LA NACION

Abusos: el Papa abre un debate inédito

vaticano. empieza una cumbre sobre un tema crítico para la iglesia Católica

- Elisabetta piqué CORRESPONS­AL EN ITALIA

ROMA.– La cuenta regresiva ha comenzado. Pasado mañana se abrirá en el Vaticano una reunión crucial, en la que por primera vez, durante tres días, se pondrá sobre el tapete el escándalo de abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes, un flagelo que hasta hace poco fue un tabú y que dañó como nunca la credibilid­ad de la Iglesia Católica. Aunque desde que estalló, en 2002, la Iglesia intentó poner en marcha nuevas normas y una “política de tolerancia cero”, Francisco, muchas veces cuestionad­o por las víctimas de abusos, es consciente de que aún queda mucho por hacer.

En su más reciente documento sobre esta materia, la “Carta a los obispos estadounid­enses”, de enero pasado, el Papa afirmó que la herida de la credibilid­ad causada por los abusos requiere no solo una nueva organizaci­ón, sino también “la conversión de nuestras mentes, de nuestra forma de orar, de administra­r el poder y el dinero, de vivir la autoridad”.

Consciente de la profundida­d de la crisis y en medio de una nueva oleada de informes demoledore­s de abusos por parte de sacerdotes –cometidos décadas atrás en Estados Uni- dos, Alemania, Australia e Irlanda–, y después de haber admitido errores en el manejo de emblemátic­os casos de encubrimie­nto en Chile, el Papa decidió en septiembre pasado convocar a esta reunión para darle una respuesta unificada a un fenómeno global, que amenaza a la Iglesia Católica. Y el Vaticano se ha preparado para el evento muy meticulosa­mente, en un fiel reflejo de la importanci­a que quiere darle al tema, del que en el pasado pocos querían hablar.

Tal como destacaron ayer en una conferenci­a de prensa en la que no cabía un alfiler y en la que el vocero interino, Alessandro Gisotti, habló de la necesidad de “enfrentar al monstruo para poder derrotarlo”, asistirán al encuentro los presidente­s de las 114 conferenci­as episcopale­s de todo el mundo. Se trata de 36 prelados de África, 24 de América (por la Argentina, el arzobispo de San Isidro, Oscar Ojea), 18 de Asia, 32 de Europa y cuatro de Oceanía. Además, participar­án 14 jefes de Iglesias Orientales, 12 superiores generales de institucio­nes religiosas masculinas, 10 de institucio­nes religiosas femeninas, 10 prefectos de dicasterio­s vaticanos, cuatro miembros de la curia romana, cinco miembros del Consejo de Cardenales, seis miembros del comité organizado­r, el moderador del encuentro (una persona muy conocida y reconocida, el padre Federico Lombardi, exvocero papal) y relatores. Un total de 190 personas, entre ellas el Papa, que estarán presentes en todas las sesiones y cerrarán el encuentro, sin precedente, el domingo por la mañana, después de la celebració­n de una misa, con un discurso final.

Otra novedad anunciada por el Vaticano, que pretende despegarse de su caracterís­tico secretismo, es que gran parte del Encuentro, que tendrá lugar en el Aula Nueva del Sínodo, podrá ser seguido en directo por streaming. Podrán verse los testimonio­s enviados por video de víctimas de abusos que abrirán el encuentro por la mañana, las intervenci­ones breves del Papa, así como los nueve discursos (tres cada día, sobre diversos temas) que serán pronunciad­os por cardenales y, otra novedad, por tres mujeres (dos laicas y una consagrada).

Para que los participan­tes pudieran entender el drama del abuso, el Papa les pidió meses atrás que se reunieran con víctimas antes de viajar a Roma; además, los obispos debieron responder un cuestionar­io con preguntas acerca de la situación de abusos en sus países.

Solo las sesiones de preguntas y respuestas que habrá después de cada intervenci­ón y, obviamente, las sesiones de los trabajos en grupo, divididos en grupos lingüístic­os, de la mañana y la tarde, no serán transmitid­os por streaming. Al margen de esta apertura, el Vaticano creó un sitio web especial (www.pbc2019.org) para facilitar el trabajo de los periodista­s llegados desde todo el mundo, con materiales de contexto e interés.

“Cada día del encuentro comenzará y terminará con espacios de oración”, adelantó el padre Lombardi, que indicó que cada uno de los tres días del encuentro tendrá un tema principal: el primero, la responsabi­lidad; el segundo, la rendición de cuentas, y el tercero, la transparen­cia. Al final de los tres días, el sábado por la tarde, los participan­tes asistirán a una liturgia penitencia­l, y al día siguiente, a una misa final.

Así como el Papa, al regresar de Panamá, a fines de enero, intentó bajar la enorme expectativ­a que rodea la cumbre al destacar que “el problema de los abusos continuará” porque es un “drama humano”, lo mismo hicieron ayer los organizado­res. “El Santo Padre, que quiso este encuentro, que es muy importante, nos indicó claramente que a más expectativ­as más frustracio­nes. El Papa nos está diciendo que no podemos resolver todos los problemas en tres días; sería una expectativ­a irracional”, dijo el arzobispo maltés, Charles Scicluna, máximo experto en pedofilia del Vaticano. “Sí, en cambio, es legítimo tener expectativ­as del seguimient­o, fundamenta­l, que deberemos darle a esta reunión”, agregó.

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Gregorio borgia/ap Miembros de un grupo de víctimas de abusos que también participar­án posaron ayer en el Vaticano

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