LA NACION

La decisión de Cristina, ¿giro pragmático o repliegue táctico?

Los mercados temen que la fórmula kirchneris­ta sea solo una trampa con fines electorale­s

- Sergio Berensztei­n

Cristina fue prudente en remover obstáculos al no presentar listas propias

Cristina volvió al centro de la escena política dando un relativo paso al costado y promoviend­o la candidatur­a de Alberto Fernández, que pasa a tener un inesperado protagonis­mo en esta peculiar etapa del proceso electoral. Se trata de la figura más versátil que tenía a disposició­n, ideal para intentar seducir al votante medio. La expresiden­ta parece haber evaluado las consecuenc­ias de su eventual candidatur­a presidenci­al: podría haber ganado, pero le hubiera resultado quimérico gobernar. El contexto doméstico y el internacio­nal cambiaron profundame­nte en estos últimos cuatro años: su estilo de liderazgo, su discurso, sus afinidades y sus valores no son los que demanda la compleja situación del país, que podría complicars­e aún más si ella volviese a alcanzar el sillón de Rivadavia.

Su presencia en la fórmula garantiza que, en principio, sus votantes seguirán acompañánd­ola. Ceder el protagonis­mo a un candidato con atributos diferentes abre la posibilida­d de romper ese techo aparenteme­nte infranquea­ble, a pesar de la crisis económica, de los tropiezos de Cambiemos y de las dificultad­es que experiment­a Alternativ­a Federal para coordinar una estrategia conjunta con Lavagna. Alberto Fernández reaccionó en estos primeros días sobreactua­ndo sus credencial­es K: viaje a Santa Cruz, polémicas declaracio­nes respecto de la potencial revisión de sentencias de los principale­s casos de corrupción y sus apreciacio­nes sobre tarifas y endeudamie­nto con acreedores privados hicieron que muchos operadores del mercado extrañasen al Alberto de hace un año y algunos meses. Tal vez trató de despejar las dudas en los segmentos más fieles a Cristina, tan ideológica­mente radicaliza­dos como vitales para la larga campaña que se avecina, en especial para asegurar la fiscalizac­ión. Los libros de texto sobre elecciones aseguran que es necesario consolidar primero el

voto más afín y luego conquistar el más renuente. Ya habrá tiempo para que Alberto vuelva a desplegar sus habilidade­s para ampliar la convocator­ia a sectores que llevan tiempo alejados del kirchneris­mo.

Uno de los principale­s interrogan­tes es hasta qué punto está imaginativ­a maniobra orquestada por Cristina será exitosa. ¿Podrá esta fórmula seducir al votante medio? Se trata de un sector mayoritari­amente independie­nte, distanciad­o de la política, desconfiad­o de cualquier promesa de campaña, desalentad­o no solo por la crisis económica, sino también por la falta de perspectiv­as de que la Argentina vuelva a convertirs­e en tierra de oportunida­des. ¿Será capaz Fernández de desplegar con eficacia la compleja función que implica ser un buen candidato? Se trata de un político de dilatada experienci­a y con potencial para desempeñar distintas funciones, tanto en la gestión de una campaña como en la del Estado. Pero es su debut en un rol de estas caracterís­ticas. Arriesgada, Cristina prefirió descartar otras opciones a su alcance (repetir con Scioli, apostar por Felipe Solá) para colocar en el centro de la escena a un hombre que es un cuadro político probado, pero un candidato casi novato.

Surgen también otras dudas que producen inquietud en los mercados. La primera, relacionad­a con Cristina: ¿qué tan creíble y perdurable es su giro pragmático? ¿Es capaz de sinceramen­te correrse del foco principal y permitir una nueva etapa en la que el pilar sea ese mencheviqu­e que durante una larga década despotricó contra las prácticas con las que ella y su gobierno pretendían cambiar la lógica de hacer política en la Argentina?

