El lado B de la cosecha récord
Las rutas por donde sale el 85% de las exportaciones de granos, en pésimo estado.
ROSARIO.– La fila de camiones es interminable, se pierde en el horizonte que termina en el río Paraná. Los vehículos de carga van a paso de hombre por un camino de ripio que termina en los puertos de las empresas Cofco, Renova y Dreyfus, en Timbúes. Con el tráfico, la tierra se levanta y crea nubes de polvo espesas, como si fuera neblina.
La lentitud de los camiones no solo es por el intenso tráfico por el volumen de la cosecha, sino también por los pozos que hay en ese camino. “Tenemos que atravesar cráteres y hay que ir muy despacio para cuidar el vehículo. Se podría tardar la mitad de tiempo si el camino estuviera en buenas condiciones”, advierte Manuel Perrone, un transportista de 46 años oriundo de Devoto, Córdoba, cerca de San Francisco, quien desde hace más de 10 años trae granos a los puertos de la zona.
Por día llegan entre 8000 y 10.000 camiones a la zona de los puertos del Gran Rosario, de donde sale el 85% de la cosecha de granos del país, que este año será récord. Según el último reporte de la Bolsa de Comercio, ya se cosechó el 75% de los cultivos de maíz y el 40% de soja de la llamada zona núcleo, por lo que el tráfico será incesante durante los próximos meses.
El año pasado, cuando la cosecha fue menor a causa de la sequía, llegaron 1,5 millones de camiones a estas terminales, de donde salieron rumbo a distintas partes del mundo 2170 buques con sus bodegas repletas de granos, aceite, harina y otros subproductos del complejo agroindustrial.
A pesar de que el camión es el flete más caro, el 83% de la producción agropecuaria del país se mueve en ese tipo de vehículos que surcan las rutas del país, sobre todo en un radio de 400 kilómetros de la zona núcleo. Solo el 16% de los granos se transportan en tren y apenas el 1% en barcazas.
En esta campaña se prevé que arriben a los puertos más de 2 millones de camiones cargados con granos. Lo hacen por rutas nacionales y caminos provinciales y municipales, que están cada vez más deteriorados. La ruta nacional 11, que va de norte a sur sobre las terminales, está destruida, con huellas y pozos muy profundos en la carpeta asfáltica. Las rutas 34 y 9 también están en muy mal estado, y los caminos municipales que conducen a las plantas, que en su mayoría son de ripio son prácticamente intransitables.
Los habitantes de las ciudades de la zona portuaria sufren también las consecuencias de estas falencias en la infraestructura. Los vecinos de La Ribera, localidad vecina a Timbúes, realizaron hace dos semanas un corte de ruta para protestar por el tráfico de camiones. Al costado de la ruta que une la autopista Rosario-Santa Fe con la 11 hay una especie de playa de camiones en medio de un lodazal. Ahí para el colectivo Expreso, que lleva a los vecinos a las otras ciudades y a Rosario.
Alejandro Aguirre, vecino de La Ribera, sostuvo cuando se produjo la protesta: “El problema con los camiones sobre la ruta es de hace años. Murieron dos chicos en un accidente con un camión hace dos años. En ese momento hicimos una protesta y vinieron funcionarios de la intendencia a colaborar, y en un principio la respuesta fue satisfactoria, pero esto se fue dejando, el año pasado estuvo muy problemático para salir y este año ya llegó al colmo”.
El informe semanal de la Bolsa de Comercio destaca que “aunque el clima está yendo a favor de la actividad también se destaca el problema de las rutas”. El documento señala que “los caminos se van deteriorando año a año. Particularmente, en esta campaña las abundantes lluvias agravaron el problema”. “Es el gran punto débil”, porque “los caminos rurales están muy lejos de las necesidades. De ocurrir lluvias medianamente importantes, los movimientos van a complicarse mucho”, advierte.
El sendero de ripio que desemboca en las terminales Cofco, Renova y Dreyfus sale a la ruta 11, que está desde hace más de una década en pésimo estado. A unos 500 metros de la intersección de ese camino precario con la ruta 11 hay un puente que cruza el río Carcarañá, que tiene una mano cortada porque está en reparación.
El viernes a las 8 de la mañana cuatro operarios sacaban con palas y picos los pedazos de asfalto en mal estado y los arrojaban al río, sin ningún problema. El problema en el puente ocasiona desde hace meses un embotellamiento de camiones, que alcanza entre 5 y 8 kilómetros en un día en que no es el pico de ingreso a los puertos. “Antes de que fuera el cambio de gobierno cepillaron toda la ruta para después asfaltarla, pero nadie la siguió y quedó así”, señala Antonio Flores, que tiene un local de venta de comidas al costado de la ruta.
La cinta asfáltica de la ruta 11 se ve muy deteriorada. Las huellas que se forman en el pavimento son profundas y los días de lluvia se transforman en un peligro no solo para los camioneros sino también para los habitantes de los pueblos que van desde Timbúes a San Lorenzo.
“Esta semana vine todos los días a descargar granos a los puertos. Si los caminos estuvieran en mejor estado todo sería más ágil y más rápido para todos, tanto para los transportistas como para las terminales donde debemos descargar los granos”, afirmó Marcelo Centeno, un camionero de Vicuña Maquena, Córdoba.
Este hombre de 43 años valora que el sistema Stop que implementó el Ministerio de Transporte de la Nación desde 2017 mejoró con el establecimiento de cupos para descargar en los puertos. “Dentro de los puertos estamos tardando entre seis y nueve horas, cuando antes era el doble. Pero el problema está en las rutas, que están en mal estado”, recalca el transportista, que desde hace 15 años va y viene con los acoplados cargados de maíz, trigo y soja.
Agustín Rodríguez, transportista de Gálvez, Santa Fe, se queja no solo del estado “calamitoso” de los caminos, sino también de que el tráfico se podría ordenar de mejor manera, según él, si en los accesos a las rutas se derivara el tráfico hacia cada puerto. “Pagamos 300 pesos por día en las playas de los puertos por una tasa municipal. Nos podrían dar algún tipo de servicio”, advierte.