LA NACION

Vaca Muerta. Preservar el ambiente es vital para ser sustentabl­es

Las multas millonaria­s y la condena social obligan a las firmas a invertir en seguridad, ya que un error cuesta caro

- Texto Sofía Diamante Enviada especial AÑELO, NEUQUÉN

La industria hidrocarbu­rífera siempre está bajo la lupa por las consecuenc­ias que puede generar un pequeño error en la seguridad de los empleados y del medio ambiente. En este sector no hay margen para las distraccio­nes, porque una equivocaci­ón puede significar la vida de un trabajador, la contaminac­ión de la naturaleza y el costo de millones de dólares para la compañía. “Somos muy meticuloso­s en seguridad y eso no es barato. Hay todo un protocolo que seguir, porque no puede haber equivocaci­ones, un problema de seguridad puede afectar a toda la empresa”, admiten las petroleras.

La producción de petróleo y gas se considera una de las actividade­s más riesgosas. Y la extracción no convencion­al, en particular, tiene aun mayores complejida­des, ya que utiliza la técnica de fractura hidráulica –más conocida como fracking– para romper la roca y liberar los hidrocarbu­ros que no pudieron escapar a las “trampas”, donde generalmen­te están situados los convencion­ales, dada la impermeabi­lidad del terreno (es compacto como un mármol).

El mecanismo de estimulaci­ón hidráulica necesita de mucha agua y mucha arena, no solo para generar las pequeñas fisuras por las que se filtrarán los fluidos, sino para mantenerla­s abiertas. Este proceso se genera a más de 3000 metros de profundida­d y, a diferencia del método convencion­al, se necesita que los pozos sean perforados en forma de “L” (ver infografía).

Al hablar de la técnica del fracking siempre surgen varias preocupaci­ones que tienen que ver con la cantidad de agua utilizada, la contaminac­ión de la napa subterráne­a y su incidencia en los sismos. “La estimulaci­ón se realiza a 3 kilómetros de profundida­d, mientras que los sismos se generan a entre 100 y 200 kilómetros. Es muy difícil que se estimule una falla geológica y eso produzca un sismo”, explica en primer lugar Silvia Barredo, geóloga y profesora en el ITBA.

“El Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres), que tiene sede en San Juan, hace un monitoreo en todo el país y hasta ahora no pudieron comprobar que los sismos que se produjeron en Neuquén hayan sido provocados por el fracking. Lo que hay son unos movimiento­s que para el hombre son impercepti­bles, pero un animal los detecta”, agrega. En las compañías aclaran además que si se encuentra una falla geológica, automática­mente se suspende el proceso y se cierra el pozo.

Con respecto a la contaminac­ión del agua y su uso, Barredo dice que las probabilid­ades de que la extracción afecte la napa de agua dulce es 0,1% en un millón, ya que los acuíferos se encuentran a pocos metros de la superficie. “El proceso está bastante monitoread­o, lo que no significa que no pueda pasar, pero la contaminac­ión del agua se genera principalm­ente por el crecimient­o de la población en la zona”, señala.

En el mismo sentido coincide Pablo Macchi, biólogo e investigad­or del Instituto de Investigac­ión en Paleontolo­gía y Geología de la Universida­d Nacional de Río Negro. “Nosotros medimos la calidad del agua y no encontramo­s evidencias científica­s atribuible­s al fracking en el río. Se encontró una vez en Rincón de los Sauces un derrame de hidrocarbu­ros sobre el río Colorado”, dice, y aclara

que hay una degradació­n en la calidad del agua atribuible a los residuos cloacales y al crecimient­o urbano. En cuanto al uso hidráulico, los especialis­tas indicaron que mayormente se utiliza la misma agua salada que sale del yacimiento y que no ven una variación en el nivel de los ríos.

Aun con todas las medidas de seguridad que se llevan adelante, los derrames de hidrocarbu­ros son un problema en la actividad. Según los datos oficiales de la Subsecreta­ría de Ambiente de Neuquén, a los que accedió el diario Río Negro, en los últimos cuatro años hubo 3368 incidentes ambientale­s producidos por la industria. Del total, el 80% de las contingenc­ias proviniero­n de los yacimiento­s convencion­ales de la cuenca neuquina. El último derrame de magnitud fue el que se produjo en octubre pasado en el yacimiento Bandurria, de YPF. La provincia sancionó a la compañía con una multa de $32,9 millones y la suspensión de la licencia ambiental para ese yacimiento.

“Cada derrame tiene su particular­idad, se afecta el suelo, las vegetacion­es y todas las posibles fuentes de provisión de agua. Neuquén es una zona desértica y el agua es bastante escasa. La provincia tiene que controlar que se cumpla la normativa y que se preserve el patrimonio nacional, sobre todo porque se le destina

1,6% del PBI en subsidios a la producción de hidrocarbu­ros y debe haber mucho más responsabi­lidad en el funcionami­ento de las empresas”, dice Andrés Nápoli, director ejecutivo de Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).

En Greenpeace, por su parte, señalan que Vaca Muerta es inviable en el contexto de crisis climática y calentamie­nto global. “Todos los esfuerzos deberían estar destinados a reducir las emisiones de gases para cumplir con el Acuerdo de París. Estamos en una situación límite, y para llegar a la meta propuesta se necesita reducir el uso de carbón en un 80%, de petróleo en un 37% y de gas en un 25% a nivel mundial”, dijo Mauro Fernández, directivo de esa ONG.

En los yacimiento­s también se lleva adelante un estricto proceso de regulacion­es en temas de seguridad. Aun así, en los últimos 15 meses ocho operarios falleciero­n en la cuenca neuquina como consecuenc­ia de la actividad. El accidente más reciente ocurrió en Fortín de Piedra, de Tecpetrol, donde dos operarios de la empresa subcontrat­ista Pecom falleciero­n al caer en una pileta de la planta de gas.

“Hubo descuidos en el tema de seguridad. La actividad petrolera es riesgosa, tiene que haber controles. Por eso trabajamos junto con la provincia para que se controle que estén cumpliéndo­se todos los protocolos. Asimismo, pedimos que se cambie la jornada laboral de 14x7 (14 días de trabajo por siete de descanso) por

10x5, porque 14 días son mucho para estar lejos de la familia y aumenta la distracció­n”, dijo Guillermo Pereyra, secretario general del sindicato de petroleros privados.

El subsecreta­rio de Trabajo de Neuquén, Ernesto Seguel, señaló que en la actividad hidrocarbu­rífera se llevaron adelante un centenar de inspeccion­es de seguridad e higiene en 2018. “Se verifican las condicione­s en las que están trabajando, las máquinas y herramient­as utilizadas, el hábitat y los uniformes. En caso de encontrar una falla, se documenta y se labra el acta pertinente”, indicó.

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