Estamos diseñados para sentir
Somos seres emocionales. Estamos diseñados para sentir. Sin embargo a la hora de encarar nuestro trabajo, es frecuente olvidar este detalle. Es cierto que se requiere información y conocimiento para gestionar. Ponernos objetivos (de crecimiento, captación o facturación por ejemplo) y planificar diversas estrategias para lograrlo en el tiempo planeado, es fundamental. Es verdad que es importante evaluar resultados periódicamente y chequear los avances que vamos realizando hacia ese objetivo propuesto mediante el cumplimiento de metas intermedias. Cuántas veces hemos de cambiar el modo de operar pues diferentes circunstancias nos desviaron del camino! Todo esto es racionalidad, conocimiento, método y es parte de nuestro profesionalismo. Sin embargo es solo una cara, una porción del mismo. Hay dos patas más. Una de ellas es entender que del otro lado de mi gestión, hay una persona con una necesidad. En nuestro profesionalismo solemos ver “mercados” “demanda” “oferta”, abstracciones que nos distancian. Aprender a escuchar de modo activo, silenciar los propios diálogos interiores para abrirnos al otro y poder decodificar su necesidad más profunda es un arte que completa nuestro oficio. Por último, recordar que tenemos fortalezas y debilidades, con límites y recursos. Conocernos, elegir cada tanto, parar para registrarnos, empoderar nuestros puntos de alto rendimiento y complementarnos con otros para fortalecer nuestras áreas más flojas trabajando en equipo elevará nuestro rendimiento profesional de modo exponencial. Lograremos además, ser personas más felices y contagiaremos este bienestar a aquellos con quienes trabajemos en red y a las personas a las que asesoremos a lo largo de nuestra carrera profesional y de nuestra vida.