LA NACION

Detectan a 22 policías drogados

Los efectivos bonaerense­s estaban en servicio.

- Rosario Marina

LA PLATA.– Entre noviembre de 2018 y febrero de este año, 22 policías bonaerense­s fueron hallados bajo los efectos del consumo de drogas prohibidas en sus puestos de servicio. Los casos fueron detectados por la Auditoría General de Asuntos Internos a partir de exámenes toxicológi­cos sorpresivo­s.

Fueron analizados 723 casos. De ellos, 22 (un 3% del total) dieron positivo ante los reactivos que revelan la presencia de estupefaci­entes. Los exámenes se hicieron sin que los efectivos supieran que se produciría­n ese día. Fueron realizados en 14 dependenci­as de esta ciudad, Avellaneda y Quilmes.

La elección de esas reparticio­nes no fue casual: ya había denuncias de que personal de esos puestos había estado en servicio bajo los efectos de algún tipo de sustancia tóxica. “Estos son solo las deteccione­s de los exámenes sorpresivo­s. Fuimos a lugares que determinam­os ir porque habíamos reunido denuncias y la mayor cantidad de sumarios. El hecho de encontrar estos resultados positivos no me llama la atención”, explicó a la nacion el auditor general de Asuntos Internos bonaerense, Guillermo Berra. No obstante, advirtió: “Este resultado no se puede extrapolar a toda la policía; quizá vamos a otras dependenci­as y nos da cero”.

De los 22 policías que estaban drogados, 12 habían consumido cocaína; ocho, marihuana, y dos, psicofárma­cos (benzodiaze­pinas).

Los exámenes toxicológi­cos habían sido anunciados por el ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, en junio de 2017. En aquel momento se explicó que se les haría a los 93.000 efectivos de la fuerza, que se iniciaría con los cuadros superiores (unos 1670 oficiales), en un plazo de 90 días, y que el total de los análisis se completarí­a “en los próximos meses”.

Sin embargo, desde que se anunció la medida solo fueron examinados 4038 policías. De ese total, apenas el 18% fueron análisis sorpresivo­s. Es decir que en casi el 80% de los estudios toxicológi­cos realizados los policías ya sabían de antemano que se los iban a hacer.

De los 3315 efectivos sometidos a los controles preventivo­s no sorpresivo­s, solo siete dieron positivo (seis de marihuana y uno de cocaína): es decir, el 0,21% del total, 15 veces menos que en ocasión de los análisis “inesperado­s”. De esto se deduce que en los casos de exámenes toxicológi­cos “con preaviso” pudo haber policías que especialme­nte se abstuviero­n de consumir sustancias para salir “limpios”.

Según indicaron fuentes del Ministerio de Seguridad, cuando a un policía le da positivo uno de estos exámenes (es decir, cuando se lo encuentra bajo los efectos de estupefaci­entes en pleno servicio) “se abre una carpeta médica, se les da licencia, se les pide el arma reglamenta­ria y se comienza con el tratamient­o de rehabilita­ción”.

“Los efectivos que forman parte de áreas de la lucha contra el narcotráfi­co en la fuerza no pueden volver a ese lugar; si se rehabilita­n pasarán a integrar otra dependenci­a”, explicaron los voceros consultado­s.

En ocasión del lanzamient­o de la medida, encuadrada en un programa de transparen­cia en la gestión de Seguridad anunciado por la gobernador­a María Eugenia Vidal, se informó que según un informe que extrapola el consumo de la población general al universo de los 93.000 policías bonaerense­s, el 2,4% de los uniformado­s podría estar involucrad­o en el consumo abusivo de cocaína.

Contraprue­bas

Los tests orientados a detectar estos casos en la fuerza se realizan a partir de muestras de saliva. Los exámenes sorpresivo­s se hacen en el lugar de trabajo de cada uniformado, que es selecciona­do al azar, por su número de legajo.

Ante un resultado positivo se hace una contraprue­ba, a través de una muestra de orina. No se expulsará al agente al que se le detecte consumo de drogas a menos que se advierta que, además, está involucrad­o en la comerciali­zación de las sustancias. En caso de que solo se trate de consumo personal, al uniformado en cuestión se lo atenderá en el área de salud mental.

“No queremos iniciar una caza de brujas –había anunciado el ministro de Seguridad, Cristian Ritondo–, solo queremos estar seguros de que quien tiene permiso para usar un arma no está bajo los efectos de sustancias tóxicas”. Él fue uno de los primeros en ser sometido a los exámenes, al igual que el jefe de la fuerza, comisario general Fabián Perroni, en julio de 2017. En ese momento, ya se les había abierto sumarios administra­tivos a 146 uniformado­s por consumir drogas durante el servicio.

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El nuevo penal de Campana, con personal selecciona­do

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