LA NACION

Un desafío para que la columna vertebral recupere la confianza

Boca recibirá esta noche a Jorge Wilsterman­n, con la intención de ganar y dar un paso valioso con miras a los 8vos de final; Benedetto, Izquierdoz y Marcone ante la chance de lograr la consolidac­ión

- Franco Tossi

La campaña del Boca conducido por Gustavo Alfaro no ha sido mala hasta el momento. Si bien no ha sabido tener una constancia en el buen juego, el técnico logró ese cambio inmediato dejando atrás el vértigo ofensivo del anterior ciclo, con Guillermo Barros Schelotto como entrenador, para pasar a éste, que se caracteriz­a por ser más compacto, inteligent­e, comprometi­do.

Tiene sus fallas, claro, como el tropezón de la semana pasada por la Copa Libertador­es, en Curitiba, en el 0-3 ante Atlético Paranaense: la segunda derrota en 15 encuentros oficiales. Entonces, el bajo rendimient­o de algunos futbolista­s los disimula la correcta labor colectiva. Aunque están bien marcados. Porque, justamente, la columna vertebral es la que hoy no encuentra respuestas. Esta noche (21.30 hs), esa zona de la formación tiene una buena oportunida­d para volver a tomar confianza: Jorge Wilsterman­n, el equipo más accesible del grupo, visita la Bombonera.

Carlos Izquierdoz, el capitán cuando Carlos Tevez no está en la cancha, Iván Marcone y Darío Benedetto son unas constantes fijas en el once titular de Alfaro. Son ellos los que deben levantar el rendimient­o: el resto de los nombres que hoy serán de la partida están bastante asentados. Excepto los citados, que no pasan por el mejor momento.

Izquierdoz es el de más flojo nivel en una última línea que, con el correr de los partidos, fue ganando solidez (siete vallas invictas). Todavía muchos lo apuntan por lo acontecido en la final continenta­l perdida ante River en noviembre-diciembre pasados: estuvo en la foto de los dos goles recibidos en la Bombonera (uno lo convirtió en contra). Sin embargo, en este trimestre tampoco tuvo actuacione­s como las que se esperaban. En lo reciente, por ejemplo, se le recrimina su lentitud y falta de olfato defensivo para cubrir a tiempo el gran hueco que le quedó a Cristian Chávez, atacante de Aldosivi, tras el error de Jorman Campuzano para convertir la paridad final en Mar del Plata, el último fin de semana. Es decir, el hincha no tiene demasiada confianza en él y señalan con énfasis sus continuas fallas.

Por ahora, en el cuerpo técnico no hay dudas y le siguen concediend­o la titularida­d. Pero saben muy bien que sus competidor­es pueden estar por encima en cualquier momento. Porque Lisandro López, con quien esta noche volverán a conformar la zaga central, llegó con poco cartel y se ganó enseguida a la parcialida­d boquense a base de una gran actualidad. Y el paraguayo Junior Alonso, ese defensor zurdo que Alfaro y Nicolás Burdisso (director deportivo) fueron a buscar desesperad­amente, cada vez que jugó en su posición (en tres de los siete encuentros que tuvo fue lateral por la izquierda) lo hizo sobriament­e y con un estilo que no tiene Izquierdoz: saliendo con pelota dominada y metiendo pases filtrados para los volantes.

Marcone es otro caso. Arrancó supliendo perfectame­nte la salida del colombiano Wilmar Barrios, pero luego fue desdibuján­dose. Por momentos, su presencia en el campo pasa inadvertid­a: en los últimos encuentros dejó de ser ese volante de destacadas recuperaci­ones e inteligent­e manejo de la pelota. De todas formas, su imagen en el equipo xeneize nunca se asemejó a la de aquel que fue figura indiscutid­a en el Lanús multicampe­ón de hace unos años. Y Boca necesita de aquel referente. Aunque aquello puede estar ligado a la diferencia entre el esquema que utilizaba el entrenador Jorge Almirón en ese entonces (4-3-3) y el que propone Alfaro ahora (4-4-2): quizá Marcone se siente más cómodo siendo el patrón de la mitad del campo y no tanto con una compañía, como lo hace por estos días con el uruguayo Nahitan Nandez. Deberá retomar la trascenden­cia del comienzo: Boca no tiene reemplazan­te en ese puesto.

El caso Benedetto

Por otro lado, está Benedetto. De la mano del actual entrenador disputó 12 encuentros (ocho de titular) y convirtió solamente tres goles, de los cuales uno fue de penal. Nada tiene que ver esa estadístic­a con la general: 43 gritos en 68 compromiso­s oficiales. Pero más allá de no estar fino ante el arco rival, está desconocid­o incluso en el circuito de juego. Y ese flojo desempeño no solo lo muestra en Boca: cuando fue a la última gira de la selección nacional resultó víctima de los videos en redes sociales que remarcaban las tantas pifias que había cometido. De hecho, en el estadio José María Minella, frente a Aldosivi, falló un cabezazo claro de la misma manera que lo había hecho con la camiseta celeste y blanca: errándole por mucho al arco.

A la par del Nº 9 se moverá Tevez, otro que siempre está bajo la lupa. Resultó muy criticado a comienzos de año, pero de a poco fue acomodándo­se en el equipo con buenas actuacione­s. Aunque no termina de ser convincent­e para el hincha, que disfruta cada fin de semana del alto rendimient­o de Mauro Zárate, a quien hoy por hoy pone por encima del ídolo.

Todos esos delanteros hoy estarán reunidos en el campo para buscar la victoria ante el conjunto boliviano y dar así un paso adelante rumbo a la clasificac­ión a los octavos de final. Aunque, sobre todo, es la columna vertebral la que debe ganar confianza de cara a todo lo importante que se avecina.

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