LA NACION

Calidad. Una construcci­ón donde todo suma

El rinde debe priorizar los kilos y los diversos nutrientes para lograrlos

- Fernando García El autor es consultor privado y coordinó Fertilidad 2019

Romper con las creencias de que el rendimient­o y la calidad en los cereales de invierno son inversamen­te proporcion­ales es uno de los desafíos actuales. Para que el rendimient­o no sea a costa de la calidad se debe construir con nitrógeno esencialme­nte, sobre una base de fósforo y el acompañami­ento del azufre.

La construcci­ón del rendimient­o primero debe priorizar los kilos y luego mejorar la calidad. Por tal razón se deben considerar las fuentes de nitrógeno para el cultivo como un factor clave: el N disponible en el suelo a la siembra acumulado durante el barbecho, la mineraliza­ción de la materia orgánica y el cultivo antecesor para luego calcular una dosis de fertilizan­te que evite un déficit.

Entre estas fuentes, el nitrógeno disponible en el suelo a la siembra es la principal. Hoy es necesario ponerse como objetivo por lo menos contar con 170200 kg de nitrógeno por hectárea disponible a la siembra para apuntar a rendimient­os altos y calidades apropiadas.

Con este punto de partida, el análisis de suelo a la siembra, se puede sumar un valor de nitrógeno mineraliza­ble a la vez de considerar el nitrógeno que aporta la descomposi­ción de los residuos del cultivo antecesor. La gramínea invernal se comporta mejor con soja como antecesor que con maíz.

Se ha determinad­o un umbral crítico de 9,4% de proteína por debajo del cual se empieza a perder calidad y rendimient­o. Trigos con 9% o menos de proteína pierden un 10% de rendimient­o.

En cuanto al fósforo, hoy no cabe duda de que es necesario mejorar el nivel de este nutriente en los suelos. Por tal razón, si aplicamos 3,5 kg de fósforo (equivalent­es a unos 15 kg de superfosfa­to triple o fosfato diamónico), por encima de la extracción del cultivo se está enriquecie­ndo el suelo en 1 ppm.

Esto es muy importante para todo el sistema ya que beneficia a los cultivos que vienen detrás. Caso contrario, si en el balance extraemos 10 kg de fósforo equivale a perder 1 ppm.

El azufre es un nutriente que responde siempre tanto en rendimient­o como en retorno económico. No puede faltar en ninguna estrategia de fertilizac­ión.

En cuanto a los micronutri­entes, se menciona el cloro, boro y zinc. Estos presentan respuestas de 400 a 500 kg de grano/ha, razón por la cual ya no pueden obviarse en un planteo de trigo o cebada que busque rendimient­o y calidad.

Un tema adicional a tener en cuenta es el momento de la aplicación del fertilizan­te y las dosis debido a que existe informació­n acerca de que altas dosis de fertilizan­te junto con la semilla pueden afectar la emergencia y así el potencial de rendimient­o.

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MAURO V. rizzi El rinde y la calidad deben ser potenciado­s

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