Una reunión focalizada en los números
En Río, la Conmebol habló de “récords”: calcula ingresos inéditos para 2019; por qué pidió exención impositiva de cara al 2020
Durante décadas, la principal preocupación de los dirigentes del fútbol sudamericano fueron los números. El dinero. Los millones que cobraban por esas dos vacas lecheras llamadas Copa Libertadores y Copa América. El Congreso Ordinario de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) realizado ayer en Río de Janeiro procuró terminar con la tiranía de las cifras. Y garantizarles a los directivos de los 10 países-miembro que los billetes no serán una preocupación. Por eso anunciaron una expectativa de facturación superior a los 500 millones de dólares para el año próximo. Es que además de la Copa Libertadores, habrá Copa América en Brasil.
El Congreso sirvió para aprobar los números de 2018 y, también, para mirar al futuro. En ese sentido, y con la presencia de Gianni Infantino, presidente de la FIFA, se aprobó el contrato de comercialización de las Copas América de 2020 (coorganizada entre Argentina y Colombia), de 2024 y de 2028. La adjudicataria fue la empresa japonesa Dentsu, que garantizó condiciones más favorables –léanse menores comisiones a la hora de vender contratos de patrocinio o derechos de TV– para la Conmebol. Dentsu, entonces, será la que termine de definir las sedes y los estadios elegidos para disputar los partidos. Dentsu, además, está obligada a generarle negocios a Conmebol por un mínimo de US$ 140 millones en cada una de las tres ediciones de la Copa América. Otro récord.
La particular lucha interna que libran la Argentina y Colombia por organizar la etapa final del torneo tuvo en Barra de Tijuca otro episodio. La Conmebol pidió, tal como es costumbre en los torneos de la FIFA, que los países organizadores no le cobren impuestos. “Hay un hecho que es un requisito ‘sine qua non’. Estamos pidiendo, al igual que lo hace FIFA, que las competencias de Conmebol, en este caso la Copa América en adelante, sean liberadas de impuestos para la organización, para que todos los ingresos los podamos repartir igualmente netos a las asociaciones miembro”, reclamó Alejandro Domínguez, presidente de la entidad. E hizo un guiño a Colombia: “Si este requisito se cumple, y en la carta del presidente [colombiano Iván] Duque ya está comprometida esa gestión, es un requisito a favor. Estamos esperando que acontezca lo propio con Argentina”. Sin embargo, el documento firmado por Mauricio Macri en el que manifiesta la intención del gobierno argentino de apoyar la organización del torneo no confirma la exención impositiva para la confederación. Y el asunto podría terminar por inclinar la balanza hacia los estadios colombianos para albergar los partidos decisivos.
Si bien los equipos invitados para la Copa América de 2019 estaban confirmados (Qatar y Japón, los dos mejores seleccionados de la última Copa de Asia), quedaba por saber quiénes asistirán al torneo del año próximo. Un indicio fue la presencia del presidente de la Asociación de Fútbol de Qatar en la reunión celebrada en Río de Janeiro. Aunque nadie lo confirmó delante de un micrófono, el seleccionado del emirato repetirá participación en la Copa América de 2020. El otro invitado saldrá de una lista con dos candidatos: Corea del Sur y China. Ambos, en definitiva, son mercados atractivos para la comercialización de los derechos de TV.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, se pronunció por la definición que deberá tomar el Congreso de su entidad en junio: aprobar o no la expansión de equipos (de 32 a 48) en el Mundial de Qatar, que se jugará en diciembre de 2022. “Trabajamos, vamos a ver hasta junio de este año si va a ser posible o no. Está 50/50, pero lo que es al 100 por ciento es que el Mundial de 2022 va a ser espectacular y un éxito total”, dijo el sucesor del suizo Joseph Blatter, en Río de Janeiro.