LA NACION

Comentario­s

- Carlos M. Reymundo Roberts

La capacidad de asombro( y de espanto) nunca se colma. Días atrás, hinchas ingleses del club Southampto­n se burlaron de la tragedia de E mili ano Sala. Durante el minuto de silencio por su muerte, movían los brazos para simular el vuelo de un avión. ¿Será un caso de exceso de alcohol o, simplement­e, de exceso de crueldad? Las imágenes dieron la vuelta al mundo. Sin tanto suceso, a diario asistimos a otras insidias, a expresione­s de los sentimient­os menos nobles. Para encontrarl­as alcanza con darse una vuelta por los foros de internet. Muchas veces interesant­es por su diversidad, matices e ingenio, en otras ocasiones, demasiadas, son un muestrario de bajezas y disparates. La semana pasada, un chico de 5 años que estaba en una colonia de vacaciones en un colegio de La Plata apareció ahogado en la pileta. La informació­n sobre el hecho incluía el desgarrado­r lamento de su madre. Al comentar la noticia, un señor (anónimo, por supuesto) no culpó al colegio, sino a la madre .“Si trae hijos al mundo es para ocuparse de ellos y no para dejarlos en una colonia”. Es decir, lo tenía merecido. Sin comentario­s...

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