LA NACION

Sobre el cierre de la competenci­a, se lucieron los films de Bellocchio y Suleiman

Todos los pronóstico­s para la Palma de Oro, que se entregará mañana; brillaron Il traditore, sobre la vida sociopolít­ica italiana, además de It Must Be Heaven, una tragicomed­ia sobre la violencia

- Diego Batlle

CANNES.– Con dos notables películas como del italiano Marco Bellocchio, además de

de Elia Suleiman, cerró la competenci­a oficial de la 72ª edición del Festival de Cannes, que hoy conocerá Be Intermezzo, Heaven, Il traditore, Mektoub, My It (Sybil, Must Love: a los ganadores de la Palma de Oro y del resto de los premios. En el tramo final también se exhibieron dos representa­ntes francesas de Justine Triet, y

de Abdellatif Kechiche), que no despertaro­n demasiado entusiasmo.

De todas maneras, fue una muy buena la cosecha de este año con por lo menos la mitad de los 21 títulos en competenci­a consiguien­do una aprobación casi unánime por parte de los acreditado­s. El jurado presidido por el director mexicano Alejandro González Iñárritu deberá elegir entre varios favoritos: el que más suena es Pedro Almodóvar (por el excelente nivel de la muy personal

pero también por su trayectori­a y el hecho de que nunca ganó la Palma de Oro), aunque también Dolor gomera, y gloria, Parasite; La han deslumbrad­o el coreano Bong Joon-ho con el rumano Corneliu Porumboiu con y Quentin Tarantino con

Había una vez... en Hollywood, que bien podría quedarse con alguno de los premios más importante­s (el de mejor actor compartido por Brad Pitt y Leonardo Dicaprio sería un golpe maestro del marketing).

Por el lado del cine francés, que siempre recibe algún premio como país anfitrión, pero este año tuvo una participac­ión bastante decepciona­nte, la más elogiada fue de la jeune fille en feu, historia Portrait de época de Céline Sciamma, mientras que tampoco habría que descartar del palmarés a A Hidden Life, épica antibélica del estadounid­ense Terrence Malick ambientada en Austria y Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.

Con Il traditore, Marco Bellocchio consigue otra poderosa película a partir de hechos y personajes reales de la vida sociopolít­ica italiana. Tras

Buongiorno, notte, sobre el secuestro de Aldo Moro por parte de las Brigadas Rojas, y Vincere, sobre la amante secreta de Benito Mussolini, ahora reconstruy­e la historia de Tommaso Buscetta y el derrumbe de la Cosa Nostra con base en Palermo.

En Il traditore, su película más ambiciosa en por lo menos la última década (y, a nivel presupuest­ario, de toda su carrera), Bellocchio narra 20 años en la vida de Buscetta, uno de los primeros mafiosos sicilianos que ingresó como pentito (informante) del programa de protección de testigos que derivaron en juicios (el más

famoso el que impulsó el magistrado Giovanni Falcone) que llevaron a la cárcel a 366 integrante­s de la Cosa Nostra y tuvieron implicanci­as políticas que alcanzaron, entre otros, al todopodero­so Giulio Andreotti. Bellocchio empatiza con “el traidor”, pero no lo juzga, no lo convierte en héroe ni tampoco en víctima, sino que le otorga un alto grado de conciencia respecto de su accionar y sus efectos.

Epica, operística, italiana (siciliana) hasta la médula, Il traditore expone un capítulo importante de la historia de su país sin concesione­s, sin contemplac­iones y, al mismo tiempo, incursiona­ndo en el thriller judicial, en el melodrama familiar y en el cine de acción con absoluta naturalida­d, solidez y con un clasicismo narrativo que se disfruta y agradece.

Otro que brilló fue el palestino Elia Suleiman, al que los cinéfilos argentinos conocen por Crónica de una desaparici­ón, Intervenci­ón divina y El tiempo que queda. Este discípulo de Buster Keaton y Jacques Tati a la hora de trabajar el humor, pero también dueño de una acidez única como despiadado retratista de la realidad sociopolít­ica en Medio Oriente, ofrece en It Must Be Heaven una mirada tragicómic­a sobre la violencia, la incomprens­ión, las contradicc­iones, los contrasent­idos y las paradojas en su tierra y en otros lugares del planeta (transcurre no solo en su ciudad de Nazareth, sino también en París y en Nueva York). “En mis películas anteriores traté de presentar a Palestina como un microcosmo­s dentro del mundo; En

It Must Be Heaven, por el contrario, intenté mostrar al mundo como si fuese el microcosmo­s de Palestina”, explicó.

Suleiman está casi siempre en pantalla, pero prácticame­nte no habla (solo le dice “Soy palestino” a un taxista neoyorquin­o). Se limita a observar (atribulado, sorprendid­o) las situacione­s que ocurren a su alrededor (dominadas por la violencia callejera, la represión policial, el control excesivo sobre el ciudadano, el accionar de la burocracia e incluso los aspectos más desoladore­s de la industria del cine internacio­nal con el negocio de las coproducci­ones) y que luego él –ya en su faceta de guionista y director– trabaja con ese humor absurdo y asordinado que son su marca de fábrica, su inimitable sello personal.

 ?? Fotos afp ?? It Must Be Heaven, del palestino Elia Suleiman
Fotos afp It Must Be Heaven, del palestino Elia Suleiman
 ??  ?? Marco Bellocchio con el actor Pierfrance­sco Favino
Marco Bellocchio con el actor Pierfrance­sco Favino
 ??  ?? Il traditore, de Marco Bellocchio
Il traditore, de Marco Bellocchio

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina