Un 9 en problemas
El centrodelantero de la selección está en conflicto con Inter y el desenlace es incierto
Inter quiere a Mauro Icardi, pero también evitar a Wanda Nara. El delantero delega y confía en ella todo lo concerniente a su carrera. El club, harto de Wanda, le dio un escarmiento al argentino al quitarle la capitanía, pero trata de medirse en las sanciones y las expresiones públicas para no desvalorizar a su futbolista más cotizado. En este laberinto están encajonados Inter, Nara e Icardi, cuyo regreso al seleccionado está coincidiendo con uno de los momentos más convulsos de su carrera en Europa.
El desgaste y los roces en la relación no son nuevos. Cuando a mediados de 2016 llegaron a un acuerdo para extender el contrato hasta 2021, los dirigentes encontraron en Wanda a una negociadora más rupturista que conciliadora. En cada reunión sobrevolaba la amenaza de que ella estaba dispuesta a irse a otro club top de Europa si no se aceptaban sus exigencias económicas. La incomodidad del club no solo pasaba por las conversaciones privadas entre cuatro paredes, sino también por que Wanda las hacía públicas en medios y redes sociales. El alto perfil mediático de la representante, que incluyó observaciones futbolísticas sobre el director técnico y compañeros del Nº 9, le hacía sentir a la conducción del club que vivía sentada sobre un volcán. “No se puede seguir así, es imposible”, se le escuchó a un alto directivo del club.
Con motivo de las conversaciones para extender el vínculo hasta 2023, la relación volvió a tensarse en las últimas semanas hasta el punto de que es incierta la continuidad del rosarino en Inter. El distanciamiento está en lo económico y lo futbolístico, con la decisión de la entidad de quitarle la capitanía –el arquero Handanovic lleva la cinta– que ostentaba desde hacía más de tres años y la réplica del delantero de bajarse de la delegación que el jueves pasado viajó a Viena y le ganó por 1-0 a Rapid por la Europa League. Las autoridades se vieron sorprendidas por el acto de rebeldía del Nº 9, no lo esperaban. Tenían una causa para imponer una sanción más severa, pero no quisieron ir tan lejos por el capital futbolístico y económico que Icardi representa.
El delantero tampoco jugó el domingo en el 2-1 a Sampdoria, supuestamente por una inflamación en la rodilla derecha, una molestia crónica, por lo cual el conflicto surge como un motivo más valedero. El ambiente está enrarecido. Massimo Moratti, histórico expresidente de Inter (en su mandato se obtuvo el triplete liga-Champions League-Copa Italia), es una voz influyente: “El club hizo mal en quitarle la capitanía en este momento de la temporada. Actuó a destiempo y sin medir las consecuencias”, opinó.
Icardi se repliega sobre su Wanda, que defiende sus intereses, mientras el club, compañeros y simpatizantes le dan la espalda. Por la temporada en curso, el goleador tiene un contrato de 4.900.000 euros, que puede incrementarse de acuerdo con el cumplimiento de objetivos por goles y títulos. Para 2019/20 tiene emolumentos estipulados en 5,1 millones, y para 2020/21, de 5,3 millones. Wanda Nara exige alrededor de 10 millones para prolongar el vínculo, mientras que Inter estaría dispuesto a estirarse hasta 7 millones. La cláusula de rescisión está fijada en 110 millones para el club que quiera contratarlo.
Las intervenciones públicas de Nara también fastidiaron al vestuario. En alguna ocasión, dijo que Mauro no marcaba más goles porque no estaba rodeado por compañeros de buen nivel. Piero Ausilio, el director deportivo, comentó que el plantel entiende y comparte la decisión del club: “El problema de Icardi es con el vestuario. En otros casos, el resto de los jugadores habría defendido a su capitán, pero no fue así. Evidentemente, los futbolistas que representan al vestuario no lo sentían como capitán”. El volante croata Marcelo Brozovic le dio un like al posteo del club que informó que Handanovic era el nuevo capitán. Tiempo atrás el argentino tuvo un cortocircuito con Ivan Perisic. Aseguran que Icardi tiene sobre sí varias miradas de reojo en el vestuario.
El entrenador Fabio Capello cuestionó el papel de Wanda: “En un vestuario no se puede aceptar que la mujer de un capitán diga ciertas cosas y él no defienda al equipo. No sirve de nada saludar al árbitro antes de los partidos si después, cuando salís del campo, al capitán lo tenés en casa”, aludió a Nara.
Una vieja gloria neroazurra, Sandro Mazzola, tercer goleador histórico, con 156 tantos, salió en defensa de Icardi: “Es un gran delantero, hace muchos goles. Yo no lo cedería, haría lo posible por mantenerlo. Y le devolvería la capitanía para terminar con esta historia”.
Giuseppe Marotta asumió en diciembre como gerente deportivo, cargo que desempeñó durante una década en Juventus. Acostumbrado al orden jerárquico de la Vecchia Signora, donde una vez un referente, Leonardo Bonucci, acató una sanción disciplinaria, se siente un poco desconcertado por la incidencia de Nara, cuyo protagonismo tampoco pasó inadvertido para Real Madrid cuando pensó en reforzarse con el argentino. “No podemos contratar a ese jugador, y no es por su culpa”, fue la argumentación en la conducción del club español.
Marotta puso paños fríos: “No fue un asunto disciplinario quitarle la capitanía. No fue degradante para él. A veces estos cambios tienen que ser hechos”. Wanda pasó un mal momento el sábado, cuando el automóvil que conducía acompañada por sus hijos por una autopista de Milán fue alcanzado por una piedra, presumiblemente arrojada por hinchas de Inter. El impacto en el vidrio no provocó heridas.
Este domingo, la pareja asistió al Giuseppe Meazza (Inter ganó los dos encuentros en que no estuvo Icardi). Sentados en el palco, ambos saludaron cordialmente a algunos plateístas, pero fuera del estadio los tifosi de la curva (los más radicalizados) repartieron volantes que apuntaron al Nº 9: “Fuera los mercenarios de Inter... No se puede aceptar que un jugador un día decida que la camiseta no sea suficiente para él y su ego...”.
Como si esto fuera poco, se ventilan públicamente conflictos familiares. Ivana Icardi, hermana de Mauro, cuestiona en las redes sociales a Wanda y la acusa de haberlo separado del resto de la familia, de ejercer una influencia negativa. Mauro respondió agriamente a su hermana: “Ocupá tu tiempo en trabajar”.
En casi seis temporadas, Icardi marcó 112 goles en Inter. Figura octavo entre los máximos anotadores históricos, solo un tanto detrás de Christian Vieri, y delante de Diego Milito y Julio Cruz, ambos con 75. Capocannoniere del calcio en dos ocasiones –22 en 2014/15 y 29 en 2017/18–, en la actual temporada suma nueve, diez menos que Cristiano Ronaldo, y no convierte desde el 15 de diciembre (1-0 a Udinese).
El director técnico de Inter, Luciano Spaletti, trata de hacer equilibrio y ser diplomático. Sin contradecir al club, no es terminante sobre la conducta de Icardi, a quien necesita en el campo para conseguir resultados que le aseguren una estabilidad que está en duda, con Antonio Conte como candidato a sucederlo en julio.
El mercado, por ahora, observa expectante. No hay un futuro claro para Icardi. Una posibilidad, para mitad de año, es Paris Saint-Germain, con un trueque por Edinson Cavani más entre 50 y 60 millones de euros para Inter. De la Premier League también puede surgir algún interés. Mientras, Inter asume que para seguir contando con Icardi debe lidiar con Wanda.