Alentar, creer y estimular, las claves del éxito del deporte inclusivo
El mentor de los Murciélagos pide dejar atrás las excusas y participar
“Esperá, que me está esperando un plato volador porque ahora quiero ser campeón intergaláctico”. No es una línea de un actor de Hollywood en una película de ciencia ficción, sino la frase que Enrique Nardone, exentrenador de los Murciélagos, le dijo a uno de sus deportistas apenas se alzaron con el primer título mundial de fútbol para ciegos. “Estaba tan anonadado que me vinieron a buscar para festejar y me salió decir eso”, recuerda divertido hoy, casi veinte años después de ese hito.
Nardone es un referente indiscutido en deporte y discapacidad, da clases en universidades y entrena al equipo de fútbol sala para ciegos de River. Hace poco, regresó emocionado al lugar donde todo comenzó, hace más de 30 años: el instituto para ciegos Román Rosell, en San Isidro.
Allí, en 1986, llegó de casualidad: “Entré porque una señora me contó que necesitaban un profesor de gimnasia para trabajar ‘con unos pobres cieguitos’. La primera vez que fui, no sabía ni lo que era. Traté de entusiasmarlos, pero tenían desconfianza. Había gente mayor y chicos jóvenes. Les propuse salir a trotar con una soga y una campanita, y que mientras practicábamos me contaran sus historias. En un momento, me di vuelta y dos se habían caído en una zanja. Se levantaron llenos de barro y me dijeron: ‘Pibe, esto no es así’. Y así, fui aprendiendo de ellos, se transformaron en verdaderos maestros”.
En una época donde casi no había proyectos similares, Nardone generó en el instituto un club de tiempo libre y prácticas de fútbol, judo y patín, entre otros. La gente descreía, pero ellos empezaron a trabajar su autoestima y a avanzar. “Los Murciélagos son lo que son porque hay gente que dejó atrás las excusas”, enfatiza.
Fue muy difícil tener apoyo, pero en 1987 se creó la Fundación Argentina de Deportes para Ciegos (Fadec) y las cosas comenzaron a cambiar. El seleccionado debutó en los Panamericanos de 1991; en 1996, Nardone fue uno de los referentes que elaboró el reglamento mundial de fútbol para ciegos (que sigue vigente). Desde fines de los 90 hasta ahora, los Murciélagos ganaron tres títulos mundiales y varias medallas destacadas.
“Los principales desafíos a la hora de pensar el deporte adaptado son, primero, convencer a la gente para que se sume, y luego darle continuidad a los proyectos. Yo digo que muchos profes somos provocadores: nos acercamos al otro y le decimos ‘vamos a intentarlo’. No tengo ningún familiar con discapacidad, pero soy un agradecido de lo que pude aprender y sigo aprendiendo. Estoy orgulloso de los Murciélagos y de todas esas ‘plagas’ maravillosas de nuestro deporte nacional”.