LA NACION

Netanyahu busca convertirs­e en el premier con más tiempo en el cargo

Tras 13 años en el poder, las elecciones de hoy son vistas como un virtual referéndum

- Rubén Guillemí

Benjamin Netanyahu enfrenta hoy el desafío del bronce y del barro. Si logra imponerse en los comicios parlamenta­rios y formar nuevamente gabinete, a partir de julio será el primer ministro israelí con mayor permanenci­a en el cargo. Pero alrededor de esa fecha también podría convertirs­e en el primer jefe de gobierno de la historia de Israel procesado penalmente por corrupción.

“El auténtico combate de Netanyahu es seguir siendo primer ministro y no ir a prisión”, dijo a la nacion Gideon Rahat, de la Universida­d Hebrea de Jerusalén.

El fiscal general Avichai Mandelblit tiene previsto acusar al líder derechista a mitad de año por el cobro de millonaria­s coimas, fraude a la administra­ción pública y abuso de confianza. Y un triunfo en las urnas le daría suficiente oxígeno político como para sobrevivir el largo proceso de apelacione­s y artimañas legales con las que podrá demorar por años un eventual encarcelam­iento.

Pero luego de cinco mandatos y 13 años de gobierno, por primera vez Netanyahu corre el riesgo real de perder los comicios frente al exjefe de las Fuerzas Armadas Benny Gantz, que le arrebató el estandarte de campaña más sagrado que puede tener un candidato israelí: ser garante de la seguridad del país.

“Los días en que yo dirigía la unidad de combate Shaldag –en los 90– en operacione­s en territorio enemigo arriesgand­o nuestras vidas, usted, Benjamin Netanyahu, pasaba con valentía y determinac­ión de una sesión de maquillaje a otra en los sets de televisión”, se burló Gantz, líder del partido centrista Azul y Blanco, un taciturno general que poco a poco fue cobrando locuacidad.

Las últimas encuestas muestran una leve ventaja de Gantz. Pero en un sistema parlamenta­rista como el israelí, con 120 escaños, no cuenta tanto quién obtiene más votos en los comicios, sino quién es el líder que está en mejores condicione­s de reunir apoyos para lograr la mayoría parlamenta­ria de 60 más uno, necesaria para obtener el encargo del presidente Reuven Rivlin de formar gobierno.

Y ahí es donde entra a jugar el amplio arco político de la Knesset, el Parlamento israelí.

“Si Gantz recibe la propuesta de formar gobierno, es muy probable que tenga que incluir a todos, desde el partido Meretz, de la izquierda, hasta el partido Telem, de derecha. En cambio, un gobierno de Netanyahu, aunque sería ciertament­e más de derecha, podría lograr el apoyo de partidos que van desde del centrista Kulanu hasta el racista de extrema derecha Otzma Yehudit”, explicó a la nacion el analista norteameri­cano Henry Rome, del Eurasia Group.

Detrás de ese arco partidario se encolumna una enorme diversidad de sectores sociales.

El profesor Rahat, de la Universida­d Hebrea, intentó armar un perfil de los votantes según el grupo social al que pertenecen. “Una primera división de la población es el sector seculariza­do, que tiende a votar en contra de Netanyahu, y el religioso, que lo apoya. A su vez, entre los religiosos, los ortodoxos son más cercanos a la derecha que los liberales. Y desde el punto de vista étnico, los sefaradíes –provenient­es del sur europeo– son más pro-Netanyahu que los ashkenazis (europeos del centro-norte)”, explicó.

Así las cosas, el fiel de la balanza sigue quedando en el medio entre el premier y el veterano general. Si Gantz le arrebató a Netanyahu la bandera de la seguridad, el primer ministro tiene en su haber una gestión económica en la que el PBI creció en esta década a un promedio del 3% anual, el desempleo se encuentra en un mínimo histórico del 3,6%, Israel es hoy líder mundial en alta tecnología, y hasta hay un cohete de este pequeño país –con menos territorio que la provincia de Tucumán– viajando en este momento a la Luna para convertir a Israel en la cuarta nación en conquistar el satélite terrestre.

“Es muy difícil derrotar a un líder populista como Netanyahu”, afirmó el profesor Rahat. “Respaldado en su popularida­d, él se cree en condicione­s de atacar a los jueces, a los medios y a todo el que se le interponga. Y diga lo que diga la Justicia, sus votantes siempre van a creer más lo que dice él que las pruebas”, afirmó.

Y Netantyahu no se deja intimidar por el crecimient­o de Gantz en los sondeos. “Yo siempre pierdo en las encuestas y gano el día de la elección”, sostuvo.

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ThOmAs COEx/AFP Netanyahu saluda a sus seguidores en Jerusalén

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