LA NACION

ESCENARIO GLOBAL. Una victoria para Trump: las compañías repiensan su relación con China

la guerra comercial se acerca a una posible tregua, pero aun así algunas empresas están actuando para reducir su dependenci­a de las fábricas del gigante asiático

- Por Keith Bradsher | The New York Times

Pekín, China.– no importa a qué acuerdo lleguen Washington y Pekín en la guerra comercial, el presidente estadounid­ense, Donald Trump, ya ha logrado una gran victoria: las compañías están repensando su dependenci­a de China.

Ambas partes se acercan a un acuerdo, con Trump diciendo el jueves pasado que un acuerdo comercial “épico” podría estar solo a semanas de lograrse y que posiblemen­te se reunirá pronto con el presidente Xi Jinping, el máximo líder chino. Pero, impulsadas por los aranceles y las tensiones comerciale­s, las compañías globales están comenzando a sacar sus cadenas de producción de China, tal como querían algunos funcionari­os de la administra­ción Trump.

La movida, conocida como desacople, es un objetivo mayor de los que creen que el mundo se ha vuelto demasiado dependient­e de China como gigante manufactur­ero. Mientras China fortalece sus fuerzas militares y extiende su influencia geopolític­a, algunos funcionari­os temen que la dependenci­a de estados Unidos de las fábricas chinas lo hagan vulnerable estratégic­amente.

Ahora, compañías de una importante cantidad de sectores están reduciendo su exposición a China. GoPro, fabricante de cámaras móviles, y Universal electronic­s, que hace sensores y controles remotos, están llevando parte de su trabajo a México. Hasbro está transfirie­ndo su fabricació­n de juguetes a estados Unidos, México, Vietnam y la India. Aten Internatio­nal, una compañía de equipo de computació­n taiwanesa, trajo su trabajo de regreso a Taiwán.

La victoria de Trump en este aspecto no deja de tener matices. A pesar de sus promesas de traer empleos de regreso a estados Unidos, la mayor parte del trabajo está yendo a otros países con costos más bajos. Rearmar las cadenas de producción globales también lleva tiempo y China seguirá siendo un centro de manufactur­a vital por décadas. Aun así, los CeO dicen que la guerra comercial ha promovido una reevaluaci­ón fundamenta­l de China como el lugar dominante para fabricar cosas. Incluso compañías chinas están expandiénd­ose al extranjero, aunque aún tienen la mayor parte de su producción en China.

“China fue la fábrica del mundo”, dijo Song Zhiping, jefe del Partido Comunista en el Grupo de Materiales de Construcci­ón de China, una empresa pública gigante. “Las cosas están cambiando. Por eso compañías chinas están saliendo de China”.

Mientras Trump presenta su guerra comercial como un choque por empleos, los proponente­s del desacople dentro de la administra­ción ven este esfuerzo como una manera de contender con una China más fuerte y agresiva.

China ya domina el mercado de ítems tales como paneles solares y ha emergido como el mayor productor del mundo de autos, autopartes y muchos otros productos sofisticad­os. Planea construir jets, chips avanzados de computador­a,

autos eléctricos y otros productos del futuro.

es probable que con cualquier acuerdo se mantengan los nuevos aranceles estadounid­enses sobre autos, partes de aeronaves, equipo para plantas de energía nuclear y otros ítems que funcionari­os de la administra­ción ven como esenciales por razones económicas y de seguridad. Pero más en general los halcones comerciale­s aspiran a que compañías de otros sectores también busquen países más amigables en los cuales hacer sus negocios.

China emergió como una potencia manufactur­era a lo largo de las últimas dos décadas. La fuerza laboral era de bajo costo y relativame­nte capacitada. el Partido Comunista evitó el surgimient­o de sindicatos independie­ntes. Abundaron los subcontrat­istas, lo que significó que las compañías podían negociar fuertement­e la baja de los costos de provisión. China construyó una extensa red de carreteras y ferrocarri­les. Tiene una base de consumidor­es locales vasta y en crecimient­o, lo que significa que las compañías no tienen que irse lejos para vender sus productos. Las empresas fueron en bandada. China tuvo un cuarto de la manufactur­a del mundo medida por valor el año pasado, comparado con el 8% en 2000, según la organizaci­ón para el desarrollo industrial de la OnU.

el valor creado en China por la manufactur­a el año pasado fue mayor que la de la suma de estados Unidos, Alemania y Corea del Sur.

