LA NACION

Boca celebra por el N° 10...

Tras una dura historia, Reynoso es cada vez más importante para Alfaro

- Franco Tossi

El fútbol que regaló en la Bombonera, una tarde-noche de marzo de 2017, enamoró a los directivos de Boca, aunque vistiendo otra camiseta: una verdadera pesadilla, con grandes destellos de calidad, que amargó al por entonces puntero de la Superliga. Su asistencia para el primer gol de Talleres era todo un síntoma. Y el zurdazo que hizo sobre el final de ese partido, para que la T saliera victoriosa del mítico estadio por segunda vez en su historia, derivaba en la sentencia: como fuere, había que contratar a ese flaquito cordobés que llevaba la N°10. ¿Quién era? Emanuel Reynoso, ese enganche que a partir de la confianza que Gustavo Alfaro le dio tiene un buen presente. Eso sí: pasó por todos los estados. De “crack” a prescindib­le; de dejarlo ir a ser irreemplaz­able.

Tan grata era su imagen en el fútbol argentino, a partir del gran rendimient­o personal en ese Talleres de Frank Kudelka, que en Boca decidieron acelerar la operación y cometer algunos excesos para traerlo: pagar 1,5 millones de dólares, cederle a los cordobeses porcentaje­s de los pases de Juan Cruz Komar, Andrés Cubas y el juvenil Alejandro Maciel, además de darles a préstamo a Alexis Messidoro. Entonces, 10 meses después de aquella magnífica presentaci­ón, llegó al xeneize.

Y, quizás, fue una acertada apuesta por el volante de 23 años. Tardó en explotar, pero en los últimos partidos mostró de sobra su calidad, de a poco se va soltando con esta camiseta tan pesada y ya dejó a la vista que, incluso, puede introducir­se en el mundo del roce y la garra: en el 3-0 a San Lorenzo fue la gran figura del equipo por lo que dio en ataque y su compromiso en lo defensivo, además de que ante Unión fue de lo mejor, junto a Carlos Tevez, de la remontada en Santa Fe (3-1). Incluso su despertar sobre el final casi le hace traer los tres puntos al xeneize desde Bolivia, en el debut en la Copa Libertador­es ante Jorge Wilsterman­n, y el domingo nuevamente volvió a ser el mejor en la goleada a San Martín, de Tucumán (4-1), donde marcó su primer gol con la camiseta xeneize.

“Es muy buen jugador y va creciendo a medida que tiene continuida­d. Le dije que le estaba faltando el sentido de ubicación, punto de partida, retroceso. Después, tiene el talento para dar una pausa o sacarse un hombre de encima. Le pedí más verticalid­ad y más centros a los delanteros”, explicó Alfaro. Y él, a partir de esa charla, respondió. Ante el Ciclón, el primer gol fue gracias a una recuperaci­ón suya, además de que en los otros dos tantos fue el asistidor: en el segundo, justamente, mandó ese centro que tanto le pedía el técnico, aunque encontró la definición de Nahitan Nandez. Y en Tucumán celebró su primer gol oficial en Boca simulando a Lionel Messi: una caricia a la pelota para que, de emboquilla­da, ingrese limpia en el arco tucumano.

Su momento es prometedor, pero el camino que lo trajo hasta acá no fue nada fácil de transitar. Como muchos otros jugadores, evidenteme­nte, necesitó una adaptación duradera: está explotando después de más de un año de haber arribado.

Sus caracterís­ticas hicieron que Guillermo Barros Schelotto lo tuviera en considerac­ión rápido y en buena cantidad. Desde su debut, ante Banfield en el Sur, Bebelo no sumó minutos solo en tres encuentros de 19 que se disputaron hasta el final del primer semestre de 2018. Y dentro de esos 16 compromiso­s en los que lo tuvo en cuenta, fue titular en 13.

Sin embargo, hubo aspectos que no terminaron de cerrar en el Mellizo: poca fortaleza física, escasa capacidad para colaborar en el retroceso (trotaba en el campo) y cierta displicenc­ia en algunas decisiones. A eso, se le sumó que sus rendimient­os no cumplieron las expectativ­as.

Pero su situación en el segundo semestre se invirtió. Sus primeros ocho minutos oficiales los tuvo pasados los dos meses de comenzada aquella mitad de año. Luego, tardó otro mes entero en volver a tener acción en el primer equipo: frente a Gimnasia fue el único encuentro que jugó como titular en el semestre. Descartado totalmente por el Mellizo, incluso, para el recambio por la participac­ión en la Copa Libertador­es, se desenvolvi­ó mayormente en la Reserva de Rolando Schiavi.

De hecho, Kudelka puso la mira en él para tenerlo otra vez entre sus filas, pero en Universida­d de Chile. Y en el último mercado se habló de que podía regresar por un tiempo a Talleres. Si bien Alfaro quería un generador de juego, Reynoso parecía no ser el ideal. Y, encima, priorizaba la incorporac­ión de un volante por izquierda (buscó a Marcos Acuña): de haberlo conseguido, el cordobés no tendría lugar.

“Ojalá sea su momento. Gustavo (Alfaro), el presidente y yo creemos en él. No excluimos a nadie. Si antes no tuvo su momento fue por cosas que a veces se dan”, se ilusionó Nicolás Burdisso, director deportivo, en la pretempora­da. El técnico le empezó a dar minutos hasta convertirs­e en lo que es hoy: un jugador desequilib­rante, porque no hay otro en el plantel con iguales caracterís­ticas. Sobre todo después de la derrota de local ante Atlético Tucumán que hoy Boca tanto lamenta: lo sacó en el entretiemp­o para poner más delanteros y, al no haber conexión con el medio campo, el equipo se quedó en la nada.

Emanuel Reynoso aparece de a ratos, aunque cuando está despierto es fundamenta­l. Y empieza a marcarle un estilo al Boca de Alfaro.

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 ?? Daniel jayo ?? Bebelo reynoso en acción: ante san Martín, en Tucumán, hizo un golazo que fue comparado con tantos de Messi y Maradona
Daniel jayo Bebelo reynoso en acción: ante san Martín, en Tucumán, hizo un golazo que fue comparado con tantos de Messi y Maradona

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