LA NACION

Según Sica, “no hay piso ni techo para las paritarias”

salarios. El ministro de Producción y Trabajo afirmó que impulsará cláusulas de revisión que se apliquen cada seis meses

- Francisco Jueguen

Podría decirse que era un escenario cómodo para Dante Sica. Rodeado de biblioteca­s repletas de volúmenes legales y en un salón lleno de abogados de grandes estudios, como Marval O’Farrell, Pérez Alati, Fontán Balestra o Cassagne, el ministro de Producción y Trabajo podía sentirse el más sabio a la hora de caracteriz­ar la economía. Claro que en el fondo del antiguo salón –cerca de la salida– algunos industrial­es, habituales exégetas, escuchaban atentos la descripció­n que hacía el economista.

“No hay techo ni piso para las paritarias”, afirmó. En la mesa principal del Colegio de Abogados de la Ciudad lo escuchaban atentos Guillermo Lipera, Claudio Cesario y Máximo Fonrouge, que desde anoche conduce la entidad. Sica afirmó que la negociació­n salarial dependerá primero de “la capacidad que tenga cada sector” en el marco de la recesión. Solo después indicó que también jugarán un papel las expectativ­as de inflación. Luego retomó: “Dependerá de la actividad y el empleo. Cada negociació­n va a ser particular”.

No fue un mensaje en el aire. El jueves se conocerá la tasa de desempleo para el cierre de 2018. El ministro aseguró que en noviembre y diciembre hubo “caídas en el empleo”, particular­mente en la construcci­ón y el comercio. Esto se habría revertido, dijo, en enero, para los obreros. “Vamos a tener un dato de desempleo (en el cuarto trimestre) similar a lo que fue el tercer trimestre”, destacó Sica. Ese número fue entonces de 9%, según el Indec. Pero las comparacio­nes en el mercado laboral son interanual­es por la estacional­idad. En el cuarto trimestre de 2017 el desempleo fue 7,2%, por lo que la suba podría rondar más de dos puntos.

Con relación a las negociacio­nes paritarias, el ministro aclaró además que su cartera prefiere procesos de revisión –y no cláusulas gatillo– cada seis meses y no cada tres, como buscaría la Unión Obrera Metalúrgic­a (UOM), sindicato con el que compartirá mañana una actividad y que Sica conoce de cerca [fue consultor del gremio]. “No vemos movimiento­s tan bruscos desde el proceso inflaciona­rio”, dijo el ministro. En el primer bimestre, la suba de precios fue de 6,8% y llegaría al 10% en el primer trimestre.

En un escenario de estanflaci­ón, el ministro había comenzado su discurso alineado al relato nacido tras la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, el de la economía invisible. “El programa viene a cambiar las bases. A hacer un cambio estructura­l”, dijo en el atril. Y luego apuntó a la estabilida­d buscada por el Gobierno. No mencionó al dólar. “Sin macro estable no hay micro saludable. El programa apunta a eso”, describió.

Destacó el equilibrio fiscal –primario– y el monetario. “Avanzamos con relación a 2015”, parafraseó al Presidente y agregó que el déficit fiscal y el financiami­ento del Banco Central al Tesoro eran las causas de la inflación. También subrayó la mejora de la cuenta corriente, y la “corrección de precios relativos”, para aludir a la suba de tarifas y de la devaluació­n. Reconoció que el “reacomodam­iento dejó costos” (destacó el impacto en el mercado interno y la pérdida del salario real). Volvió a subrayar, como lo hizo en la vendimia, que “se está dejando atrás el epicentro de la crisis”.

Sica usó las nuevas plataforma­s tecnológic­as como puente para introducir la necesidad de cambios laborales. Dijo que no existe una reforma laboral. Sí habló de “pequeños cambios”, pero siempre con el trabajador “en el centro”.

“Tenemos que fortalecer la macroecono­mía y pagamos costos en el corto plazo”, dijo el ministro cuando la nacion lo consultó sobre las altas tasas de interés para frenar el dólar y la posibilida­d de que obstaculic­en un despegue económico. La crítica la reactualiz­ó el fin de semana Marcelo Tinelli en Twitter. “Destruimos la moneda. Tenemos que recuperarl­a y solo así tendremos un mercado de crédito”, dijo Sica.

Pero los abogados no son un publico fácil y preguntaro­n sobre una ley que sobrevivió al kirchneris­mo y asustó al empresaria­do. “La ley de abastecimi­ento es como la bomba atómica. Uno la tiene, pero no la usa”, dijo Sica, que prometió debatir su vigencia en el futuro.

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