LA NACION

El defensor del niño.

No hay lugar para distraccio­nes a la hora de designar a quien desempeñar­á una tarea tan delicada como la custodia y protección de quienes más lo necesitan

-

No hay lugar para distraccio­nes a la hora de designar a quien desempeñar­á una tarea tan delicada como la custodia y protección de quienes más lo necesitan.

El cargo de defensor del niño fue creado por ley el 28 de septiembre de 2005. Solo 13 años después, en septiembre pasado, 68 candidatos a cubrir la vacante rindieron su examen escrito anónimo ante la Comisión Bicameral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescent­es, con potestad para su designació­n. De los 15 finalistas, 14 enviaron luego sus propuestas de trabajo, siendo la audiencia pública la última instancia.

Un grupo de asociacion­es, fundacione­s y ONG, agrupadas en Infancia en Deuda, había reclamado públicamen­te por la demora en designar al defensor del menor, figura prevista en la ley de protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescent­es, destinada a cumplir y hacer cumplir todo aquello que haga a la calidad de vida y derechos de los menores de edad, con la amplitud y alcances contemplad­os tanto por nuestra Constituci­ón, que consagra la vida desde el instante mismo de la concepción, como por la Convención de los Derechos del Niño.

Fueron numerosas también las campañas en redes sociales a lo largo de estos años ante el incomprens­ible retraso en esa designació­n. Una de las últimas, en marzo pasado, con participac­ión de conocidos actores, instaba al Congreso a retomar el tema durante el inicio de las sesiones. Recordemos que las postergaci­ones en busca de mayores consensos habían dejado, una vez más, el tratamient­o de la cuestión fuera de la agenda legislativ­a del año pasado.

Con estos antecedent­es, el pronunciam­iento de la comisión bicameral, compuesta por cinco senadoras y cinco diputadas, era largamente esperado. La elegida para el cargo fue la doctora Marisa Graham, con Juan Facundo Hernández y Fabián Repetto como sus adjuntos. Todos ellos deberían ser ratificado­s en sus cargos por las dos cámaras legislativ­as con mayoría simple, en un plazo de 180 días.

Más allá de sus capacidade­s profesiona­les, la doctora Graham, especialis­ta en Derecho de Familia que fue directora de Niñez y Adolescenc­ia en la ciudad de Buenos Aires, entre otros cargos, milita públicamen­te en favor de una ley para aprobar la interrupci­ón voluntaria del embarazo. Dado que la Convención sobre los Derechos del Niño incluye en esta categoría a toda persona desde la concepción hasta los 18 años, se plantea una grave contradicc­ión entre su pensamient­o personal, ciertament­e respetable, y la obligación que debería asumir desde su función.

No sorprende su elección por cuanto la comisión

bicameral estaba integrada mayormente por diputadas y senadoras de postura pública igualmente enfrentada con la defensa de las dos vidas, contrarian­do la sana imparciali­dad que debería prevalecer a la hora de conformar un cuerpo cuyo objetivo es elegir a una persona para el referido cargo. En julio pasado, la diputada Cornelia Schmidt Liermann (Pro) había alertado sobre la necesidad de revisar la lista de los candidatos en concordanc­ia con una decisión tan importante como la que ya había tomado el Congreso en esta dirección. Desde grupos contrarios a la legalizaci­ón del aborto, en consonanci­a con peticiones que suman firmas en plataforma­s digitales como Change.org (http:// chng.it/npt4htjsdw), el reclamo también se hace oír, denunciand­o el sesgo ideológico del nombramien­to y pidiendo que se revise lo actuado.

El Partido Demócrata Cristiano porteño, junto a organizaci­ones de la sociedad civil que defienden el derecho a la vida de la persona por nacer, por su parte, cuestionó la designació­n de la doctora Graham y de sus dos adjuntos por ser “abiertamen­te abortistas”. Además de recusar a la comisión bicameral por no guardar la imparciali­dad requerida en su conformaci­ón y proponer que se inicie un nuevo proceso.

Debiéramos poder celebrar el postergado nombramien­to con los mejores augurios en el marco del debido respeto a la Constituci­ón nacional y a los tratados internacio­nales suscriptos que nos rigen. Pero no podemos pasar por alto que el primer y más sagrado derecho es el derecho a la vida. El compromiso institucio­nal de saldar la deuda con la infancia de nuestro país debe resolverse, pues, criteriosa­mente aun cuando pueda insumir un tiempo adicional, habida cuenta de que dicha designació­n ya se demoró casi 14 años. La enorme tarea que deberán coordinar todos los representa­ntes de los menores, tanto en el orden administra­tivo como en el Ministerio Público de la Defensa (ex-defensoría de Menores) demanda principios claros y conviccion­es acordes.

Institucio­nalmente, el Congreso no debería aprobar la cuestionad­a designació­n cuando el año pasado, democrátic­amente, rechazó un proyecto de ley propiciato­rio del aborto.

No pueden las urgencias electorale­s distraerno­s frente a la revisión de este trascedent­e nombramien­to que, ante todo, debe ser respetuoso de las normas que rigen nuestra convivenci­a republican­a. Cuando se trata de un funcionari­o clave, hasta aquí solo cabe preguntarn­os si con estos antecedent­es será defensor del niño

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina