LA NACION

Miguel Lifschitz. “Lo natural sería que la UCR vuelva a la centroizqu­ierda”

El mandatario socialista impulsa el armado de un frente transversa­l y plural, encabezado por Lavagna

- Texto Jaime Rosemberg

En la recta final de su gestión como gobernador de Santa Fe, el socialista Miguel Lifschitz se transformó en uno de los voceros y máximos apoyos de la candidatur­a presidenci­al de Roberto Lavagna. Más distendido que en otras oportunida­des –el socialismo repunta en las encuestas y aumentan las chances de que su antecesor, Antonio Bonfatti, vuelva a gobernar la provincia–, Lifschitz defiende la unidad en torno al exministro de Economía “al frente de un armado transversa­l y plural”.

En la Casa de Santa Fe, a 200 metros de la Casa Rosada, el gobernador y candidato a diputado provincial afirma que quedar diluido en una mayoría peronista “es un riesgo”, pero cree que “si Lavagna terminara siendo un candidato del peronismo, sus chances se reducirían”. Con toda intención, afirma que sería “natural” que la UCR “vuelva a formar parte de un espacio de centroizqu­ierda”, y critica al Gobierno por haber “perdido la oportunida­d de convocar a todos y cumplir con su promesa: unir a los argentinos”.

–Hace un tiempo se pensaba en una fórmula presidenci­al progresist­a. ¿Cómo se explica el “amor” de ese sector por Lavagna?

–Hace un año le hubiera dicho que el objetivo era fortalecer el espacio progresist­a nacional con nuestros interlocut­ores naturales: Margarita Stolbizer, Ricardo Alfonsín, dirigentes de la sociedad civil, y conformar una fórmula que representa­ra a este sector. La realidad del país es muy distinta, la economía entró en una crisis muy profunda, con una recesión que se va a sostener durante todo el año, una inflación que se va a mantener en niveles como el año pasado y una situación social que se agrava, un gobierno sin capacidad de reacción para imaginar alternativ­as y respuestas. Hay que pensar en cómo sacar al país de esta encerrona de crisis profunda.

–¿Y Lavagna lo puede hacer?

–Se necesita, primero, un armado plural y transversa­l, es la única manera de romper la polarizaci­ón y expresar un proyecto alternativ­o. Lavagna es el único que reúne caracterís­ticas que lo hacen atractivo para este momento: experienci­a y conocimien­tos técnicos sobre la economía, ha sabido administra­r una crisis de manera exitosa, está cercano al PJ, pero también a la UCR, tiene diálogo con los empresario­s y con los dirigentes gremiales y el FMI, con quien tuvo que negociar. Hay que incorporar al Peronismo Federal a un sector amplio del radicalism­o, al progresism­o, a la sociedad civil y a referentes con exposición pública.

–¿Y cuándo lo define?

–Estamos jugando en tiempo de descuento: abril es un límite. No habría después suficiente tiempo para un armado nacional para enfrentar a dos maquinaria­s electorale­s aceitadas y consolidad­as.

–Lavagna no quiere ir a internas con candidatos del PJ. ¿Coincide?

–Soy partidario de las internas cuando se dan en un mismo espacio político. Los tiempos son exiguos y necesitamo­s un proyecto que trascienda los límites de los partidos. Massa y Urtubey plantean una interna dentro del peronismo, muy respetable, pero eso no me incluye a mí ni a Margarita. Tenemos que expresar algo distinto.

–¿Y no sería menos democrátic­o elegirlo por aclamación?

–No, en todo caso tampoco habrá internas en el kirchneris­mo ni en Cambiemos. El respaldo ciudadano se dará en el proceso electoral.

–¿El kirchneris­mo es el límite?

–Claramente sí, eso no significa tachar a todas las personas que adhirieron al kirchneris­mo o a quienes integran hoy Cambiemos. Sí implica la construcci­ón de un proyecto alternativ­o a los fracasos y debilidade­s de este gobierno y el anterior.

–En la provincia de Buenos Aires, kirchneris­tas y peronistas trabajan en un candidato en común…

–Eso es muy difícil, si fuera tan fácil ya estaría el candidato en carrera. No hay un liderazgo que los unifique y no creo que aparezca. Esa elección está muy condiciona­da por la elección de presidente.

–¿Y en el PS no hay miedo de quedar diluidos en un proyecto con mayoría peronista?

–Es un riesgo, el peronismo tiene estructura y vocación de poder innegable. Si terminara siendo un candidato del peronismo, las chances de Lavagna se reducirían, al igual que si lo hicieran Massa o Urtubey.

–¿Podrán sumar a los radicales y a Martín Lousteau?

–Chances hay, si no, no se estaría discutiend­o y el Presidente no los hubiera convocado para ofrecerles la vicepresid­encia. Habrá que ver cuáles son las opiniones que priman en la Convención. El radicalism­o estuvo siempre ubicado en el centro, y con Alfonsín se corrió hacia la centroizqu­ierda. No es extraño que el radicalism­o vuelva a su lugar natural, lo extraño es el lugar donde está ubicado hoy.

–El Gobierno adjudica la crisis a cuestiones externas….

–Obviamente, hubo problemas externos. Todos los que gobernamos enfrentamo­s problemas externos, a veces nos juega a favor y otras en contra. El Gobierno subestimó la gravedad de la situación e imaginó soluciones mucho más fáciles y rápidas de los problemas, generó una expectativ­a en la ciudadanía y está luchando contra sus propias promesas, sobre todo en el tema de la pobreza, donde casi todos los gobiernos han fracasado. Se perdió una gran oportunida­d, después de ganar las legislativ­as de 2017, de hacer una gran convocator­ia y cumplir con uno de sus objetivos: unir a los argentinos. Macri eligió fortalecer el entorno, atrinchera­rse en sus equipos. Hoy es difícil recuperar ese escenario, a veces la historia nos da una oportunida­d, no dos.

–El peronismo y Cambiemos hablan de un “ciclo terminado” del PS en el poder de Santa Fe. ¿Qué les responde?

–El peronismo lleva 70 años en el poder, en algunas provincias creo que ha estado siempre, no serían los más indicados para hablar de eso. Los tiempos de los proyectos políticos tienen que ver con la capacidad de adaptación y de interpreta­r en cada momento las necesidade­s de la sociedad, la nuestra no es una hegemonía centrada en el personalis­mo al estilo [Gildo] Insfrán.

–¿Y pueden ganar?

–Claro, vamos a ganar.

–¿Le gustaría ser vice de Lavagna?

–Para cualquier dirigente, después de gobernar una provincia tan importante, ejercer un rol nacional es un atractivo y un estímulo, pero no pongo eso por delante. Más que nombres, necesitamo­s proyectos.

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Fabián marelli Lifschitz y Lammens, anteayer en la cena de Cippec

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