Insólita extrañeza de un raro uruguayo
Es autor de una obra extraña, escrita un poco en los márgenes y que merece más lectores de los que tiene. Es imprevisible. Perturbador. Raro. Navegan sus textos la extravagancia fantástica, la ciencia ficción, el folletín. Con rasgos kafkianos y un absurdo algo beckettiano. Rubén Darío había esbozado sus siluetas sobre escritores raros en la nacion; esos textos fueron reunidos en un libro en
1896. El crítico uruguayo ángel rama, que publicó Aquí cien años de raros en
1966, lo inscribió en aquella genealogía que va del conde de Lautréamont a Felisberto Hernández. A poco de leer los Cuentos completos, que edita ahora Penguin Random House, se topa el lector con una sensación de feliz inquietud y regocijo ante lo insólito de una imaginación afiebrada y lo “novedoso” del estilo. Desde el comienzo de este volumen, que abre con el breve y potente “La máquina de pensar de Gladys”, los cuentos de Mario Levrero saben a obra nueva, fresca, aun cuando haya sido escrita en algunos casos hace cincuenta años. Felizmente, la edición le hace así justicia a un autor, si no secreto, a menudo reservado a los entendidos.