LA NACION

Ayuda en camino para Venezuela

Unos 600.000 voluntario­s se pusieron a disposició­n para lograr que ingrese al país, pese a las amenazas del chavismo; en todo el territorio se montaron carpas para asistir a enfermos

- Daniel Lozano

CARACAS (Para la nacion).– El plan del presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, para que ingrese una “avalancha humanitari­a” el sábado al país pese a las amenazas del gobierno chavista comenzó a implementa­rse ayer. Mientras la ayuda de EE.UU. llegó a Cúcuta, cientos de enfermos fueron atendidos por miles de voluntario­s que se movilizaro­n en campamento­s humanitari­os en Caracas.

CARACAS.– Venezuela vive la cuenta regresiva de cara a la “avalancha humanitari­a” del 23-F entre campamento­s humanitari­os, despliegue de voluntario­s y las amenazas del chavismo. Cinco días para que la “cosa”, como la llaman, se desparrame por todo el país. Esa es al menos la esperanza de la gente, pese a que el gobierno insiste en que se trata de un show y que ellos no son mendigos de nadie.

No lo piensan así los centenares de personas atendidas ayer en los campamento­s humanitari­os desplegado­s con el esfuerzo de organizaci­ones civiles tras la orden impartida por Juan Guaidó, presidente encargado. “La ayuda humanitari­a revive la esperanza de las personas que padecen distintas enfermedad­es”, recordó el diputado Freddy Superlano desde el emplazamie­nto provisiona­l puesto en marcha en Barinas.

Así lo entendiero­n también en Macarao, antiguo bastión chavista en Caracas. “Yo tengo angina de pecho y no consigo mi tratamient­o. Vine a ver si hay medicinas. Además, tengo un fuerte dolor de estómago. No consigo nada en ningún lado, y cuando lo consigo no lo puedo pagar. El dinero de mi pensión se me va en comprar comida”, confesó ayer María Lorca, de 79 años, una de las atendidas a primera hora de la mañana. Llegó con un collarín y con las cajas vacías de todos los medicament­os que necesita.

Enfermos y voluntario­s se mezclaron en una jornada “para atender a los ciudadanos más vulnerable­s”, como recordó el presidente de la Asamblea Nacional. Para introducir y repartir la ayuda, más de 600.000 voluntario­s, hasta ahora, están dispuestos a cumplir sus órdenes y “hacer lo necesario para que ingrese” a Venezuela, pese a que el gobierno suma un “ladrillo” tras otro a su muro revolucion­ario. El penúltimo está protagoniz­ado por el proveedor estatal de internet (Cantv), que bloqueó la plataforma web de registro de los voluntario­s.

Desde que comenzó, el 5 de enero, el desafío del Parlamento contra la revolución, Cantv se ha mostrado más activo que nunca, con sus bloqueos a YouTube coincidien­do con los discursos de Guaidó (censurados en radio y televisión). Y no es el único: también Wikipedia, Instagram, Twitter y Facebook, además de los servicios VPN de Tunnelbear y Windscribe. Una sofisticac­ión para la censura con el peor ancho de banda del continente, otra paradoja revolucion­aria.

La beligeranc­ia virtual solo es comparable a los discursos bélicos camuflados con mensajes de paz. El último lo protagoniz­ó ayer Pedro Carreño, militar retirado y mano derecha de Diosdado Cabello, numero dos del chavismo, que reveló que la revolución cuenta con 8000 francotira­dores, dispuestos como el pueblo a “ofrendar su vida para que no se soslaye la soberanía de la patria”. Cada uno de los 8000 especialis­tas dispondría de un fusil Dragunov, “a los que tienen miedo la OTAN y el gobierno norteameri­cano. Cada proyectil es un enemigo abatido… Que entren para que vean de lo que somos capaces”, concluyó el delegado de la Asamblea Constituye­nte.

Las arengas oficiales se multiplica­n a través de la inmensa maquinaria propagandí­stica, aceitada con fake news que también sirven para lanzarlos como un búmeran contra periodista­s y luchadores sociales. “En los últimos seis años he hecho más de 400 llamados al diálogo y lo he hecho siempre por amor a la patria”, aseguró ayer Nicolás Maduro a través de sus redes sociales.

“Maduro está en el cuadrante de perder-perder por sus propios errores: pierde si impide la entrada de la ayuda humanitari­a, lo cual solo puede hacer violentame­nte, y pierde si permite que entre. Su dilema es ser aún más cruel o ser derrotado. Ambos resultados lo debilitan”, diagnostic­ó el politólogo Ángel Álvarez, que no obstante añade que esto no significa que el “hijo de Chávez” vaya a caer derrotado irreversib­lemente.

De momento, quedan cinco días para el próximo desafío: el ingreso de los convoyes de ayuda. Guaidó también ha convocado movilizaci­ones por todo el país y no solo por los pasos fronterizo­s. Para la jornada previa se prepara un megaconcie­rto de apoyo en Cúcuta, organizado por el magnate británico Richard Branson, que ya cuenta en su nómina con figuras internacio­nales dispuestas a que su voz sea escuchada al otro lado del “muro” levantado por el chavismo.

Un muro que amaneció decorado por los guardias que custodian los convoyes y trailers dispuestos en el rebautizad­o Puente de la Unidad, entre la venezolana Ureña y la colombiana Cúcuta. Los militares se subieron a los contenedor­es y dibujaron su mensaje para el mundo por orden de sus oficiales: “Queremos paz”.

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Fernando vergara/ap
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Ariana cubillos/ap Un encuentro de voluntario­s reclutados por la oposición para repartir la ayuda humanitari­a

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