Muchos “peros” que acentúan los temores
“La selección se entrena en el Lago Mayor de Nordelta y fue un cambio rotundo para bien…”. Ojalá esa frase de Brian Rosso fuera todo. Sería un recorte ideal. Sin embargo, el remero continuó: “Lamentablemente el estado de nuestra pista en Tigre sigue siendo igual”.
La mayor parte del equipo que nos representará en los Panamericanos de Lima 2019 se entrena en condiciones casi ideales. Son los “peros” los que asustan. Por muchos motivos:
1- Hasta que se encontró la solución provisoria de Nordelta, los defectos en la preparación fueron los de siempre.
2- Las primeras figuras están a salvo, pero… ¿y el resto? Los clubes (las bases del remo argentino) no tienen dónde entrenarse. En unos años, cuando nuestros representantes internacionales actuales den un paso al costado, los que vienen detrás de ellos observarán en el momento de dar el paso al plano internacional que la diferencia es abismal, que el proceso competitivo no existió. La cadena se cortó.
3- Los remeros, como la gran mayoría de los atletas becados, cobran una parte de sus ingresos de parte del Enard y una porción menor de la antigua Secretaría de Deporte (actual Agencia Nacional). El dinero que aporta el primero de los entes, llega en término, del 1 al 5 de cada mes. El de la Agencia, nunca se sabe. Es más, los deportistas cobraron el mes de abril ayer, una semana antes de terminar mayo.
4- Cuando se termine el beneficio de Nordelta, ¿qué futuro le espera a la selección mientras no haya una decisión política de invertir el dinero que permita solucionar el problema? Tigre es un símbolo por las indignas condiciones en las que desde hace décadas se entrenan los remeros.
Pero es la realidad estructural de todo nuestro deporte olímpico la que se deterioró en los últimos años. Y aunque suene repetido, siempre es necesario aclarar que el deporte –lógicamente– perderá en la lista de prioridades cuando se lo compare con la situación social.
Siempre fue la política. Aunque Gerardo Werthein, el hombre que lleva el timón del olimpismo en nuestro país desde hace diez años, trate de poner por delante el deporte en sus declaraciones e intente no mezclar una cosa y la otra.
Fue la política cuando en 2009 se aprobó la creación del Enard, otorgando uno de los mayores impulsos de la historia moderna a nuestro deporte. Fue la buena relación de Werthein con el kirchnerismo la que le permitió que se aprobara la ley que permitía el aporte del 1% de la telefonía celular. Fue la política la que permitió, por intermedio de Werthein, que Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner firmaran en conjunto el aval para la organización de los elogiados Juegos Olímpicos de la Juventud de 2018.
Del mismo modo que desde 2017, fue una decisión política la que cambió el sistema de ingresos para el Enard. Ya no es aquel 1%. Es una cifra fija, determinada por el Estado. Un cambio al que Werthein no sólo no se opuso, sino que reivindicó: “Tener distintas ventanas que recaudan impuestos tal vez no era de las mejores prácticas. Hacerlo de este modo nos parece lo correcto. Todos están sujetos a la misma norma y lo más importante es que se mantienen todas las otras condiciones de la ley del Enard”, dijo en una entrevista con Clarín en el momento de la decisión.
La promesa fue que el Deporte no iba a perder ni un peso. Tal vez esa fuera la intención real. Pero no se pudo cumplir. Lo mejor es hablar con números. En 2017, el Enard recibió 740.729.423 pesos. Por la nueva ley, el ajuste que se realizó para el año siguiente (de acuerdo a la previsión de aumento de gastos en el presupuesto del Estado) llevó el monto a 1.186.742.607. ¿Cuánto le hubiera correspondido con la ley anterior? Si se tiene en cuenta que el aumento de la telefonía celular en 2018 fue del 63,7%, el número habría llegado a 1212 millones. Con ese cálculo, el deporte perdió unos 25 millones.
Además, el ajuste de la telefonía se realizaba mes a mes. Por ejemplo, en el mes de marzo, el rubro tuvo un aumento de 18%, lo que hubiera elevado aún más el monto. En una economía con un ritmo inflacionario tan elevado, las pérdidas acumuladas a través de los años son gigantes e irrecuperables. El deterioro empieza a mostrar historias con nombres y apellidos. Como la de Tomás Tisocco, que cuenta ephectosport.com.ar. El único participante argentino que iba a tener el Mundial de arquería (un deporte olímpico), no consiguió los 3000 dólares que necesitaba para pagarse su viaje a Holanda.
Como si no fuera lo suficientemente delicada la situación, ese razonamiento todavía no tiene en cuenta la devaluación de nuestra moneda.
El Enard sostiene a deportistas de alto rendimiento, que realizan su planificación en el plano internacional. El ingreso es en pesos, pero la mayoría de los egresos son en dólares (gastos de viajes y alojamientos internacionales).
Desde esa óptica, el ingreso de 2017 de 740 millones (con un promedio anual del dólar a $ 16,9), representó unos 43 millones de dólares. En 2018, los 1186 millones (promedio anual del dólar a $ 29,9), el presupuesto fue de 39,7 millones. Aunque el presupuesto definitivo de 2019 todavía no puede conocerse, el cálculo estimativo es que con una previsión del dólar a $ 45, caería a unos 26 millones.
Porque el Estado sigue siendo el único sponsor del deporte olímpico. Siempre es la política. Cuando se gana, y cuando se pierde.