“Fui para adelante. Hoy no tengo un límite”
Dice que fue como en las películas, cuando el tiempo se detiene. De un lado, Gastón Pattarini (39) vio la baranda del puente que estaba por cruzar, sobre un riacho en Merlo; del otro, la fila de autos detenidos en el carril contrario; y, justo de frente a la moto en la que viajaba junto a su novia, un auto a toda velocidad y en contramano (el conductor estaba bajo los efectos de drogas y alcohol).
Le siguió el estruendo, los gritos y un dolor indescriptible: “Lo que tenía en la pierna lo vi en la cara de espanto de la gente. Desde ese momento, me dije: ‘Masticate que hay un 50% de posibilidad de que te la corten’”, confiesa. Pasó por 13 cirugías hasta la amputación, un mes después. En el intento por salvarla, le extrajeron buena parte de piel y carne de la espalda. “Yo digo que me tatuaron La Pampa”, dice con humor Gastón. La recuperación fue larga y dolorosa. “Sentía que había un fondo al que iba a llegar, pero que tenía que tener la fuerza para rebotar. No me podía quedar ahí, pensaba en mi hijo. Yo no soy así: fui para adelante”, cuenta.
A dos años, Gastón busca que su vida siga como siempre, con algunos cambios: por ejemplo, reemplazó salir a correr por paravoley y volvió al trabajo menos horas mientras continúa rehabilitación. Es un hombre de pie. “No tengo un límite”, asegura.