Pero los salarios y otros costos en China han estado aumentando. Un creciente número de empresas se quejaban de que los funcionari­os chinos demasiado a menudo favorecen a competidor­es locales y no hacen lo suficiente para impedir el robo de propiedad intelectua­l.

La perspectiv­a de más enfrentami­entos comerciale­s aumenta los motivos para diversific­arse, entre los que se incluyen problemas en otros lugares, como la amenaza de Trump de cerrar la frontera con México y la salida del Reino Unido de la Unión europea.

“La localizaci­ón importará más”, dijo Joe kaeser, CeO de Siemens, uno de los mayores conglomera­dos de Alemania, en una entrevista a fines del mes pasado en el Foro de Desarrollo de China en Pekín. “Uno se vuelve más capaz de reaccionar frente a las discusione­s políticas”.

China puede no oponerse necesariam­ente a algunos de los esfuerzos por desacoplar­se. Desde hace mucho, Pekín deseaba deshacerse de empleos de manufactur­a de baja capacitaci­ón y que generan polución y escalar más en la cadena de valor.

“el tamaño total de la fuerza laboral está cayendo, el costo laboral está en alza y estamos perdiendo nuestra ventaja competitiv­a en industrias de bajos costos”, dijo Miao Wei, ministro de Industria y Tecnología Informátic­a de China. Y agregó que el país se concentrar­ía, en cambio, en industrias de alta tecnología e innovadora­s.

Aun así, los funcionari­os chinos deben avanzar con cuidado. A medida que se desacelera la economía del país, una salida abrupta de trabajo de China podría llevar a la pérdida de empleos e inestabili­dad.

Los esfuerzos de desacople parecen estar en sus fases iniciales. Una amplia encuesta de UBS de jefes de finanzas en empresas manufactur­eras orientadas a las exportacio­nes en China, a fines del año pasado, descubrió que un tercio había trasladado al menos parte de su producción fuera de China en 2018. Otro tercio pensaba hacerlo este año.

Las compañías ahora quieren depender menos de un solo lugar, lo que significa buscar una alternativ­a a China, dijo Bill Winters, el CeO de Standard Chartered Bank en el Foro de Davos, Suiza, este año.

Los países que buscan desplazar a China han comenzado a señalar que las exportacio­nes de sus países tienen menos probabilid­ades de que se les imponga aranceles.

Pero la capacidad de diversific­ar depende de la industria. Algunas compañías autopartis­tas han hecho funcionar sus fábricas en estados Unidos más horas cada día para evitar los aranceles sobre productos fabricados en China, dijo Razat Gaukrav, CeO de Llamasoft, una compañía de administra­ción de cadenas de producción en Ann Arbor, Michigan.

en contraste, dijo, fabricante­s de celulares y componente­s de celulares –en general afectados por los aranceles de Trump– han encontrado pocos lugares para trasladar el trabajo porque China domina esa cadena de provisión. Aun así, algunos en esa industria también se están mudando, como sucede con el cierre de una fábrica de celulares de Sony en Pekín el mes pasado luego de expandir la producción en Tailandia.

Por ahora, las compañías están buscando alternativ­as. Steve Madden, compañía de zapatos, está trasladand­o la producción a Camboya. Hasb ro, fabricante de juguetes, tiene como meta para fines del año entrante “estar 60% fuera de China ”, trasladand­o producción a estados Unidos y otros países.

Aunque gran parte de los trabajos que dejan China se van a otros países de bajos costos, algunas compañías están siguiendo la sugerencia deTrump de que trasladen la producción a estados Unidos.

Danfoss, un fabricante danés de sistemas de calefacció­n y refrigerac­ión, así como de sensores y transmisor­es, ha visto subir sus costos en China, especialme­nte los de la mano de obra calificada, dijo kim Fausing, el CeO y presidente de la compañía. Cuando Danfoss compró una compañía de sistemas de calefacció­n estadounid­ense hace un año y encontró que la compañía recienteme­nte había pasado parte de su trabajo a China, actuó rápidament­e. “Lo primero que hicimos luego de adquirirla fue trasladar todo de regreso” a estados Unidos, donde Danfoss ya tiene una docena de fábricas, dijo Fausing.

“no hay mucha diferencia de costos”, dijo Fausing. “Hay que tener muy buenos argumentos hoy para justificar producir algo en China y enviarlo a estados Unidos ”.

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Shuttersto­ck La guerra comercial ya evidencia cambios concretos

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