Trump, más duro con Irán
Calificó a la Guardia Republicana de grupo terrorista.
WASHINGTON.– Estados Unidos dio un paso más ayer en su campaña de presión contra Irán. En una medida inédita, el presidente Donald Trump anunció que su país incluyó oficialmente al cuerpo militar de elite, la Guardia Revolucionaria, en su lista de organizaciones “terroristas” extranjeras.
Es la primera vez que una organización “que forma parte de un gobierno extranjero” es considerada de esta manera, precisó Trump, y dijo que esta medida permitirá aumentar la “presión” contra Teherán, enemigo jurado de Washington.
Como represalia, Irán tomó la misma medida contra el Comando Central de las Fuerzas Armadas norteamericanas, es decir, el sector que controla a las tropas desplegadas en o alrededor de una veintena de países en Medio Oriente y Asia Central.
La tensión entre ambos países ha aumentado desde que Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear de 2015 en mayo pasado y reimpuso una serie de sanciones que han golpeado a la economía iraní. Trump dice que el pacto no aborda la actividad de misiles balísticos de Irán lo que ve como una influencia maligna en la región.
Para Trump, Irán es un patrocinador estatal del terrorismo y “la Guardia Revolucionaria participa activamente, financia y promueve el terrorismo como una herramienta de la política”.
La Guardia Revolucionaria se formó en Irán después de la revolución de 1979 con la misión de defender el régimen clerical, en contraste con las unidades militares más tradicionales que protegen las fronteras, y acumuló un fuerte poder, incluso con importantes intereses económicos.
La CIA aseguró en 2017 que la Guardia Revolucionaria controla aproximadamente el 20% de la economía nacional iraní.
La Fuerza Quds, llamada así por la palabra árabe para Jerusalén, es la unidad más preciada del grupo, encargada de apoyar a las fuerzas aliadas con Irán en la región, entre ellas, al presidente sirio Bashar alAssad y el Hezbollah del Líbano.
La designación de la Guardia Revolucionaria como grupo terrorista, efectiva desde el 16 de abril, implica la congelación de los activos financieros que la institución tenga en jurisdicciones estadounidenses la prohibición de hacer negocios con ellos, prestarles apoyo material o viajar a Estados Unidos a sus responsables, medidas que Washington aspira a que lleven a aliados de Teherán como Siria, Líbano o Yemen a replantearse su apoyo al régimen de los ayatollahs.
La designación “deja en claro los riesgos de realizar negocios o entregar apoyo a los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria –dijo Trump–. Si estás haciendo negocios con ellos, estás financiando al terrorismo”.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, un férreo crítico de Irán, ha estado presionando por un cambio en la política estadounidense como parte de una posición más firme del gobierno de Trump en torno a la república islámica.
Frente al anuncio estadounidense, Irán respondió rápidamente. Condenó la decisión, señalando que se trata de un acto ilegal generado por la influencia regional de Teherán y su “éxito en combatir al Estado Islámico”, según la televisión estatal.
Además, el gobierno iraní relacionó la decisión con las elecciones en Israel, que se celebran hoy, y el deseo de la administración Trump de ayudar a la reelección del primer ministro Benjamin Netanyahu (ver aparte). “Trump debería darse cuenta de que [los adalides de Netanyahu] lo están llevando a otro desastre estadounidense”, escribió en Twitter el ministro de Exteriores, Javad Zarif, que advirtió que la decisión puede desestabilizar la región y poner en riesgo a las tropas de Estados Unidos.
Zarif además envió una nota de protesta a la embajada suiza en Teherán, que se encarga de los intereses estadounidenses en Irán.
Por su parte, el Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán declaró a Estados Unidos “país que patrocina al terrorismo” y a las fuerzas estadounidenses en la región, “grupos terroristas”.
En los últimos años, Washington impuso sanciones a decenas de entidades e individuos afiliados a la Guardia Revolucionaria, pero nunca había castigado directamente a ese cuerpo militar.
La decisión es fruto de un debate en el gobierno de Trump, donde algunos funcionarios en el Pentágono y la CIA advirtieron que esa medida podría llevar a represalias contra las tropas estadounidenses en Medio Oriente, informó The New York Times.
La medida también podría entrañar complicaciones diplomáticas, al impedir a militares o diplomáticos estadounidenses contactar con autoridades iraquíes o libanesas que interactúen con los pasdaran (término persa con el que se conoce a los miembros de este ejército ideológico).
El gobierno norteamericano actualmente designa a 60 grupos, como Al-Qaeda, Estado Islámico (EI) y la milicia chiita libanesa Hezbollah y numerosas facciones militantes palestinas, como “organizaciones terroristas extranjeras”, pero ninguno de ellos es parte de un ejército estatal.