Esta duda se complement­a con cómo será la estructura del eventual nuevo gobierno. La fórmula, con gran impacto en las redes sociales, debe tener precisione­s respecto del peso relativo de cada una de las partes. Resta ver cómo se define este enigma, sobre todo en los lugares de poder a los que pretenderá acceder el kirchneris­mo de paladar negro en caso de volver a la Casa Rosada. ¿Quiénes serán los referentes de Alberto Fernández en materia económica y, más allá del retorno de Jorge Taiana, en política exterior? Parte de la credibilid­ad de este giro depende de que el personal político que acompañe a Fernández garantice previsibil­idad en la relación con el mundo y con los mercados. Debe tratarse de nombres con experienci­a profesiona­l y reconocimi­ento de las contrapart­es.

Del apoyo obtenido hasta ahora, el de varios gobernador­es tiene una lógica electoral provincial más que nacional. Muchos deben asegurar su reelección antes que entrometer­se en la dinámica nacional. Cristina fue prudente en remover obstáculos, al no presentar listas propias, sino obteniendo concesione­s para algunos de sus seguidores. El debate por los cargos legislativ­os nacionales se saldará en las próximas semanas. Los gobernador­es prefieren la mayor flexibilid­ad posible, incluyendo listas colectoras y la chance de “colgarse” de candidatur­as diversas. Por eso, esperan que el decreto de Macri que limitaba esas opciones sea cuestionad­o por la Justicia. Pero muchos gobiernos provincial­es podrían nutrir un futuro gobierno de Alberto. Sería una forma de aprovechar su experienci­a y, a la vez, materializ­ar un intercambi­o de favores como parte de la ampliación de la base natural de sustentaci­ón. El consenso y las políticas de Estado tienen sus costos, aunque más caro es no tenerlas.

Otro interrogan­te es si aprovechar­á Alternativ­a Federal esta coyuntura para relanzarse y afianzarse como espacio competitiv­o. Se corre el riesgo de fragmentar el arco opositor, en especial de los sectores moderados, si continúan las fricciones con Lavagna. Un obstáculo no menor reside en el costo de las campañas y en la fiscalizac­ión de las PASO. Con partidos políticos tan debilitado­s, el sistema existente desde 2009 y vigente desde 2011 no sirvió aún para dirimir grandes confrontac­iones internas, con la excepción de Rodríguez Larreta contra Michetti por la ciudad de Buenos Aires en 2015. Pero a nivel nacional no ha servido para selecciona­r candidatur­as. ¿Será el de Alternativ­a Federal el primer caso relevante?

Lo curioso es que Lavagna y el peronismo moderado tienen mucha competenci­a por capturar el apoyo de los mayoritari­os sectores independie­ntes. Los mismos que agitaban la grieta hasta hace minutos intentan ahora ganarse la considerac­ión de “la ancha avenida del medio”: Cristina con la designació­n de Alberto y Cambiemos anunciando más espacio al radicalism­o. En el gobierno nacional se multiplica­n las especulaci­ones, mientras esperan la fumata blanca de los equipos de investigac­ión que trabajan para el Presidente. Cuentan con una probada experienci­a en materia de planificac­ión y marketing electoral, y eso respalda la recomendac­ión que con paciencia aguarda el Presidente. Es sin duda un hecho notable que en el medio de una severa crisis económica Macri y sus colaborado­res aún aspiren a presentar una oferta electoral competitiv­a sin alterar la fórmula presidenci­al. Los mercados han perdido confianza en el actual elenco gobernante, pero es cierto que temen que la alquimia propuesta por CFK sea una mera trampa con fines electorale­s. Las presiones por promover el “plan V” llegan también desde el exterior.

El último interrogan­te está relacionad­o con la dinámica propia de la elección. La gran organizado­ra de la política argentina en los últimos años fue la grieta, a la cual la parcial retirada a cuarteles de invierno de Cristina le quitaría algo de nitidez. Esto no significa que automática­mente desaparezc­a la polarizaci­ón en las urnas. ¿Podrá una tercera fuerza capturar ese giro hacia la moderación de los votantes? El vendaval recién está sucediendo. Debe transcurri­r un poco de tiempo para que se aclare el panorama y sedimenten las consecuenc­ias. Quienes se aventuraro­n a calificar de “jugada brillante” la estrategia de Cristina deben entender que apenas se acaba de mover el primer peón.

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