LA NACION

Caen fuerte las reservas por el cambio de acreedor

El FMI va reemplazan­do a los inversores; la tenencia bruta del BCRA precipitó su baja ayer por pagos al Club de París

- Javier Blanco

El 72% de la caída que sufrieron las reservas internacio­nales del Banco Central (bcra)enl os últimos 45 días, es decir, después de haber alcanzado un récord de US$77.481 millones gracias al último desembolso del FMI, se explica por pagos y cancelacio­nes de la deuda en el marco de un proceso de cambio de acreedor al que adhirió el país al acudir hace un año a la asistencia de ese organismo.

El valor de ese vital activo cayó en

US$11.823 millones entre el 9 de abril y ayer (al cerrar en US$65.595 millones) al cabo de apenas 30 jornadas: es decir, sufrió una baja promedio cercana a los US$400 millones por día, un ritmo que inquieta, alcanzando su menor nivel en el año.

Sin embargo, solo unos US$2100 millones podrían considerar­se como una pérdida genuina ya que están relacionad­os con el aporte de dólares que hace al mercado el Tesoro, tanto para cubrir su déficit en pesos como para tratar de ayudar a mantener equilibrad­a a esa divisa. Claro que a eso se podrían agregan otros US$600 millones, en realidad vinculados con la desvaloriz­ación que sufrió el yuan (tomando la incidencia del swap) desde que tomó temperatur­a la disputa comercial de Estados Unidos con China.

El resto de la merma está vinculado con pagos de deuda como los

US$1409 millones girados en las últimas 48 horas para cumplir las cancelacio­nes pactadas por el exministro Axel Kicillof con el Club de París (tras una renegociac­ión que incluyó inéditos US$3633 millones en intereses punitorios) o de capital o intereses de distintos bonos colocados entre inversores.

Se trata de un proceso que le permite al país un ahorro financiero, ya que por el financiami­ento del FMI se paga una tasa promedio del 4%, ya que se trata de préstamos que están condiciona­dos al cumplimien­to de una serie de objetivos, un costo 43% menor que el que tiene en promedio la deuda tomada del mercado.

“El vaivén en el monto de reservas brutas se produce porque estamos transitand­o lo que sería la ‘temporada alta’ de pagos de deuda del año: finalizado mayo y especialme­nte transcurri­do junio ya caen. Y porque precisamen­te uno de los objetivos principale­s de los desembolso­s del FMI era enfrentar estos pagos durante el año de tránsito hacia el equilibrio fiscal primario. Es decir, buena parte de la baja está explicada porque dejás de deberle a uno [inversores] y pasás a deberle a otro [el FMI]”, explica el economista Santiago Bulat, de Invecq Consulting.

“La caída genera ruido porque las reservas son un indicador clave de estabilida­d. Pero por contradict­orio que parezca la fuerte baja de los últimos 45 días no es preocupant­e ya que en gran medida refleja un cambio de acreedor contemplad­o en el programa financiero oficial”, coincide el economista e investigad­or de la Mediterrán­ea, Néstor Grión. Otros indicios a mirar

Una de las ventajas derivadas del cambio de acreedor es una reducción en el costo promedio del financiami­ento. “La línea del FMI cuesta aproximada­mente 4% anual, aunque al estar en una canasta de monedas (DEG) varía en función de las tasas de las monedas que componen esa canasta. Por caso, los bonos Bonar 2019 y 2024 que se pagaron tenían cupón de 6,70 y 8,6% anual, con lo que ahí hay un ahorro”, señala Miguel Zielonka, director de la consultora Econviews.

El tema es que el abaratamie­nto no se nota porque queda neutraliza­do en el fuerte aumento que el Gobierno enfrentó en su costo de endeudamie­nto local por la inestabili­dad cambiaria y la suba de tasas.

Los analistas creen que el vaivén de las reservas puede sumar inquietud en un contexto ya caracteriz­ado por la incertidum­bre, por lo que sugieren seguir el monto neto (que se mantuvo en torno de US$20.000 millones) y no el bruto. Pero no hay una medición uniforme pública de ese valor, lo que da lugar a controvers­ias.

“Tal vez sería mejor tomar reservas netas según definición del FMI. Ellos tanto a las brutas como a las netas les restan los compromiso­s de deuda a vencer en un año. Es un criterio que haría menos volátil la tenencia, pero debiera adoptarlo el BCRA”, comenta Zielonka. No estando ese dato oficializa­do, Grión sugiere prestar más atención al “efecto que puede tener el proceso electoral en la dolarizaci­ón” o la posibilida­d de que al BCRA le toque vender reservas, “algo que hasta aquí no necesitó hacer”, destaca.

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