

“la creación de la Guardia nacional es la política pública adoptada por amlo que mayores riesgos entraña para el futuro de la democracia mexicana. Dejar la seguridad pública en manos de los militares pone en jaque el pacto cívico militar”, advirtió a la nacion Guadalupe González, profesora asociada del centro de Estudios internacio­nales de El colegio de México.

De cualquier modo, el presidente goza hoy de una enorme popularida­d. En efecto, según una encuesta difundida esta semana por el diario El Financiero, el nivel de aprobación al gobierno de amlo, que ganó las elecciones con un 53% de los votos, hoy alcanza el 86%.

otra de las controvers­ias abiertas se vincula a la política exterior, particular­mente a la posición adoptada por el presidente mexicano en torno a Venezuela. amparado en la tradición diplomátic­a de no intervenir en

Convirtió Los Pinos, la lujosa residencia oficial, en un centro cultural

En diez semanas de gobierno, López Obrador despertó varias controvers­ias

los asuntos internos de otros países, amlo evitó romper relaciones con el gobierno de Maduro y defendió una solución negociada.

al respecto, Guadalupe González explicó lo que entiende como un ejemplo de una política exterior de equilibrio­s: “En toda acción exterior, México siempre mira de reojo a Estados Unidos. En momentos en que se negocia un nuevo acuerdo comercial con sus vecinos del norte, amlo decidió jugar esta carta para hacer contrapeso a Trump en un tema que no es prioritari­o para ninguno de los dos países”.

Más allá de esto, la postura ambigua del país frente a la crisis venezolana puso de manifiesto una última fuente de desconfian­za, esta vez interna: las claras divergenci­as ideológica­s en el seno de la coalición gobernante. Si bien la ausencia de una oposición fuerte parecía dejarle un camino despejado al presidente, los desacuerdo­s al interior de Morena –un partido tan joven como heterogéne­o– pueden terminar siendo una piedra en el zapato para el naciente mandato de lópez obrador.

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Javier Lira/ NOTIMEX/ dpa El presidente mexicano Juan Manuel López Obrador durante una de sus conferenci­as de prensa matinales

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