El regreso de Eduardo Blanco, ahora como capitán de Alta Mar
Instalado en España, el argentino es una de las figuras de la serie de Netflix y, al mismo tiempo, actúa en teatro, en Madrid
“Mucha gente me pregunta si estoy de visita en Buenos Aires después de pasar bastante tiempo en España o me fui a vivir a ese país. Digamos que las dos cosas son ciertas –cuenta Blanco, jugando a los enigmas–. Estoy instalado en Madrid desde agosto pasado, pero no con la idea de establecerme allí definitivamente. Sigo teniendo mi casa en Buenos Aires y mi mujer, que vive aquí, va y viene a Madrid. Tengo mucha suerte, porque siempre es algo maravilloso poder trabajar en varios lugares a la vez. Llevo hechos muchos viajes de trabajo a España y esta vez me tocó quedarme por más tiempo. Hacer teatro y ahora esta producción para Netflix”.
Blanco viajó hace casi un año hacia España para sumarse al elenco de una puesta de El precio, la primera obra teatral escrita por Arthur Miller, y ahora le toca zarpar desde la ficción de Alta Mar como responsable de un barco lleno de preguntas e incógnitas. “La historia de esta serie transcurre en medio de un viaje, y como en todo viaje aquí también pasan cosas detrás de cada personaje: aventuras, misterios que espero entusiasmen al público. Este capitán que interpreto ha recibido a todos los pasajeros del barco, que son unos 1600, y tiene algún acontecimiento emocional en su vida que, quién te dice, influya en este recorrido. A lo mejor lo sabremos, a lo mejor no…”, sugiere.
El mayor de esos misterios es el asesinato en alta mar de una pasajera que nadie puede identificar, pero que parece vinculada de algún modo con el resto de los personajes centrales de la historia. Hay dos hermanas interpretadas por Alejandra Onieva e Ivana Baquero, dos actrices muy populares en España y casi desconocidas entre nosotros, además de un oficial (Jon Kortajarena) y un venerable personaje con el familiar rostro de José Sacristán.
Blanco dice que los responsables de la serie jamás le explicaron por qué Alta Mar tiene un capitán argentino. Y él tampoco preguntó la razón. “Era natural –justifica– que en un barco que recorre alta mar un capitán pueda ser de cualquier nacionalidad. Algo así podría ocurrir también con cualquier pasajero. La gente va y viene, se mueve por todo el mundo. Por eso no me pareció raro que este barco fuese conducido por un argentino. ¿Por qué no?”
Al actor, reconocido en nuestro país sobre todo por sus trabajos en cine y en teatro con Juan José Campanella, lo que más le llamó la atención de Alta Mar es el poderío y el despliegue de recursos que exhibe la serie en materia de producción. “Lo que vi durante la filmación es alucinante. Me acordé del barco que construimos acá para Vientos de agua, la miniserie de Campanella que hice en 2005. Se hizo la parte de la proa, en tamaño real, y después se metía en el mar por computadora. Lo que avanzó la tecnología en ese sentido es sorprendente. La producción ocupó varios estudios y en cada uno de ellos construyó distintas partes del barco. Vos estás dentro del decorado, te asomás a alguna de las ventanas y parece que estuvieras en el mar. Hay pantallas led que te pueden meter una tormenta, un oleaje de 10 metros o un día pleno de sol. Y lo pueden cambiar de inmediato apretando un botón. Te da la sensación de estar de verdad en alta mar. A mí todo esto me asombra como a un chico”, relata.
Es la primera vez desde que Blanco encontró una veta prolongada de trabajo artístico en España que su permanencia se extiende más de lo imaginado. “Voy y vengo desde los tiempos de El hijo de la novia, pero nunca había hecho teatro fuera de la Argentina –admite– y es una aventura maravillosa”. Ahora le llega el premio más importante de esta etapa artística española que transita. El 28 de agosto será el estreno en Madrid de Parque Lezama, la obra adaptada y dirigida por Campanella que tuvo un gran éxito en la Argentina (más de 850 funciones) y se reproducirá en la capital española tal cual se hizo en Buenos Aires.
“Tenía la fantasía y el deseo de poder hacerla alguna vez en España –concluye–. Va a ser todo exactamente igual. Va a estar Campanella dirigiendo y Luis Brandoni me va a acompañar. Tal vez cambiemos alguna mínima palabra para que los españoles entiendan mejor, pero todo lo demás va a ser igual”.