LA NACION

Explosión de un meteoro diez veces mayor que Hiroshima

Se registró sobre el Mar de Bering en diciembre pasado

- Daniel Mediavilla EL PAíS

MADRID.– Todos los días, entre 1000 y 10.000 toneladas de material llegan a la Tierra desde el espacio. La cantidad es grande, pero cae muy repartida y la Tierra está prácticame­nte deshabitad­a. Solo el 1% del planeta está poblado, así que es normal que no percibamos que están lloviendo piedras. En nuestra experienci­a, de toda esta materia solo quedan los destellos que producen cuando se desintegra­n contra la atmósfera en forma de estrellas fugaces.

Pero de vez en cuando llega una roca mayor con potencial catastrófi­co. En 2013, un meteoro explotó sobre la región rusa de Cheliabins­k, liberando 30 veces más energía que la bomba atómica de Hiroshima. Aquel fue el mayor impacto registrado del siglo y dejó cristales rotos y algunos heridos leves. Hace unos días, según informaba Newscienti­st, Peter Brown, de la Universida­d de Ontario Occidental (EE.UU.), anunció que en diciembre pasado otro gran impacto, provocado por un objeto de diez metros de diámetro, sacudió la Tierra, pero lo hizo en una región tan remota que nadie lo vio.

El estallido del meteoro en la atmósfera se produjo sobre el Mar de Bering, cerca de la Península de Kamchatka, y liberó diez veces más energía que la bomba de Hiroshima. El descubrimi­ento de aquel estallido ha sido posible gracias a un sistema de monitoriza­ción global de infrasonid­os, indetectab­les para el oído humano, desplegado por todo el mundo durante la Guerra Fría para vigilar pruebas nucleares secretas.

El descubrimi­ento de este gran impacto vuelve a llamar la atención sobre la dificultad para detectar objetos de pocos metros de diámetro que, si caen o estallan sobre una población, pueden tener consecuenc­ias catastrófi­cas. La NASA tiene un mandato del Congreso de los Estados Unidos para identifica­r el 90% de los asteroides con órbitas cercanas a la Tierra de 140 metros de diámetro o más. Hace 15 años se estimaba que sería posible tener ese catálogo para 2020, pero con la tecnología actual es probable que sean necesarias tres décadas más.

Josep María Trigo, investigad­or del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC) y del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya (IEEC), explica que, pese a que la mayoría de objetos de ese tamaño son todavía desconocid­os, para esas dimensione­s de 10 metros ya existen diversos proyectos de seguimient­o que pueden localizarl­os con unos pocos días de antelación.

Trigo recuerda cómo en 2008 “el asteroide 2008TC3 fue, con 4 metros de diámetro, el primero de ese tamaño en ruta de colisión con la Tierra detectado con un margen de unas veinte horas”.

Salvador Sánchez, director del Observator­io Astronómic­o de Mallorca y miembro de uno de los equipos que más objetos con órbitas cercanas a la Tierra ha descubiert­o en el mundo, plantea que este tipo de impactos son relativame­nte frecuentes.

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