El peligro de las fake news
Cómo se construyen las noticias falsas en la web.
Albores del año electoral. El asesor de un político llama a un amigo, dueño de un sitio web que presenta como medio de noticias. Quiere “mover” información en contra de un opositor. Arreglan el costo, un par de clics y la nota está online. Ahora hay que hacerla circular. Llama a un agente de comunicación y se pone en marcha la ingeniería de trolls y cuentas de reproducción automática. El link circula. Resta esperar que “lo levante” algún referente con muchos seguidores o un medio de comunicación masivo. Si la noticia falsa “prende” entre los usuarios y se propaga por la web, será un éxito.
El caso corresponde a la experiencia de un consultor de comunicación virtual con el encargo de una noticia falsa. Y aunque el proceso de creación de fake news tiene múltiples variantes, el objetivo es siempre el mismo: manipular la opinión pública a través de una mentira que se presenta como dato verdadero. Aunque los especialistas en verificar información (fact-checkers) recomiendan que se las llame “desinformación”.
En la Argentina, las fake news aparecen cada vez con mayor frecuencia. Dirigentes políticos y ONG temen que este año electoral circulen más que nunca. Sobre todo después de la experiencia de las elecciones en Brasil, donde las noticias falsas marcaron a fuego el proceso electoral, en especial vía WhatsApp.
Según pudo reconstruir la nacion sobre la base de entrevistas con políticos, periodistas, consultores especializados en comunicación digital y académicos, en la Argentina las fake news se producen y reproducen por instrucciones de entidades con intereses específicos: partidos políticos, financieras, gobiernos y figuras públicas les dan el impulso inicial y luego dejan que funcione la maquinaria de consumo de información en redes, donde el chequeo de la información no es lo más habitual.
Los principales partidos niegan difundir contenidos falsos y acusan a sus contrincantes. En Pro, las consideran “contraproducentes” y dicen que el kirchnerismo tiene una “megausina”. En Unidad Ciudadana, en cambio, están convencidos de que el partido de Mauricio Macri promueve este tipo de publicaciones. Incluso Cristina Kirchner denunció que medios masivos de comunicación dieron fake news en su contra.
Mientras tanto, en el mundo virtual circulan noticias falsas en contra de referentes de uno y otro extremo del espectro ideológico, así como contra referentes de otros partidos. La dirigente Victoria Donda, de Somos, denunció varios ataques de fake news durante el debate por el aborto. Este año, por ejemplo, circularon noticias basadas en una foto de una mujer que se le parecía consumiendo cocaína. Después del último festival Lollapalooza circularon supuestas fotos de María Eugenia Vidal subiendo a sus hijas a un helicóptero oficial para llevarlas. Y los casos abundan.
El mecanismo
La difusión de noticias falsas no es un fenómeno nuevo, pero las redes sociales les dieron un impulso inédito. Pueden producirse de manera orgánica, si se trata de un partido, o tercerizarse. El precio que cobran las consultoras o agencias de prensa –que ofrecen las fake como servicio puntual o como parte de un pack de comunicación– depende de distintas variables, como plazos de publicación, tipo de red y despliegue. Si la fake news se necesita para el mismo día, se cobra más caro que si se planifica. Y si es un desarrollo de largo aliento se negocia con números que superan las seis cifras. Un paquete de comunicación por redes se paga a una consultora entre 30.000 y 40.000 pesos por mes, como mínimo. Además, existen sitios web que publican noticias y cobran por publicar desinformación.
“La gente no chequea, es muy fácil reproducir una mentira”, dice un consultor en comunicación en internet que desde hace diez años maneja una agencia dedicada a la difusión en redes. En reserva, desde sus oficinas ofrece la creación de una noticia a través de uno de sus portales (en formato de noticia con título y copete) o exclusivamente en redes (por ejemplo, a través de un meme). El mecanismo para reproducirlos es a través de trolls y bots, una cuenta de reproducción automática.
El éxito principal de una noticia falsa radica en la cantidad de veces que es reproducida. Para que funcione es necesario “moverla” a través de programas de bots (reproducción de contenidos de manera automática) y uso de trolls. O lograr que tenga legitimidad. La difusión es la clave de la desinformación. ¿Cómo? A través de líderes de opinión o entidades respetadas. Basta con un tuit de un actor con millones de seguidores, un dirigente político o una ONG. “Los políticos caen bastante, sobre todo los que manejan sus propias cuentas, porque se niegan a tener un community manager”, dice un consultor.
En la Argentina, uno de los estudios más recientes sobre el comportamiento de las audiencias frente a las fake news, de la agencia Solo Comunicación, arrojó que el 26% de los usuarios no chequean la veracidad de la información que ven en portales de internet, y mientras mayores son, menos verifican.
“Una vez que se enteran de que una información que circula puede ser falsa, casi la mitad de los que confirman, el 48%, deciden ignorarla. El 28% avisa a sus contactos de la falsedad; el 12% bloquea a quien le envió la información, y solo el 3% denuncia la publicación”, detalló a la nacion Martín Romeo, director estratégico de la agencia, a cargo de la investigación. También mostró que Facebook y WhatsApp son, en ese orden, las plataformas más utilizadas para compartir información de actualidad en la Argentina.
La investigadora del Conicet Natalia Aruguete asegura que los usuarios tienden a propagar (retuitear) los mensajes que coinciden con sus creencias previas y evitan exponerse y compartir contenidos que les generan “disonancia”.
El politólogo Kevin Grunbaum, consultor en comunicación digital, está convencido de que las noticias falsas “son más fértiles” en la grieta y asegura que la desinformación no tiende a cambiar opiniones, sino a “radicalizar las posturas radicales”.