LA NACION

Vidal eligió una respuesta fuerte ante las mentiras policiales

La gobernador­a apoyó el relevo de varios jefes por presentar las muertes como un accidente vial

- María José Lucesole CORRESPONS­AL EN LA PLATA

LA PLATA.– María Eugenia Vidal recibió la noticia de boca de Cristian Ritondo: en San Miguel del Monte se hallaron cuatro vainas similares a las pistolas 9 milímetros de la policía. Y un proyectil en un cuerpo de las víctimas mortales. También muchas mentiras. La gobernador­a pidió ir a fondo. Buscar la verdad. En menos de 24 horas siete policías fueron detenidos por la persecució­n y muerte de cuatro jóvenes en San Miguel del Monte. Y se desplazó a otros cinco uniformado­s, entre ellos, el superinten­dente de la región capital, comisario general Marcelo Corbalán. Este fue cómplice u omitió descifrar las mentiras que tejieron los siete detenidos para encubrir los disparos en la madrugada del lunes.

“Nos mintieron. En el primer parte no se habló de persecució­n. Mucho menos de tiros. Se reportó un accidente”, informó el ministro Ritondo a Vidal.

“En el segundo parte ya se informó la persecució­n –forzada por un video casero que comenzó a circular–, pero no los tiros”, explicó Ritondo. Y se enfureció. “Los voy a echar a todos”, le dijo el ministro a Vidal.

La gobernador­a respondió con aplausos. Para entonces, en la tarde del jueves cuando se terminó de tomar la decisión de apartar a 12 policías, las balas políticas ya rozaban a la jefa de Estado.

La Comisión por la Memoria fue implacable: “La violencia y la desprofesi­onalizació­n policial provocaron otra masacre”, dijo el organismo de derechos humanos. “No es un hecho aislado sino de la promoción estatal de la violencia policial”, agregó esa comisión. Y comparó esta tragedia con las revueltas de las comisarías 1a. de Pergamino y 3a. de Esteban Echeverría, donde se registraro­n fallecidos entre los presos.

Los zumbidos de la repercusió­n política de una masacre en manos de la policía, en plena campaña electoral, estremecie­ron los oídos de la gobernador­a.

Vidal habló por teléfono con los familiares de las víctimas mortales Aníbal Suárez, Camila López, Danilo Sanzone y Gonzalo Domínguez, y también se puso a disposició­n de los familiares de Rocío Guagliarel­lo, de 13, que pelea por su vida en el Hospital El Cruce, en Florencio Varela.

La gobernador­a tomó contacto con la intendenta de San Miguel del Monte, Sandra Mayol, y envió a sus secretario de Asuntos Municipale­s a contener el enojo de los vecinos. La gobernador­a Vidal se enteró también por el ministro Ritondo de que varios de los policías que intervinie­ron en la trágica persecució­n de San Miguel del Monte son investigad­os, además, por varios delitos, entre esas pesquisas internas figuran denuncias por connivenci­a y protección de venta de estupefaci­entes.

El choque del Fiat 147 Spazio donde viajaban los jóvenes, tras una persecució­n y un presunto tiroteo con la policía, desnudó una oscura trama de delitos y prácticas reñidas con la ley que antecedier­on al desenlace trágico. La Unidad Funcional de Investigac­iones de Cañuelas recibió las denuncias que vinculan a Julio Micucci, exsubcomis­ario de San Miguel del Monte, con el narcomenud­eo.

Y familiares de las cuatro víctimas mortales declararon ante funcionari­os del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires que Aníbal Suárez, dueño del Fiat 147 que fue perseguido por la policía hasta impactar contra un camión, había sido sujeto de cohecho por parte de la policía unos días atrás por no tener los papeles del auto en regla.

En estricto off the record un funcionari­o se lamentó en la Casa de Gobierno provincial: “Recibimos una policía de 100.000 agentes e hicimos una limpieza del 10 por ciento. Sin embargo, aún quedan sectores vinculados al delito”.

Vidal ya admitió que no puede depurar a la policía de un plumazo. Y prometió a las familias que no será cómplice de esos agentes que provocaron las muertes que llora una ciudad.

Cristian Ritondo Ministro de seguridad Bs. as. “Los policías tienen la responsabi­lidad de portar un arma y están para cuidar la vida de cada uno de los bonaerense­s, no para correr a chicos de veinte años en un pueblo donde todos se conocen” “no se va a proteger a nadie que haga semejante cosa, estos expolicías no solamente han manchado el honor y el uniforme de la fuerza, sino que han deshonrado a muchos de sus compañeros”

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