LA NACION

Condena a Irán en el acto por la embajada de Israel.

Sospechado­s, imputados y con pocos proyectos por falta de presupuest­o, los constructo­res viven su tormenta perfecta

- Diego Cabot

Macri dijo que su padre era víctima de un sistema que los extorsiona­ba

Los constructo­res se preparan más para las multas que para la cárcel

Los constructo­res que integraron durante décadas la llamada patria contratist­a siempre se frotaron las manos en los años impares. El motivo es simple: hay elecciones y para la política hay pocas cosas más excitantes que inaugurar obras en épocas de campaña. O al menos, licitar.

Pero este 2019 es distinto. Ya no juntan las manos por los presupuest­os oficiales, más bien lo hacen para rezar y rogar que pase el año con el menor daño posible.

Los dueños de la obra pública nacional están abrumados por la tormenta perfecta que descargó desde hace un año sobre ellos. Procesados, sospechado­s y sin proyectos atractivos culpa de un presupuest­o que ajustó, como tantas veces en la Argentina, por la infraestru­ctura.

La última palada de tierra la tiró el presidente Mauricio Macri cuando fue entrevista­do por Luis Majul en su programa La cornisa. Dijo que su padre, Franco, había cometido delitos y que era parte de un sistema que se veía extorsiona­do por el kirchneris­mo.

Pero no todo es reputacion­al, hay problemas prácticos. La administra­ción pública está paralizada ya que nadie quiere estampar su firma en pagos o modificaci­ones de obra a compañías involucrad­as en casos de corrupción.

Aquellos entusiasta­s empresario­s, históricos aplaudidor­es de actos oficiales, ya ni pisan la Casa Rosada. Jamás imaginaron que el destrato vendría del hijo de uno de ellos. Tanto que muchos dicen que por estas horas ponen gran parte del dinero que ganaron en otras épocas para mantener las puertas abiertas de su empresa. El caño de fondos públicos sin demasiados controles se atascó. Ahora toca aportar algo, al menos, del que tenían guardado en el colchón. El que las hace las paga, dice el refrán. Ahora toca pagar.

Los bancos, históricos financista­s del sistema, les cierran sus puertas en sus narices: nadie presta a empresas acusadas de fraude. Los entienden, pero no hay un peso.

Días pasados, varios de los principale­s empresario­s del área se reunieron con el presidente del Banco Nación, Javier González Fraga. Le pidieron que intercedie­ra para que se normalice el crédito. No hubo caso. El banquero los escuchó, pero no les dio ninguna solución. Argumentó que la línea del banco no está dispuesta a firmar legajos de préstamos a empresas que tienen sospechas. El eventual cambio de gestión después de diciembre ha convertido a muchos integrante­s de la línea en cuidadosos y precavidos banqueros.

Solo un puñado de bancos cierra los ojos frente a las normas del compliance. Algunos nacionales y otros internacio­nales con fuerte presencia en el país mantienen sus líneas de créditos abiertas.

Y para completar, la inflación les corroe los precios de los contratos vigentes y los obliga a recalcular precios con un Estado de billetera flaca.

Los principale­s constructo­res de la Argentina pasaron por Comodoro Py en estos días. Ya todo ese colectivo influyente está procesado o a punto de serlo. Faltaba uno, Macri, y lo apuntó su hijo.

En las últimas semanas, la mayoría de ellos escuchó las acusacione­s que el juez Claudio Bonadio les endilga. Básicament­e cree que fueron parte de una estructura denominada “la camarita”. Allí, las empresas se repartían gran parte de las obras viales y luego Vialidad adjudicaba y pagaba. Finalmente, y para completar la rueda, las constructo­ras devolvían una parte.

Hubo algunos que negaron las acusacione­s y otros, la mayoría, que dicen que pagaron al financista Ernesto Clarens para poder destrabar los pagos que Vialidad Nacional les frenaba. La estrategia tiene una finalidad y un propósito de defensa. Para ellos, el retorno no era tal, sino una comisión que le pagaban a un hombre de contactos aceitados en el organismo estatal. Como pagarle a un gestor que acelere el trámite. Gestiones oficiosas que se le pagaban a un particular. ¿Dónde está el delito?, se preguntan

La Justicia está convencida de que eran parte del sistema de recaudació­n centraliza­da que describier­on exfunciona­rios y algunos constructo­res. Pocos discuten que efectivame­nte retornaron plata, la controvers­ia está en el monto.

Pero hay una luz. Los dichos de Macri sobre los delitos de su padre esconden la única esperanza. Dijo que eran extorsiona­dos por el kirchneris­mo. Es decir, jugaban con reglas que ellos no ponían. Esa teoría los abriga ya que, según su visión, los libera de cierta culpa, aunque no de responsabi­lidad. Consideran que finalmente hay un perjuicio patrimonia­l en sus actos más que una conducta delictiva. Y al menos abrigan una esperanza: se preparan más para las multas y las sanciones que para la cárcel. Y tienen con qué ilusionars­e.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina