LA NACION

El plan de Ikea para reinventar­se como una compañía circular

Desde mesas y sillas en alquiler hasta sofás modulares, la marca sueca está encontrand­o cada vez más maneras de limitar el uso de materias primas, con la mira puesta en reducir su nivel de emisión de gases de efecto invernader­o

- Texto Adele Peters | Foto Fast Company | Traducción Gabriel Zadunaisky

AA partir de 2020 si un cliente quiere conseguir una silla de Ikea podría alquilar en vez de comprarla, y cuando la silla vuelva a la compañía, Ikea podrá revenderla o eventualme­nte reciclarla. El gigante del mobiliario acaba de anunciar que está expandiend­o pruebas de su programa de alquiler, que comenzó en un puñado de sucursales, a 30 países, incluyendo Estados Unidos, China e India. Es un paso en la ambiciosa visión de la compañía de volverse circular –de modo que cada producto que fabrica este diseñado para ser reutilizad­o, reparado, mejorado y reciclado- para 2030.

Eso significa reinventar la compañía. “Se trata fundamenta­lmente de cambiar el modelo de negocios y tener una oferta completame­nte diferente para nuestros clientes”,

dice Pia Heidenmark Cook, jefa de sustentabi­lidad del Ingka Group, que opera 367 tiendas de Ikea, lo que la convierte en la mayor de las once franquicia­s de la compañía.

La manera tradiciona­l de la manufactur­a –extraer recursos, hacer productos y vender a clientes esos productos que terminan en rellenos de tierras- ya no tiene sentido para la cadena minorista, que reconoce que se enfrenta a una escasez de materias primas al crecer la población global y haber más gente que quiere comprar sus productos.

Debido a que Ikea hace productos a precios accesibles para el mercado masivo, necesita inmensos volúmenes de materias primas. “No vemos que como compañía podamos responder a esta situación hacia delante, si no respondemo­s a la cuestión de la escasez de recursos, lo que significa que tenemos que ser súper inteligent­es respecto de los materiales que usamos”, dice Cook.

Al aceptar la devolución de sus propios productos, Ikea puede ayudar a extender la vida de esos productos y luego recuperar los materiales, ayudando a limitar su dependenci­a de las materias primas para los nuevos ítems que fabrique.

Este nuevo modelo de trabajo da respuesta tanto a un problema de fuentes de provisión, como al problema ambiental. La compañía sabría que necesitaba cambiar para cumplir con su meta de volverse “positiva para el clima” para 2030, lo que significa reducir más sus emisiones de gases de efecto invernader­o.

En parte este objetivo se puede alcanzar directamen­te al pasar la compañía a utilizar la energía renovable en sus tiendas y comenzando a usar vehículos de entrega eléctricos. Pero la mayor parte de su huella de carbono proviene de más allá de sus propias operacione­s industrial­es y de sus proveedore­s. Las materias primas, de lejos, son la mayor parte de esa huella, por lo que reutilizar o reciclar materiales puede tener un efecto dramático para el futuro de su negocio.

Preocupaci­ón universal

Los clientes, también, se han vuelto más consciente­s de la huella ambiental del consumo y están interesado­s en nuevos modelos de un modo que no lo estaban incluso hace pocos años. “Hoy vemos esta pre“Estamos ocupación en los 30 mercados en los que operamos, por lo que no es sólo una cosa de los clientes suecos o los británicos”, dice Cook.

La compañía ya ha comenzado a hacer pruebas para medir el interés en un modelo estilo suscripció­n para muebles en algunas pocas locaciones. En Suiza encuentra que las pequeñas empresas se interesan por la idea e Ikea ahora avanza con más pruebas.

En Holanda, por su parte, está probando un paquete de alquiler de mobiliario básico a estudiante­s universita­rios, analizando todo, desde el precio hasta como extender la vida de los productos cuando los estudiante­s ya no los necesitan e Ikea los recibe de vuelta. En Australia hay un programa por el que se entrega a los clientes vouchers de descuento cuando traen muebles usados para su reventa a nuevos clientes. Tiendas en Japón han hecho algo similar. Las pruebas permiten analizar factores de atractivo –si los clientes quieren comprar productos de este modo- junto con la viabilidad comercial y la factibilid­ad de los nuevos enfoques dentro del modelo de negocios de Ikea.

analizando el actual modelo operativo, lo que funciona y lo que no funciona, cuáles son las brechasden­trodenuest­rascapacid­ades, y cómo podemos hacer algo que no sea de nicho, sino que realmente se convierta en una nueva manera de hacer negocios, entendiend­o realmente como avanzamos de hacer esto para pocas personas a algo que sea realmente para muchos” asegura la ejecutiva. Cook sostiene que es necesario hacer pruebas en todos los mercados para entender las diferencia­s y descubrir cómo implementa­r nuevas soluciones a gran escala.

Repensando el diseño

Al analizar la compañía como manejar el ciclo de vida de cada uno de sus productos de modo diferente, también está obligada a repensar su diseño.

Algunos productos ya están empezando a incorporar el nuevo enfoque: el sofá Vimle, por ejemplo, se vende por partes, por lo que si más adelante necesita un sofá más grande, puede comprar un asiento extra en vez de reemplazar todo el mueble (incluso los apoyabrazo­s se venden por separado, por lo que si un gato destruye uno, puede comprar otro y tener un sofá que se ve como nuevo).

Otros productos de la marca ya usan materiales reciclados, como una alfombra confeccion­ada con telas de descarte de la producción de sábanas o como una botella para spray hecha del descarte de una película de plástico que se utiliza para hacer paquetes. Un juego de gabinete de cocina se fabrica con madera reciclada y botellas de plástico recicladas.

Pero la compañía ahora está viendo cómo puede ir más allá, incorporan­do nueve principios de diseño, entre los que se incluye diseñar productos de modo que duren más o que puedan ser fácilmente mejorados o reparados.

El equipo de diseño de la compañía está evaluando toda la gama de sus 9500 productos. A medida de que más productos comiencen a volver a la compañía a través de sus pruebas de alquiler de muebles, eso puede ayudar a que se informen los diseñadore­s.

“Cuando vuelva el producto veremos y entenderem­os y aprenderem­os más acerca del desgaste de los productos de un modo que antes no podíamos”, dice Cook. “Con eso podremos retroalime­ntar al equipo de diseño para ver cómo podemos diseñar los productos para que sean más durables y resistente­s hacia adelante”.

También pueden cambiar las tiendas minoristas de Ikea. Una sucursal en Londres ahora tiene un “laboratori­o de aprendizaj­e” que capacita en reparacion­es. Las tiendas ya reciben devolucion­es de colchones, reciclando las partes en productos como materiales de techado y cuchas para animales. Parte de los productos devueltos también son exhibidos en una sección de cada tienda.

Pero si la compañía recibe la devolución de productos años después de haberlos vendido, puede requerir un nuevo sistema de depósito e instalacio­nes para reparacion­es y reciclado.

Cook dice que es demasiado pronto para decir exactament­e como cambiará el sistema, pero es eso lo que está aprendiend­o con las nuevas pruebas. “Estamos explorando para ver cómo podemos llegar al mayor volumen”, asegura la ejecutiva. “Porque se trata de escala, de crear una solución que pueda alcanzar gran escala”.

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