LA NACION

Un mejor escenario que hace un año para Tiger

Después de aquel Masters alcanzó un triunfo en el PGA Tour y fue segundo en el British Open; un apostador jugó 85.000 dólares por él

- Gustavo S. González

El hecho de que Tiger Woods despierta pasiones y fervor como casi nunca se ha visto en el PGA –basta como muestra reciente la procesión que lo siguió rumbo al último green de East Lake, para verlo ganar de nuevo un torneo, el Tour Championsh­ip y cada actuación desde su regreso– es una caracterís­tica que solo se diluirá cuando se retire.

Cuando volvió a Augusta National el año pasado, luego de tres temporadas de ausencia, Tiger reunió un gentío en las prácticas y esta semana ocurrió lo mismo. La expectativ­a es que consiga su quinto Masters, esta vez con 43 años y en un campo que va a estar más pesado de lo que el quisiera, después de varios días de lluvias en Georgia y con pronóstico de que el agua vuelva mañana.

Pero claro, hay fanáticos y hay apostadore­s. Y fanáticos apostadore­s. La firma británica William Hill, una de las más importante­s de las islas, que tiene locales en Estados Unidos, recibió en Nevada una apuesta de 85.000 dólares a que Woods ganará el primer major del año. El california­no paga 14 a 1, por lo que hasta ayer esa jugada reportaría una ganancia de 1.190.00 dólares al postor, el mayor dividendo que pagaría la casa inglesa en Norteaméri­ca.

Parece una jugada arriesgada (¿alguna no lo es?), pero siendo semejante golfista el que defienda cada uno de esos 85.000 dólares no parece serlo tanto. Quién se animaría a calificar de batacazo una victoria de Tiger. Eso sí, la decepción de sus más fervientes seguidores podría ser mucha si pelea hasta el domingo o menor si se observa que pronto queda fuera de carrera.

Cuenta Golf Digest que uno de los ejecutivos de William Hill, Nick Bogdanovic­h, pensó que la apuesta, realizada por teléfono, era de 85 dólares y que había un error en la cifra que escucharon. El rango que manejan allí para una jugada en un torneo de golf va desde los 10.000 a los 20.000 dólares.

Además de que el Masters siempre es una atracción para los apostadore­s, Bogdanovic­h describe lo que sucedió este año como un “tsunami de apuestas”, por “las muchas historias que encierra y el creciente interés en jugar sobre deportes en general”, según publica.

La apuesta subió la cotización de Tiger Wodds a 10 a 1, para ubicarlo en términos iguales con Dustin Johnson, ambos detrás del favorito, el norirlandé­s Rory Mcilroy, que está 7-1 gracias a su sólida temporada, que lo pone ante la chance de ganar el major que le falta, para alcanzar el Grand Slam.

Una gran diferencia

Si bien los aficionado­s seguirán en tropel a Tiger si se repitiera el escenario del Tour Championsh­ip, el camino a la bandera será diferente respecto de la temporada última.

Hace un año, en Augusta, una conquista de Wodds era más producto del deseo de muchos que de la realidad, a poco de haber regresado a la competenci­a después de todos sus males, físicos y afectivos.

En septiembre, el ganador de 14 majors demostró que está en condicione­s de volver a las victorias grandes. Aquella vez, los celulares dispararon miles de fotos, algo que ahora no podrá ser por la prohibició­n para el público en Augusta de recorrer la cancha con esos dispositiv­os.

“Siento que he progresado mucho en los últimos 14 o 12 meses, pero más importante que eso, me he probado a mí mismo que puedo jugar al mejor nivel de nuevo. Trabajé mi camino de regreso de forma de ganar torneos”, comentó. Tiger fue segundo y sexto en los dos últimos majors que jugó, el PGA Championsh­ip y el British open.

Woods siente que ya no tiene la potencia de antes y que sí disfrutan sus rivales más jóvenes, pero piensa que ha recuperado la sensibilid­ad para ser uno de los mejores en el green, algo que le resultará vital en una cancha como la de Augusta National, que requiere putts de una lectura muy precisa.

“No puedo practicar el drive como antes, la espalda todavía duele por momentos. Pero el putter sí y siento que cuando lo tengo los tiros, salen. Simplement­e no puedo hacer todo el tiempo todas las cosas”. Se verá que sucede con los hierros desde hoy.

Nueva regla

Dentro de los cambios reglamenta­rios que se establecie­ron en esta temporada, la R&A y la USGA, los entes británico y estadounid­ense que rigen el golf, acordaron introducir una regla local en el Masters, que consiste en la posibilida­d de que los jugadores cambien sus palos cuando “se rompan o sufran un daño irreparabl­e”.

Sin embargo, no se podrá proceder de esa manera cuando la rotura sea consecuenc­ia de un “abuso”, es decir que no se haya empleado en el juego sino como una reacción extemporán­ea. Además, si se deteriora la cabeza o la cara del palo se deberá proceder a repararla, en una circunstan­cia que no dará derecho a reemplazar el elemento.

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Ch. riedel / ap Woods en el green de práctica, rodeado de fanáticos

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